madrid - El secretario general electo del PSOE, Pedro Sánchez, prepara una “nueva estructura” de Ejecutiva Federal en la que no formará parte ningún barón territorial, aunque sí estarán integradas “todas las sensibilidades” del partido. Así lo explicó ayer Sánchez en una conversación informal con los periodistas en Ferraz. 72 horas después de las primarias, el nuevo líder del PSOE volvió a la sede socialista para conversar con los trabajadores y para ocupar el despacho que fue suyo hasta el pasado 1 de octubre, fecha en la que dimitió como secretario general, y que ha permanecido cerrado a lo largo de estos meses.

Pedro Sánchez aseguró que su idea es introducir cambios sustanciales, no solo de nombres, sino también de estructura en la próxima dirección federal del partido y para ello el criterio de selección será de valía y no de poder territorial. Tras asegurar que no tiene aún nombres en la cabeza, incidió en que “lo importante es la estructura de la Ejecutiva y luego ver qué perfiles se ajustan”, sin olvidar que la nueva dirección tiene que “reflejar el proyecto político” que han votado los militantes. Su intención es “reforzar las áreas y la coordinación de determinadas secretarías”, aseguró Sánchez, quien hizo hincapié en que habrá “unidad” e “integración” de personas que han estado en las candidaturas de Susana Díaz y Patxi López. Apuntó, además, que será una Ejecutiva paritaria -mismo número de hombres y mujeres- e intergeneracional, es decir, que todas las generaciones tendrán representación.

rebelión de los barones Así, la nueva Ejecutiva no tendrá nada que ver con la que conformó en 2014 tras vencer en las primarias a Eduardo Madina y a José Antonio Pérez Tapias. En aquel momento, 10 de los 38 integrantes de la Comisión Ejecutiva Federal (CEF) eran líderes territoriales del partido. Estaban al frente de una secretaría de área el riojano César Luena, el valenciano Ximo Puig, el navarro Roberto Jiménez, el canario José Miguel Pérez y Patxi López. Además, eran vocales los barones de Castilla-La Mancha (Emiliano García-Page), Galicia (José Ramón Gómez Besteiro), Cantabria (Eva Díaz), Baleares (Francina Armengol) y Madrid (Tomás Gómez). Además, Susana Díaz y Javier Fernández, presidente de la Gestora, eran miembros natos de la dirección por razón de su cargo. Por presidir, ella, el consejo de política federal -el que reúne a todos los barones autonómicos con el secretario general- y el asturiano , el consejo para la transición industrial y energética, que solo se reunió una vez para su constitución. Pero ni Díaz ni Fernández acudieron a ninguna cita de la Ejecutiva.

Fueron buena parte de estos barones territoriales los que encabezaron la revuelta que acabó con la dimisión de Sánchez en el Comité Federal del pasado 1 de octubre. La dimisión de 17 miembros de la Ejecutiva, entre ellos García-Page, Ximo Puig, el canario José Miguel Pérez o a la andaluza Micaela Navarro, presidenta del PSOE, obligó a convocar ese Comité Federal que acabó con la dimisión de Sánchez.

Ahora, en esta segunda etapa al frente del partido, Sánchez, que sabe que aún mantiene en su contra a muchos de los barones territoriales, prefiere no arriesgarse y por ello les resta poder ejecutivo en el partido.

Precisamente, uno de los barones que más frontalmente se ha opuesto a Pedro Sánchez, el presidente castellano-manchego Emiliano García-Page, reconoció ayer que el resultado de la votación del pasado domingo fue para él “adverso” -era uno de los principales apoyos de la candidatura de Susana Díaz- y, por ello, afirmó que su “propia decisión” de presentarse a la reelección como secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha dependerá de la “fotografía” y de “las políticas” que salgan adelante en el congreso de junio.

Ábalos, portavoz En este contexto, una de las primeras medidas adoptadas por Sánchez ha sido nombrar al valenciano José Luis Ábalos, uno de los “diputados del no” y hombre de su máxima confianza, portavoz provisional en el Congreso. Ábalos sustituirá a Antonio Hernando, que dimitió incluso antes de que se confirmara de forma oficial la victoria de Sánchez en las primarias. La marcha de Hernando, otrora aliado de Sánchez, fue un irse antes de que le echaran puesto que 48 horas antes de que los militantes eligieran a su nuevo secretario general, Sánchez anunció que si resultaba ganador una de las primeras medidas sería meter mano al grupo socialista en el Congreso, empezando por la sustitución de Hernando en la portavocía.

Algunas voces habían apuntado a que provisionalmente se encargara la portavocía a la secretaria general adjunta del grupo, Isabel Rodríguez, que en las primarias apoyó a Susana Díaz, pero la propia diputada castellano-manchega comentó que sería mejor una persona de confianza del nuevo líder del partido y recordó que Ábalos también estaba en la dirección del grupo.

Y es que, su pertenencia a la dirección del grupo parlamentario -era uno de los cinco secretarios adjuntos al secretario general, Miguel Ángel Heredia- ha pesado en la designación de Ábalos, cuyo papel para la victoria de Sánchez en las primarias ha sido clave. Secretario provincial del PSOE de Valencia, Ábalos no solo animó a Sánchez a que intentara recuperar las riendas del partido cuando a éste le flaquearon las fuerzas, sino que proporcionó estructura a su candidatura y contribuyó a que arrasara el pasado domingo en su tierra, con el doble de votos que Susana Díaz, a la que apoyaba el presidente valenciano, Ximo Puig.

Anterior dirección. Cuando ganó las primarias de 2014, Sánchez formó una Ejecutiva en la que había 10 barones territoriales. Algunos de ellos, como Ximo Puig o Emiliano García-Page, jugaron un papel fundamental en el golpe de mano que acabó con la dimisión de Sánchez como secretario general.

Paritaria. Ahora, la nueva dirección del PSOE, donde no estarán estos barones territoriales, será paritaria, con los mismos hombres que mujeres, e intergeneracional. Quiere, además, que estén representadas todas las sensibilidades del partido.

Delegados al Congreso. A tres semanas para el Congreso Federal, en todas las federaciones territoriales se trabaja para que la representación de delegados sea proporcional a los resultados que ofrecieron las primarias. Solo Susana Díaz se resiste a esta proporcionalidad en la delegación andaluza.