gasteiz - El secretario de Paz y Convivencia sigue dando vueltas a la manera de facilitar el desarme de ETA ante los vaivenes que este proceso está registrando y la indecisión de la organización armada sobre si quiere la participación del Gobierno Vasco. Jonan Fernández sigue buscando la fórmula pero lanza un aviso a los navegantes: “que lo hagan de la manera que tenga que ser, pero que lo hagan ya”.

¿Es el de los presos de ETA el nudo gordiano que puede desatascar el resto de los problemas como desarme o disolución de la banda armada?

-No sé si es el mecanismo de causa-efecto. Lo que está claro es que hay tres nudos o bloqueos que están muy interrelacionados: el desarme-disolución de ETA, la lectura crítica del pasado y una nueva política penitenciaria. Un proceso de desarme y disolución de ETA y una reflexión crítica de la vulneración de derechos humanos provocados por ETA tendría una incidencia importantísima y directa en el cambio de la política penitenciaria. El desarrollo de una reflexión crítica sobre el pasado estaría ofreciendo el cumplimiento de alguno de los requisitos legales para el cambio de la política penitenciaria como es el requisito del repudio de la violencia. Al mismo tiempo, el acercamiento de los presos sería un elemento facilitador de otros pasos. Así pues, todo está muy interrelacionado.

¿Aprecia alguna posibilidad de que el Gobierno de Rajoy flexibilice su política penitenciaria?

-Hay que trabajar con esa hipótesis, porque es de sentido común, porque es legal y porque empiezan a haber autos y sentencias del Tribunal Supremo e incluso de la Audiencia Nacional que están ya señalando la necesidad de interpretar la política penitenciaria conforme al contexto en el que que debe aplicarse esa política. Es evidente que el contexto actual y el de hace siete años no es el mismo.

¿Cree que este tipo de resoluciones judiciales pueden actuar de palanca para que el Gobierno de Rajoy varíe su política con los presos de ETA?

-Tengo la esperanza de que haya una racionalización para que se adapte la política penitenciaria al momento actual.

Aboga por una política de reinserción, pero ¿en qué términos?

-La pasada legislatura en el programa Hitzeman dejamos escrito un documento que puede servir de base para un decreto orientado a la reinserción y la resocialización de personas presas. Desarrolla el concepto de justicia restaurativa aplicado al caso vasco. El punto de partida es certificar itinerarios de reinserción y resocialización de las personas presas que conlleven algún tipo de distanciamiento crítico con respeto al delito cometido y que vayan acompañados de un apoyo institucional y social al proceso de resocialización.

¿Cree que los presos de ETA están dispuestos a compartir esta fórmula?

-Es algo que con el paso del tiempo va a madurar. Si uno se sitúa en la realidad, no hay otra salida. El tiempo cumple una función maduradora de las posiciones.

Han pasado cinco años del anuncio de final de la violencia de ETA, pero ni se ha desarmado ni se ha disuelto.

-Creo que se ha perdido tiempo. El proceso de desarme era muy importante que se hubiera desarrollado ya todo lo que fuese posible. Pero mirando al futuro hay que pensar que 2017 tiene que ser un año definitivo para el desarme. Mientras no se produzca el desarme, incondicional definitivo y completo, ese es un factor que desde el punto simbólico, pero también en lo fáctico, bloquea muchas cuestiones. Espero que este año eso se culmine, que se produzca de la manera que tenga que ser pero que lo hagan ya.

¿Tiene la sociedad civil que intervenir en este desarme, como ocurrió en Luhuso?

La posición del Gobierno Vasco es conocida. Hay una propuesta que sigue vigente pero estamos en un momento en el que vistas las reticencias por parte de ETA a esa predisposición del Gobierno Vasco, no vamos a empeñarnos en que acepten nuestra propuesta. Ellos verán cuál es la vía que quieren seguir. Lo que se haga tiene que ser serio, verificable, definitivo e incondicional. Que en ese proceso quieren contar con las instituciones vascas, estaremos dispuestos; que quieren desarrollar otra vía, ellos verán.

¿La vía de ‘los tres de Luhuso’ ofrece garantías suficientes?

-Solo por esa vía es difícil que se puedan articular todas las garantías necesarias para un proceso de esas características. Si es algo rápido, serio, verificable e incondicional, bienvenido será el desarme.

¿Esa vía desplaza a las instituciones y a los verificadores internacionales?

-No lo sabemos, porque en esta materia se producen cambios de guion constantemente. Lo que en un momento determinado se proyecta por parte del Foro Social, al siguiente trimestre se modifica. Hay un cierto hastío por parte del Gobierno Vasco en esta materia. Si hay que colaborar, se hará siempre bajo unas condiciones establecidas en el acuerdo de gobierno entre PNV y PSE y si se opta por otra vía que se haga pero que se haga bien.

¿Han quedado anulados los verificadores internacionales con la intervención de los ‘tres de Luhuso’?

-Creo que no. Un proceso que no cuente con algún tipo de cobertura internacional para certificar la verificación, seguramente cojeará.

¿Es posible el desarme sin la participación del Gobierno español?

-Es difícil pero también hay cosas que se pueden hacer que tendrían efectos muy importantes. También ha habido cosas que se podrían haber hecho hace mucho tiempo, que no se han hecho todavía y que hubieran cambiado completamente el debate sobre el desarme.

Por ejemplo...

-Desde febrero de 2014 estamos esperando por parte de ETA un comunicado prometido que nunca ha llegado, a través de agentes internacionales. En ese comunicado ETA iba a declarar en tres líneas que su voluntad de desarme era completa, incondicional, definitiva e irreversible. Un comunicado de esas características hubiera tenido efectos importantes. Otra posiblidad es que ETA viene diciendo que sabe que alguno de sus zulos están localizados por parte de la policía. Hubiera sido un gesto unilateral de buena voluntad dar a conocer la geolocalización al menos de esos zulos. Eso tampoco se ha hecho, aunque este Gobierno Vasco se lo ha requerido reiteradamente. En esta materia vamos con retraso y es deseable que el Gobierno español colabore en un proceso de final ordenado que implica un desarme ordenado.

¿Ante quién habría de desarmarse ETA? ¿Ante la Ertzaintza? ¿Los verificadores? ¿La Guardia Civil?

-Caben diferentes posibilidades y no es necesario priorizar una u otra. El resultado final de un proceso de desarme tiene que conducir a garantizar por cualquier vía oficial que hay unas armas que están controladas y fuera de uso.

¿El desarme es un gesto hacia la disolución o primero tiene que disolverse y luego se arregla lo demás?

-El desarme tiene que ser un proceso que muestre la voluntad de disolución o desaparición. Esa es nuestra idea.

¿Con eso bastaría para dar por disuelta a ETA o precisaría además de un comunicado u otro gesto?

-Un final ordenado de la violencia es un proceso en el que el desarme y la disolución tienen un componente de voluntariedad. La decisión voluntariamente adoptada de desarmarse y disolverse ofrece mayores garantías ante cualquier riesgo de rebrote.

Recientemente el lehendakari y usted se han reunido en Roma con el secretario de Estado del Vaticano. ¿Buscan el apoyo de la Iglesia para que proyecte su influencia sobre el Gobierno español de cara al final de ETA?

-El viaje no tenía ese objeto ni el desarrollo de la visita tuvo ese contenido. El viaje tenía un objeto centrado principalmente en la cuestión de los refugiados. Y además surgió en la visita todo lo relativo al fin de la violencia, la convivencia? pero no en el marco de que el Gobierno Vasco fuera a solicitar al Vaticano un apoyo directo para el problema vasco. Ni se planteó ni era el objeto de la visita.

¿Ha pedido en el Parlamento que EH Bildu haga una crítica expresa de la violencia de ETA?

-Este precepto ya está escrito y recogido tal cual en el Plan de Paz y Convivencia de hace cuatro años. Pero también dice más cosas, como que es fundamental atender todas las violencias y las violaciones de derechos humanos y a todas las víctimas, sin exclusiones ni equiparaciones. Además, tiene que haber valoraciones específicas de todos los bloques de violencia: la del GAL, el Batallón Vasco Español y grupos similares necesita su valoración específica; la violencia de motivación policial mal ejercida por parte del Estado precisa su propia valoración expresa; y también la violencia de ETA necesita la suya de forma expresa. La de ETA debe hacerse por su prolongación en el tiempo, porque ha contado con mucho apoyo social, porque ha generado muchas víctimas? No estamos pidiendo que se haga una valoración de la violencia de ETA como algo excepcional, pues lo excepcional sería no valorar expresamente lo que ha supuesto la violencia de ETA.