bilbao - El PNV aclaró ayer que aún no ha llegado a un acuerdo con el Gobierno español para aprobar los Presupuestos estatales de este año, y que tampoco está cerca de hacerlo. Por lo tanto, no descarta presentar una enmienda a la totalidad, un paso que sería letal para el gabinete de Rajoy porque necesita el apoyo jeltzale para evitar que el proyecto vuelva al cajón. No obstante, el registro de la enmienda a la totalidad no sería un gesto definitivo e irreversible, sino que el propio PNV recuerda que puede retirarse ese veto justo antes de la votación si se encarrila un acuerdo. En ese caso, la función de la enmienda a la totalidad consistiría en añadir presión a las conversaciones. Sería una advertencia para rebajar el optimismo de Rajoy, pedirle que no cante victoria y abocarlo de alguna manera a presentar una oferta más ambiciosa.

El portavoz de los jeltzales en el Congreso de los diputados, Aitor Esteban, avisó ayer de que “no hay ningún acuerdo, ni muchísimo menos”. La advertencia llega en puertas de que la negociación entre en la fase decisiva, puesto que el viernes se aprobará el proyecto en el Consejo de Ministros, y de ahí en adelante Rajoy comenzará a trabajarse con mayor profundidad el respaldo del PNV. Tiene un mes para sentar las bases de un acuerdo con los jeltzales y evitar que registren una enmienda a la totalidad, porque el plazo para presentarlas finalizará en torno al 28 de abril. Rajoy necesita que no la presenten y, además, que voten en contra de las que registren otros grupos. El cálculo que tiene en mente consiste en provocar que las enmiendas caigan por el empate entre los votos a favor y los contrarios. Tiene que recabar 175 apoyos, y piensa en la suma de PP, Ciudadanos, Coalición Canaria y PNV. Para la tramitación de las enmiendas parciales y la votación final, necesitaría un voto más, que podría venir de Nueva Canarias. En función de cómo marchen las conversaciones, Nueva Canarias podría participar en el consenso en contra de las enmiendas a la totalidad.

Una enmienda a la totalidad del PNV descuadraría el planteamiento de Rajoy y dejaría en el alambre la aprobación de las Cuentas. El Gobierno español se vería abocado a presentar una oferta seductora para que los jeltzales retirasen su veto, porque las otras opciones de acuerdo no son realistas. Tendría que buscar apoyos en la bancada socialista, inmersa en un proceso de primarias y muy alejada de aprobar las Cuentas; o entre los catalanes, a quienes Rajoy lanzó ayer guiños en forma de inversiones en infraestructuras, si bien el acuerdo se antoja aún complicado porque los soberanistas no creen en su palabra y están centrados en el referéndum de independencia. Además, esos guiños de Rajoy se están produciendo en paralelo a la ofensiva judicial contra el procés y la próxima expulsión de Francesc Homs del Congreso de los diputados por su inhabilitación.

Esteban dijo ayer que la enmienda a la totalidad no se puede descartar, lo que supone un aviso a navegantes ante el clima de opinión que se ha generado dando por hecho el acuerdo. “No estamos cerca de apoyar unos Presupuestos. Al contrario, porque no hay acuerdo”, aclaró. El jeltzale no descartó que el PNV rechace los Presupuestos ni que los enmiende a la totalidad, aunque añadió que más adelante se podría retirar como parte de la estrategia negociadora. “Ya nos ha ocurrido en alguna ocasión, poner una enmienda a la totalidad que luego retiramos. Si no hay un acuerdo, evidentemente lo haremos”, explicó. Aunque admitió que están “negociando”, añadió que “desde hace ya tiempo no hay ninguna novedad efectiva”.

Las relaciones entre Rajoy y los jeltzales han mejorado en los últimos tiempos. Se ha abierto un canal de interlocución para abordar políticas sectoriales como el conflicto de los estibadores, y se han producido acercamientos relevantes en materia de infraestructuras, con un acuerdo sobre la Variante Sur Ferroviaria y un esbozo sobre el soterramiento del TAV. También hay movimientos para retirar los recursos contra las convocatorias de empleo número 25 y 26 de la Ertzaintza, y para garantizar que las tasas de reposición no afecten a las futuras OPE.

El ministro del Interior se ha comprometido a trasladar este asunto al Consejo de Ministros, aunque la última palabra la tiene el responsable de Hacienda, Cristóbal Montoro. Se antoja complicado que se produzca un acuerdo antes del viernes para que las tasas de reposición no aparezcan en el proyecto presupuestario, aunque se ha abierto una vía para trabajar y buscar soluciones. Otros asuntos siguen paralizados, y sigue sin haber acuerdo sobre los Presupuestos. Lo que no va a estar sobre la mesa es la política aplicada a los presos de ETA, porque el PNV no ve conveniente mezclar el alejamiento de los reclusos con las Cuentas, y tampoco el PP tiene intención de negociar sobre ello, sino que condiciona cualquier movimiento a la disolución de la organización.

rozando el acuerdo con rivera Las conversaciones con los jeltzales no están tan avanzadas como el pacto con Ciudadanos, que está casi cerrado y cuyas medidas van a figurar desde el primer momento en el proyecto que se aprobará el viernes. Albert Rivera esperó ayer que sea cuestión de horas. Quiere “con sus propios ojos” que el proyecto incorpore los 3.850 millones en políticas sociales y de empleo pactados con su formación. La otra vertiente del acuerdo implica que no se suban el IVA ni el IRPF, aunque sí habrá otros incrementos pactados hace meses por Rajoy con el socialismo, como el gravamen sobre las bebidas azucaradas y el impuesto medioambiental.

No obstante, el PSOE va a presentar una enmienda a la totalidad, al igual que Unidos Podemos y EH Bildu, tal y como confirmó ayer Oskar Matute. A juicio de la coalición abertzale, las Cuentas “caminan en la dirección contaria de lo que necesitan las mayorías”. El proyecto se aprobará el viernes y es probable que se presente en el Congreso el martes día 4. El registro de las enmiendas a la totalidad se cerrará en torno al día 28, y la votación final tendrá lugar a finales de mayo o principios de junio. La tramitación es larga para dar margen al consenso y a que las aguas socialistas se calmen.