vitoria - Mariano Rajoy no termina de teclear el número de teléfono del lehendakari para concretar la fecha de su reunión. Factores externos e internos están retrasando una convocatoria que lleva varias semanas generando expectativas políticas e informativas de todo tipo por la incidencia que pudiera tener en el deshielo entre el PNV y el PP, en la solución de los asuntos pendientes de agenda vasca y en el consiguiente apoyo a los Presupuestos estatales. La cercanía del Congreso Nacional del PP, las novedades en torno al procés catalán y la indecisión del presidente español en la elaboración de los Presupuestos estatales están retrasando el cónclave.

Fuentes de Lehendakaritza consultadas por DNA aseguran que no han recibido ninguna comunicación de Rajoy. En primer lugar, asumen que esta semana no es muy propicia para que el mandatario haga un movimiento en esa dirección. Este viernes arranca el Congreso Nacional del PP, partido que lidera el propio Rajoy, y el presidente no va a arriesgar realizando gestiones políticas más allá de lo ordinario en puertas de ese cónclave. No quiere abrir ninguna polémica que empañe su reafirmación como líder del partido. Además, en las últimas horas ha tenido que capear a nivel interno con el descontento de los sectores más conservadores por el debate de la natalidad subrogada, y sigue perfilando el organigrama del partido, donde no ha llegado a aclarar si María Dolores de Cospedal seguirá como secretaria general, aunque se da por hecho.

Por otro lado, estos días también ha aumentado la tensión entre Madrid y Catalunya, con el juicio al expresident Mas por la consulta de 2014, las voces del soberanismo que han apostado por responder adelantando el referéndum de independencia a junio, y la amenaza estatal de pararlo todo suspendiendo la autonomía catalana. En ese escenario, parece haber quedado cubierto el cupo de asuntos espinosos para Rajoy en lo que va de semana.

Más allá de lo coyuntural, desde el Gobierno Vasco creen que existe un argumento de fondo más relevante para explicar la demora: la indefinición sobre los Presupuestos estatales. Rajoy anunció recientemente su intención de presentar el proyecto antes de que acabe el mes de marzo, pero no está claro que llegue a hacerlo y cada vez hay más voces que especulan con la prórroga presupuestaria, también en el entorno del grupo del PNV en el Congreso.

El presidente español no tiene claro que vaya a recabar los respaldos necesarios, y puede ser que no llegue siquiera a presentar un proyecto porque no quiere exponerse a una derrota parlamentaria, o a que su propuesta sea desfigurada por la oposición con enmiendas que acaben desnaturalizando su espíritu. Está lanzando alternativamente el anzuelo al PNV y al PSOE en sus declaraciones públicas porque no tiene nada amarrado con ninguno, sino solamente con Ciudadanos. En el entorno del lehendakari creen que está aplazando la reunión porque, al no tener claro si habrá Presupuestos, tampoco sabe qué enfoque debe dar al encuentro con Urkullu. Que haya o no negociación presupuestaria marcará la diferencia entre un encuentro más bien protocolario y de cortesía institucional, o una cita de tanteo en la que Rajoy tendría una actitud más proactiva buscando la sintonía con el lehendakari. “La reunión no será igual en un escenario u otro”, reconocen desde el Gobierno Vasco.

impulso político Desde que el presidente español perdiera su mayoría absoluta, se mantiene abierta una vía de interlocución a nivel técnico, entre consejerías y ministerios, para dialogar sobre las demandas vascas. Sin embargo, el éxito de ese canal está siendo desigual y es ahí donde emerge la reunión como posible vía para dar un impulso político a las conversaciones al más alto nivel. Aunque la lista de cuestiones pendientes es más extensa, los recursos contra las ofertas públicas de empleo de la Ertzain-tza y la ley que busca reparar los abusos policiales sufridos entre 1978 y 1999 son dos ejemplos de cuestiones en las que será necesario realizar ingeniería política. El clima se ha enrarecido en las últimas horas en otro debate que toca nervio ideológico: el número de efectivos de las fuerzas de seguridad estatales desplegados en suelo vasco.

El delegado del Gobierno español en suelo vasco, Javier de Andrés, ha apostado por reforzar esa plantilla, lo que tuvo ayer rápida respuesta por boca del portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, quien avisó de que esas declaraciones son una forma de “crear una polémica y alejar posiciones” en un momento en que se habla de deshielo. “Quiero pensar que ha sido cosecha propia del delegado del Gobierno y que no está implicado el Ministerio del Interior”, dijo. Hasta ahora, Euskadi y Madrid han salvado la Ley Municipal y la de contratación pública, pero no se ha evitado el recurso contra la Ley de Adicciones y se ha formalizado el conflicto judicial sobre la 26ª OPE de la Ertzaintza.

El PP maneja como hipótesis superar la votación de las enmiendas a la totalidad con la mitad del Congreso, es decir, con 175 escaños. Provocando tres veces un empate en ese trámite, decaerían automáticamente las enmiendas a la totalidad. Para sumar 175 apoyos, necesita a C’s, PNV y Coalición Canaria. Esa suma no sería suficiente para negociar las enmiendas parciales y superar la votación final, un trámite para el que tiene en mente cortejar a los socialistas. Los jeltzales solo entrarán a negociar si se pone fin a los recursos contra leyes vascas, se encarrila la negociación del Cupo y se da un impulso al tren de alta velocidad. Esteban dijo ayer que todavía no ha hablado con el Gobierno español porque “aún está deshojando la margarita” y no ha decidido si habrá prórroga o no. “El Gobierno tiene que tomar la iniciativa porque es su proyecto”, insistió.

las peticiones de urkullu El lehendakari, por su parte, trasladó por carta a Rajoy doce demandas que tiene pensado plantearle en la cita. Urkullu le envió esa misiva para negarse a acudir al foro de presidentes autonómicos y reclamarle, en cambio, un encuentro bilateral. Urkullu apostaba en esa carta por cumplir el Estatuto de Gernika, ensanchar el autogobierno a través del pacto, negociar el Cupo y actualizar el Concierto Económico concertando la recaudación de nuevos impuestos, propiciar el desarme verificado y completo de ETA, adecuar la política penitenciaria, profundizar en la convivencia, impulsar el acero vasco, remediar el alto coste energético que asume la industria vasca, reforzar la construcción naval, revitalizar los aeropuertos, abordar los problemas del sector pesquero y poner fin a los retrasos en las obras del tren de alta velocidad.

En un terreno más prosaico, la reunión tendrá un componente de cortesía y normal funcionamiento institucional, porque Rajoy lleva desde septiembre de 2014 sin recibir al lehendakari en Moncloa. En un contexto en que los populares están lanzando mensajes a favor del deshielo, se interpretó que la reunión tendría lugar más pronto que tarde y, en concreto, todas las cábalas apuntaban a que llegaría inmediatamente después de la conferencia de presidentes autonómicos del 17 de enero, una vez desbrozada la interlocución de Rajoy con las comunidades de régimen común y sentadas las bases de la reforma de la financiación autonómica.