SANÁ. Los datos ofrecidos ayer por la Organización Mundial de la Salud (OMS) recogían 186 muertes confirmadas por el cólera y 14.000 pacientes con síntomas, entre ellos diarrea aguda, en las últimas tres semanas.
Unicef afirmó en su cuenta de Twitter que se ha producido un "aumento alarmante" de casos de cólera en el país árabe, que está en guerra desde finales de 2014.
Cerca de un tercio de los casos sospechosos, 5.500, y 29 muertes se concentran en la capital, que está bajo el control de los rebeldes hutíes, según dijo a Efe el portavoz del Ministerio de Sanidad del Ejecutivo de Saná, Abdelhakim al Qahlani.
La epidemia se ha extendido por 62 municipios en 15 provincias, donde viven cerca de tres millones de personas, y cada día se notifican cerca de 3.000 nuevos casos de pacientes con síntomas, según el portavoz.
La última epidemia de cólera en el país se registró entre los pasados meses de octubre y febrero, cuando se contabilizaron 143 muertos, pero entonces el brote se concentró únicamente en la localidad de Al Wehda.
Tanto el Gobierno rebelde como el leal al presidente Abdo Rabu Mansur Hadi, establecido en la ciudad costera de Adén (sur), han anunciado medidas para tratar de controlar el brote de cólera.
El coordinador de los asuntos humanitarios de la ONU en Saná, Jamie McGoldrick, afirmó este martes a Efe que "más del 50 % de los centros sanitarios en el Yemen no funcionan" a consecuencia de la guerra "por lo que no es de extrañar que el cólera se propague".
El conflicto yemení comenzó a finales de 2014 con el levantamiento de los rebeldes hutíes, de credo chií, contra el Gobierno del presidente Abdo Rabu Mansur Hadi.
En marzo de 2015 una coalición de países árabes, liderada por Arabia Saudí, entró en el conflicto a favor de Hadi y en contra de los hutíes, que cuentan con apoyo de Irán.
Debido a la guerra, el Yemen tiene un elevado riesgo de enfrentar una hambruna en los próximos meses, según la ONU, debido a la pérdida de las cosechas y por el bloqueo naval que ejerce la coalición árabe, con el apoyo de Estados Unidos, a los puertos controlados por los rebeldes.