madrid - El PSOE cerró ayer su 39º Congreso Federal, un cónclave en el que Pedro Sánchez ha tenido libertad absoluta para hacer y deshacer en la elección de su Ejecutiva y los principales órganos del partido. Los barones que respaldaron a la presidenta andaluza, Susana Díaz, decidieron ponerse de perfil y evitar un conflicto en el que tenían poco que ganar y mucho que perder: no contaban con una mayoría potente para hacer valer su criterio, y en esas condiciones la batalla solo hubiera servido para generar ruido en un partido que busca la paz interna tras meses de enfrentamiento. La propia Díaz renunció a negociar con Sánchez para que incorporase a sus afines en los órganos del partido. Prefirió dejarlo correr. Como resultado, Sánchez va a contar con amplios poderes en la formación, sin apenas voces críticas y sin barones en la ejecutiva que actúen como contrapeso y provoquen otra revuelta como la del 1 de octubre.
Tanto la Ejecutiva del PSOE como el Comité Federal fueron respaldados por cifras que rondaron el 70% de los delegados socialistas, mientras el 30% votó en blanco. En las primarias, Díaz fue apoyada por el 39,9%, un porcentaje superior pero similar a este voto en blanco. La noche anterior, la delegación andaluza había protagonizado una desbandada antes de votar las ponencias programáticas del partido. Este boicot fue, en cualquier caso, silencioso. Ayer solo se escucharon voces críticas minoritarias, mientras que la propia Díaz aseguraba que había votado la ejecutiva de su “compañero Pedro”, y barones afines como el aragonés Javier Lambán y el extremeño Guillermo Fernández Vara opinaban que Sánchez tiene todo el derecho a rodearse de un equipo de su máxima confianza.
Sánchez ha conformado una ejecutiva con 49 miembros y solo dos gestos de integración: el exlehendakari Patxi López, uno de sus dos rivales en las primarias, será el nuevo encargado del modelo federal; y el susanista Vara presidirá las reuniones del Consejo de Política Federal que agrupa a los barones. El resto son personas de su máxima confianza y miembros de su candidatura a las primarias, como el nuevo secretario de Organización, José Luis Ábalos; y la vicesecretaria, Adriana Lastra. También destaca el vasco Odón Elorza, encargado de las cuestiones de transparencia y participación. Este equipo obtuvo ayer un respaldo del 70,5% (674 votos favor, 274 en blanco y 8 nulos). Es el menor en veinte años, y hay que remontarse al equipo de Joaquín Almunia para hallar datos similares.
En cuanto al Comité Federal, un órgano más amplio donde habitualmente se producen más guiños a favor del consenso, Sánchez sí integró a referentes de Susana Díaz como su mano derecha en Andalucía, el secretario de Organización del PSOE-A, Juan Cornejo; o el exportavoz de la Gestora, Mario Jiménez. Sin embargo, estas incorporaciones no se produjeron en el marco de una negociación y se vieron acompañadas por ceses que incomodaron a los sectores próximos a la andaluza, como la salida del vasco Eduardo Madina, Elena Valenciano, José Blanco o el defenestrado portavoz del Congreso de los Diputados, Antonio Hernando.
Es más, las incorporaciones susanistas se vieron como algo casi obligado en un órgano amplio con 132 miembros en el que se daba por sentado que, sí o sí, tendría que haber algún afín a la andaluza. Del lado sanchista, entraron el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, y su otrora rival en las primarias José Antonio Pérez Tapias. La cuota vasca la representarán, entre otros, Rofolfo Ares, Iñaki Arriola y Begoña Gil. Isabel Celaá, por su parte, se mantendrá al frente de la Comisión de Garantías. Esta composición obtuvo un respaldo del 70%. De todos modos, este comité no va a tener plenos poderes y ya no es lo que era para el PSOE. La militancia va a tener la última palabra en las decisiones más determinantes, como los pactos de gobierno.
El entorno de la presidenta andaluza asume la victoria de Sánchez en las primarias, donde logró el 50,26% de los votos, frente al 39,9% de Díaz y el 9,84% de López. Sánchez ensanchó ayer esos apoyos en veinte puntos, como resultado de haber sumado el 10% del sector de López tras la integración del exlehendakari en su equipo de confianza, y algún apoyo más entre los sectores del susanismo que han plegado velas tras haber encontrado un acomodo para Vara.
Desde las primarias, el sector de Díaz ha renunciado a batallar por el reparto de delegados para el congreso que se ha celebrado estos días, lo que ha conducido a una representación respetuosa con el voto de la militancia y a un reparto de fuerzas en el cónclave favorable a Sánchez, lo que impedía cualquier rebelión. La calma ha venido propiciada también por los planteamientos ideológicos de Sánchez, que ha apostado por un Estado plurinacional respetuoso con la “soberanía española”, y que ha rebajado las expectativas de una moción de censura contra Rajoy. Los susanistas pasarán a un segundo plano y esperarán a que Sánchez tropiece.
respeto a sánchez A preguntas de los periodistas, Díaz anunció su voto a favor de la ejecutiva. “¡Cómo no voy a votar a mi Ejecutiva, que es la de mi partido!”, clamó, para añadir que su “compañero Pedro” tenía libertad absoluta para formar su equipo. Otro de sus principales apoyos, Javier Lambán, coincidió en que lo “razonable” es que Sánchez forme equipo “a su imagen y semejanza, sin que nadie fuera de su ámbito personal determine la decisión”. Vara respaldó a Sánchez y dijo que la cúpula está formada por “gente con muchas ganas de hacer cosas”. Las críticas llegaron de portavoces con menor renombre a nivel estatal. El portavoz en el Parlamento asturiano, Fernando Lastra, vio “exclusión y sectarismo”.