Berlín - El hallazgo de las huellas dactilares del tunecino Anis Amri en la cabina del camión del atentado de Berlín consolida las sospechas de que es el autor del ataque y mantiene en máxima alerta a la Policía alemana, al seguir huido tres días después del mortal atropello. Tras hallarse documentación a su nombre en la cabina del vehículo, el ministro de Interior, Thomas de Maizière, consideró ya a Amri “con alta probabilidad” el autor del atentado, en el que murieron doce personas, mientras la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA) dictó una orden de prisión para el fugitivo. La canciller alemana, Angela Merkel, visitó la central de la BKA para conocer de primera mano el estado de las investigaciones y confió en una “pronta detención” del sospechoso, pese a que los primeros registros no han dado resultados y de que no se ha practicado ninguna detención por el momento. Según explicó una portavoz de la BKA, ayer se registraron los lugares en los que el sospechoso ha vivido, en Berlín (noreste) y en Renania del Norte-Westfalia (oeste),
Tras recibir una pista, las fuerzas de seguridad también registraron un autobús de línea en la localidad de Heilbronn, en el suroeste del país, aunque sin resultados.
Alrededor de cien policías registraron ayer un centro de acogida de refugiados en la localidad de Emmerich, en el oeste de Alemania, donde según los medios residió el tunecino. Entre los policías que realizaron el registro, que se prolongó durante alrededor de una hora, se encontraban también agentes de unidades especiales. Ya el miércoles se habían apostado policías cerca del albergue, en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia. A lo largo de la jornada se sucedieron además múltiples informaciones y filtraciones no confirmadas, si bien las autoridades pidieron evitar las especulaciones y dejar trabajar a los investigadores, bajo presión ante la huida de un sospechoso al que creen “peligroso”, “violento” y posiblemente armado.
Merkel ratificó su apoyo a las fuerzas de seguridad, recalcó los “notables esfuerzos” realizados en los últimos tiempos para afrontar mejor el “reto terrorista” y destacó el apoyo que está recibiendo de otros países que se han enfrentado a atentados en el pasado. Tanto el ministro del Interior como el de Justicia, Heiko Maas, dejaron claro que lo prioritario es ahora encontrar al sospechoso y abogaron por abordar después las lecciones que se pueden desprender de este caso.
lagunas policiales La biografía de Amri, sobre el que pesa desde ayer una orden europea de detención, ha dejado entrever deficiencias en la lucha antiterrorista y en la cooperación policial internacional y ha abierto un debate sobre posibles fallos en la vigilancia de las personas potencialmente peligrosas.
Luego de dejar en libertad por falta de pruebas al primer detenido tras el atentado, un joven refugiado paquistaní, la policía de Berlín confirmó ayer que encontró la cartera con la documentación del tunecino el martes por la tarde, una vez que el camión fue retirado del lugar del ataque.
Fueron esos documentos los que convirtieron a Amri en el principal sospechoso, aunque el joven, que ayer cumplió 25 años, se encontraba en las bases de datos de las fuerzas antiterroristas y había sido vigilado durante meses ante las sospechas de que podía tener intención de cometer un atentado.
Según informaciones de la edición digital de Der Spiegel, las fuerzas de seguridad pincharon sus comunicaciones y el joven llegó a ofrecerse como terrorista suicida, pero se trataba de mensajes en clave y no eran prueba suficiente para poder detenerlo. Antes de que Alemania lo considerara “peligroso”, ya había pasado por Italia, adonde había llegado en patera a la isla de Lampedusa como muchos otros solicitantes de asilo, según informó ayer la prensa italiana. Allí cumplió cuatro años de prisión tras ser acusado de haber incendiado el centro de acogida en el que residía y de otros delitos, como robo, amenazas y agresión.
Cumplió cuatro años de reclusión en el cárcel y al salir no se pudo ejecutar su orden de expulsión a Túnez por problemas burocráticos, que se repitieron este año en Alemania cuando se le denegó el asilo y se decretó que debía abandonar el país.
Según los medios italianos, fue en prisión donde el joven entró en contacto con islamistas radicales.
El diario Süddeutsche Zeitung reveló ayer que los investigadores creen que Amri podía haber planeado viajar a Siria para sumarse a las filas del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que reivindicó el martes el ataque de Berlín, y que incluso el sospechoso tunecino se había entrenado para ello.
defensa de la democracia El debate abierto tras salir a la luz toda esta sucesión de informaciones se suma al acoso de la derecha radical a Merkel por su gestión de la crisis de los refugiados. “Los valores de la democracia y del Estado de derecho están de nuestro lado”, manifestó ayer la canciller, quien se mostró “orgullosa” de la serenidad con la que ha reaccionado la inmensa mayoría de los ciudadanos y defendió la necesidad de mantener una sociedad abierta, libre y solidaria.
Por otro lado, el ministro de Exteriores de Italia, Angelino Alfano, confirmó ayer la muerte de la italiana Fabrizia di Lorenzo, de 31 años, en el atentado del pasado del pasado lunes.
Los padres de la joven, nacida en Sulmona, en la región central de Los Abruzos, se encontraban en Berlín desde el martes pasado en espera de los exámenes del ADN que confirmasen que la joven se encontraba entre las 12 víctimas del atentado. Alfano explicó que la magistratura alemana confirmó que una de las víctimas era la joven italiana, que se había trasladado a Berlín hace tres años después de encontrar trabajo y que también había cursado la beca Erasmus en esta ciudad.- Efe