bilbao - ¿Cómo está el PNV en Navarra? ¿La participación de Ayerdi y Solana en el Gobierno le da la visibilidad que necesitaba?

-El PNV está contribuyendo al cambio desde la coalición Geroa Bai. El cuatripartito ha demostrado una capacidad de gestión y entendimiento entre diferentes que es una seña del PNV. El papel que está jugando es fundamental.

¿La apuesta del PNV por Geroa Bai es a largo plazo y está consolidada?

-Sí, es una apuesta que parte de 2011. Fue consecuencia de la ruptura de Nafarroa Bai. EA se posicionó dentro de EH Bildu, y el PNV entiende que existe todo un espectro de gente vasquista e independiente al margen de EH Bildu. Una encuesta marca que, bajo el liderazgo de Barkos, Geroa Bai es una marca política que se ha consolidado. Es una apuesta a largo plazo.

¿Cómo lleva que el PNV gobierne con Bildu, Podemos y la izquierda en Navarra; con el PSE en el Gobierno Vasco; y que pacte con el PP en Madrid? ¿Es coherente?

-Pactar con diferentes es la seña de identidad del PNV. En Navarra, se da una circunstancia concreta: hay una serie de sectores abertzales progresistas que han estado excluidos de las instituciones forales por el trío UPN-PP-PSN a lo largo de 40 años, y esos sectores se han unido.

¿Ésa es la singularidad que ha permitido que en Navarra sí pueda haber un pacto entre el PNV y EH Bildu, y aquí no?

-Ése es un factor importante. Hay una serie de sectores que consideran que es necesaria una regeneración y hacer política desde la pluralidad. Se han juntado Izquierda-Ezkerra, Podemos, EH Bildu y Geroa Bai para demostrar que los sectores excluidos son capaces de gobernar y de hacerlo de otra manera.

¿Le gustaría que EH Bildu hiciera una oposición más constructiva al Gobierno Vasco?

-Cada formación tiene que hacer sus reflexiones sobre la política que lleva en cada territorio. La normalización implica también la necesidad de que cada fuerza política se vaya resituando, y siempre he sido partidario de una colaboración entre los sectores abertzales y progresistas en todos los niveles.

¿El Gobierno navarro también tiene la expectativa de pactar con Madrid sobre el Convenio y las leyes recurridas?

-El Gobierno de Navarra en ningún momento ha demostrado que no tenga voluntad de acordar. El problema es que en los últimos años ha habido una actitud por parte del Gobierno español absolutamente cerrada al acuerdo.

¿Han recibido alguna señal de Madrid de que se pueda llegar a un acuerdo similar a los alcanzados por el PNV en el Gobierno Vasco?

-Hay varios frentes de conversaciones. Uno, sobre las 17 leyes forales recurridas, y ahí se han visto pocos avances. El otro es la aportación que hace Navarra al Estado dentro de su régimen fiscal especial, el Convenio Económico. Que haya habido un acuerdo en la Comunidad Autónoma del País Vasco puede hacer pensar que, por las similitudes entre su Concierto y el Convenio, pueda haber un acuerdo con respecto a Navarra. Nuestra aportación al Estado está sin actualizar desde 2015. Hay conversaciones en marcha y avanzan satisfactoriamente. Navarra cree que su aportación al Estado debe ser menor.

¿Las conversaciones van a generar un problema de gestión interna en el cuatripartito con Bildu y Podemos, que pueden decir que el PP de Rajoy está salpicado por la corrupción?

-No debería. Hay que diferenciar ámbitos. Una cosa es quién está al frente del Gobierno del Estado en este momento, el PP, un partido que no nos gusta y con un déficit ético importante; y otra cosa es el Gobierno del Estado como institución. El Convenio Económico sería un acuerdo entre instituciones, y es fundamental que se produzca. De eso es consciente no solo el cuatripartito, sino todo el Parlamento, que el año pasado apoyó una resolución por unanimidad.

El Gobierno navarro ha llegado al ecuador de la legislatura. ¿Qué ha sido lo mejor y en qué cree que deberían mejorar?

-Lo mejor es que cuatro fuerzas tan diferentes se han puesto de acuerdo para gobernar de otra manera. Ha supuesto priorizar la inversión en lo social, después de unos años de UPN caracterizados por políticas centradas en las grandes infraestructuras. Se ha aprobado una reforma fiscal que ha supuesto generar recursos para otro tipo de políticas sociales. En los Presupuestos de 2016 y 2017, más del 50% es gasto social. Y se gobierna desde el respeto a la pluralidad. Hay diferentes sentimientos de identidad; y dos idiomas, uno de ellos propio, el euskera, que hay que fomentar. En cuanto a los puntos que mejorar, el año pasado se establecieron unos mecanismos de coordinación. Se han implantado las medidas este año y han dado buen resultado.

¿Es difícil la convivencia en el cuatripartito?

-Exige un esfuerzo permanente por el acuerdo. El papel del PNV y Geroa Bai está siendo decisivo. Ha habido cuestiones que han tenido mayor repercusión pública, como el desacuerdo en los ritmos de devolución de la paga extra suprimida en su momento por Barcina, y entre los cuatro fuimos capaces de superarlo. También en los momentos de negociación presupuestaria hay dimes y diretes. Aunque supone un esfuerzo, al final los resultados son más plurales y sintonizan mejor con el interés social.

¿Y las discrepancias sobre el tren de altas prestaciones? ¿Están resueltas o pueden causar retrasos en la llegada de ese tren a Navarra?

-Hay un acuerdo de mínimos que luego sí puede tener un margen de interpretación por cada uno de los socios. El acuerdo es que Navarra no puede quedarse al margen en el transporte ferroviario de media y larga distancia del corredor cantábrico-mediterráneo, y es necesario articular una solución con estándares internacionales, con ancho de vía internacional y con transporte mixto de pasajeros y mercancías. El convenio anterior con el Estado solo contemplaba la ejecución de un tramo aislado, el tren de ningún sitio a ninguna parte. Pedimos un planteamiento global y una conexión con la Y vasca. La discusión entre los socios del cuatripartito está en si se hace a través de un convenio con el Estado o no. En Geroa Bai queremos un convenio, porque la otra solución es que el Estado actúe unilateralmente, ya que es su competencia.

¿La llegada de Pedro Sánchez al PSOE y el último congreso del PSN, donde se ha apostado por un alejamiento de UPN, abren la expectativa de llegar a acuerdos?

-La reelegida secretaria general del PSN, María Chivite, ha hecho declaraciones que suenan muy bien, en el sentido de que no van a volver a propiciar gobiernos de derechas en Navarra pero, por encima de las palabras, hay que demostrarlo con hechos. El PSN no tuvo voluntad de incorporarse al acuerdo programático hace dos años, y tampoco a la hora de aprobar las medidas más importantes de calado social, como la Renta de Garantía de Ingresos, cuestiones sobre vivienda o los Presupuestos. Se ha situado donde siempre, junto al PP y UPN.

¿La prueba de fuego serán los Presupuestos?

-Puede ser una prueba para ver la voluntad del PSN.

¿La moción de censura en Viana le hace albergar esperanzas?

-Viana es uno de los pocos feudos que le quedaban a UPN. En verano de 2015 no fueron capaces Podemos, Geroa Bai, PSN y EH Bildu de acordar ninguna alternativa. Ahora se ha alcanzado un preacuerdo entre Geroa Bai, Podemos y PSN, y en agosto habrá un cambio de Alcaldía con una alcaldesa del PSN. Puede ser un momento de iniciar otro tipo de relaciones de cara al futuro, aunque sea a nivel municipal.

¿Con UPN es imposible reconducir las relaciones en el Parlamento navarro?

-Tiene una crisis de liderazgo. Su actual presidente, Javier Esparza, está acuciado por problemas del pasado relacionados con su gestión como consejero, como la planta de Ultzama; y, en general, creo que no han digerido que hay un gobierno en las antípodas de UPN. Están en un momento interno complicado, y lo intentan tapar con la confrontación identitaria.

¿Fue legal colocar la ikurriña en el Ayuntamiento de Iruñea en los Sanfermines?

-La Alcaldía tiene un informe jurídico en base al cual entendía que, derogada la Ley de Símbolos por el Parlamento navarro, cabía la posibilidad de colocarla en el txupinazo. Ha habido una reacción por parte de la Delegación del Gobierno español, y dirimirán los tribunales. Al margen de esto, consideramos que no tenía ningún sentido la ley de 2003 porque prohibía que en determinadas localidades, donde hubiera un sentimiento mayoritario, pueda haber símbolos como la ikurriña, además de las banderas oficiales. Derogada la Ley de Símbolos, hay que intentar llegar a un texto más inclusivo.

¿No teme que se utilice para decir que el cambio navarro se centra en lo identitario?

-Se está utilizando, pero la gente cada vez es más consciente de que estas cuestiones no son las prioridades. Pero también hay que ir haciendo estas políticas de pluralidad.

Usted fue alcalde de Altsasu. ¿Hay un clima de hostigamiento a la Guardia Civil como se dice en la investigación sobre la agresión por parte de unos jóvenes?

-Donde se ve que algo falla es cuando esos hechos no son considerados igual en Altsasu que en Plasencia, Murgia o Zamora donde, como mucho, ante episodios similares, se ha hablado de lesiones o de agresión a la autoridad. Ha habido una sobreexposición mediática y una utilización por parte de algunos sectores para darle una entidad que no tenía, hasta encontrarnos con que se está hablando de actos terroristas y de peticiones del fiscal equiparables a las de los asesinos de Miguel Ángel Blanco. Todos los hechos violentos son condenables y esta agresión lo es, pero se ha perdido la medida.

Usted dijo que la Justicia española es una vergüenza internacional. ¿A qué se refiere? ¿Ve intereses políticos?

-Hemos visto muchos casos en los que se ha enmendado la plana a la Justicia española desde instancias internacionales. Algunos europarlamentarios han puesto ya en cuestión si se está salvaguardando la Carta Europea de Derechos Fundamentales. Es muy posible que esto no tenga ningún pase fuera del Estado español. ¿Esto puede ser consecuencia de la politización? Sí, creo que hay determinados sectores interesados en darle a esto una entidad que no tiene.

El Parlamento Vasco trabaja en un nuevo estatus de autogobierno. ¿En Navarra se dan las condiciones para abordar el debate?

-En Navarra, en el acuerdo programático se acordó que, en primer lugar, hay que finalizar el capítulo de transferencias pendientes. Ésa es la prioridad para esta legislatura y se ha activado la Junta de Transferencias. Ahora se está en un debate sobre la Policía foral. Tanto Euskadi como Catalunya están más avanzadas que Navarra. Buscamos una Policía integral que asuma todas las funciones que el Amejoramiento le permite. La consecuencia de eso sería ir a un repliegue del resto de cuerpos que están en la comunidad foral. ¿Que a partir de ahí se suscite un debate sobre la reforma del estatus? Es posible. En Navarra la Lorafna no fue votada, no hubo referéndum.

¿En Navarra hay una urgencia social para convocar una consulta de anexión a la Comunidad Autónoma Vasca?

-Entiendo que no. Las prioridades no van por ahí, sino por desarrollar al máximo las potencialidades de la Lorafna porque hay todavía mucho camino que recorrer.

Entiendo que el proceso catalán no está teniendo mucho impacto en los discursos en Navarra, tampoco en el de EH Bildu.

-En este momento, en Navarra se está en demostrar la capacidad de gobernar y esa es la prioridad.

¿Cómo ve el proceso catalán?

-Tenemos un Estado que no puede seguir persistiendo en el centralismo y el jacobinismo porque, si no, los problemas territoriales serán cada vez mayores. Hemos llegado a este punto porque no se han tomado en su día las decisiones más recomendables pero, sobre todo, en este caso por parte del Estado. Algo hay que hacer.