GASTEIZ - La izquierda abertzale rebajó ayer las expectativas sobre la negociación presupuestaria con el Gobierno Vasco. Tras la reunión celebrada ayer con el equipo del consejero Pedro Azpiazu, EH Bildu alejó su apoyo a las Cuentas de este año asegurando que “no es fácil” que las respalde, y apuntando “muchos” y “grandes” escollos. Su valoración supone un giro en su posicionamiento tras haber apelado al acuerdo en las últimas semanas. Las fuentes de la coalición consultadas por este periódico atribuyeron su lectura del encuentro a que no tienen la sensación de que el consejero esté dispuesto a asumir sus condiciones, aunque se ha comprometido a estudiarlas, habrá otra reunión y EH Bildu también intentará apurar las opciones de diálogo. Lo que sí hizo ayer en público fue aclarar que no se va a conformar con un mero compromiso de abordar la reforma fiscal, sino que aspira a poner por escrito objetivos concretos y tasados.
Desde el Gobierno Vasco aclaran a este periódico que esa negociación fiscal es asunto de los partidos y las Juntas Generales de los tres territorios, y que no pueden realizar una oferta presupuestaria en base a una cuestión que no es de su competencia. PNV y PSE tenían pensado dedicar los primeros seis meses del año a analizar la fiscalidad vigente para determinar si es necesario acometer o no una reforma, lo que en principio no casa con los tiempos de EH Bildu, que obligarían a pactar o dejar muy encarrilada una reforma en el mes que queda hasta la votación definitiva de las Cuentas el 11 de abril. Aunque sea complicado, no se descarta que PNV y PSE puedan forzar las máquinas para acelerar la reflexión e impulsar una acción coordinada en las Juntas Generales. Los contactos presupuestarios están en una fase preliminar y todas las puertas están abiertas.
El PP, por su parte, siguió ofreciéndose al Gobierno Vasco, y ayer le fijó como condición para el acuerdo que en la reunión de hoy tome la “decisión política” de elegir entre los populares o la izquierda para negociar el proyecto. Sin embargo, tampoco es un requisito menor porque el Ejecutivo conformado por los jeltzales y los socialistas aspira a sellar acuerdos amplios y rechaza las aspiraciones de exclusividad planteadas por algunos grupos. En términos puramente matemáticos, le basta con que uno solo de los grupos de la oposición se abstenga. No parece que vaya a ser Elkarrekin Podemos, con quien se reunió ayer el consejero y que plantea una subida de impuestos inmediata simplificando los procedimientos habituales. En concreto, plantea aprovechar un resquicio legal que faculta al Parlamento a aprobar modificaciones fiscales en situaciones de emergencia, como sucedió en las inundaciones de 1983. Pide subidas de impuestos sobre las grandes herencias, el juego, la compra de segundas viviendas y las rentas de capital, entre otros puntos. Todo ello reportaría 215 millones adicionales en el capítulo de ingresos. También exige una reducción en los altos cargos del Gobierno. La respuesta del Ejecutivo vasco fue sintomática: si el comunicado para valorar la cita con Bildu fue muy aséptico, en el caso de Podemos añadió que “se consideran complicadas de abordar” sus propuestas, aunque el departamento las va a valorar y trasladará su análisis al partido morado. La cita se produjo a las 16.30 horas, y vino precedida de una rueda de prensa matinal de Lander Martínez registrando una proposición de ley con sus iniciativas fiscales. El turno del PP llegará hoy al mediodía, cuando Nerea Llanos, Borja Sémper y Antón Damborenea pedirán a Azpiazu que “tome una decisión política” y decida con quién pacta, tal y como aseguró ayer Alfonso Alonso.
la reforma de eh bildu Tras algunos contactos oficiosos en sede parlamentaria, el consejero arrancó ayer la ronda con EH Bildu a las 12.00 horas. La coalición opinó que “el Gobierno Vasco tiene que corregir muchas cosas” si quiere su voto. “No es fácil que podamos apoyar estos Presupuestos porque habría que superar muchos escollos que por el momento son grandes; hay mucho que corregir para que respondan a las necesidades reales de la gente”, dijeron. También pidieron una reforma fiscal, con una hoja de ruta clara en cuanto a plazos y objetivos.
Fuentes de la coalición admiten que no tendrá efectos en las Cuentas de este año, y quizás tampoco en las del próximo, pero piden dejarla encarrilada en las próximas semanas pactando los objetivos, entre los que se encuentran retocar el Impuesto de Sociedades y el IRPF, y afinar en la persecución del fraude. En el campo del gasto, proponen seis ejes que abarcan desde la creación de empleo en sanidad y educación hasta un plan para los 70.000 parados de larga duración. Su delegación la conformaron Maddalen Iriarte, Miren Larrion, Leire Pinedo e Iker Casanova.