donostia - El lehendakari, Iñigo Urkullu, reclamó ayer la puesta en libertad de los cinco detenidos el pasado viernes por la noche en Luhuso cuando se disponían a participar en la destrucción del 15%” del arsenal de ETA. “Basándome en su voluntad, reivindico que estas detenciones se aclaren cuanto antes y sean puestos en libertad”, dijo Urkullu, que reconoció que el operativo no le sorprendió.

La víspera de que Mixel Berhocoirigoin, Txetx Etcheverry, Béatrice Molle-Haran, Michel Bergougnan y Stéphane Etchegaray declaren hoy ante el juez en París, adonde fueron trasladados ayer, el jefe del Ejecutivo defendió en Euskadi Irratia “la necesidad de un proceso ordenado” del final de ETA y también del final del ciclo violento, donde mencionó entre otros la cuestión penitenciaria. Para ese “final ordenado”, reclamó la necesidad de un “desarme con garantías”.

El Gobierno Vasco presentó un plan de desarme en 2014, una iniciativa “que sigue sobre la mesa”, aseguró Urkullu, aunque denunció que ETA “ha menospreciado una y otra vez” al Ejecutivo autonómico. “En lo ocurrido el viernes se demuestra que ETA no quiere nada con el Gobierno Vasco”, señaló Urkullu, que advirtió de que “en ese final ordenado, una cuestión es ese desarme que hay que hacer con garantías, no basándose en la sociedad civil o en agentes internacionales si no hay instituciones”.

“No niego el papel de la sociedad civil, pero las instituciones tienen que tener su presencia” en un proceso de estas características, defendió Urkullu la aportación del Ejecutivo y del Parlamento Vasco, que recordó que “ya hemos visto, por ejemplo en los planteamientos que corresponden al Foro Social, que bueno, si al final las instituciones vascas tienen que estar, pues bueno, que estén pero al nivel de los demás... Han hecho lo que han querido hacer sin contar con el Parlamento y con el Gobierno Vasco”.

“Si ETA nos rechaza o nos quiere despreciar, lo aceptamos. Ya a lo largo de la historia su objetivo ha sido negociar con el Gobierno español y ya sabe que no hay qué negociar, lo sabe de sobra”, denunció el jefe del Ejecutivo, que añadió que ETA “está perdiendo el tiempo. No tiene más que ver la actitud entre España y Francia”.

Dos estados que, según anunció ayer en Madrid el secretario de Estado de Francia para Asuntos Europeos, Harlem Désir, a comienzos de 2017 celebrarán en Madrid una cumbre bilateral presidida por Mariano Rajoy y François Hollande y en la que, entre otros temas, sobre la mesa estará la “gran cooperación ejemplar” contra el terrorismo.

El lehendakari insistió en varias ocasiones durante la entrevista en las “garantías” para el desarme, en el que la implicación del Gobierno vasco sería de “absoluta lealtad”: “No es solo dejar y deshacer las armas, sino también cómo, para qué han sido utilizadas, lo que vincula este proceso con la memoria y la justicia. En ese sentido, son las instituciones las que deben ser las garantes, porque hay una legislación que se debe tener en cuenta. No niego el papel de la sociedad civil, pero las instituciones tienen que tener su presencia”.

Urkullu coincidió así con la unanimidad de los representantes institucionales de Iparralde, que desde la izquierda hasta la derecha, tanto abertzales como centralistas, han denunciado la operación Seminario que llevó a cabo la Dirección General de Seguridad Interior francesa (DGSI) en colaboración con la Guardia Civil.

Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurre en la orilla norte del Bidasoa, al sur la unanimidad no es tal. Si el portavoz del PSE, José Antonio Pastor, definió los arrestos como “una consecuencia lógica de la estrategia de ETA” al pretender “convertir en un elemento de propaganda la entrega de las armas tiene estas consecuencias”, el PP cargó ayer contra Urkullu y sus declaraciones.

El PP critica “Francamente impropias de un lehendakari”, definió las palabras de Urkullu el presidente de los populares vascos, Alfonso Alonso, que en una entrevista en la Cope llamó a “seguir apretando para conseguir la disolución” de ETA.

“Hay una determinación por parte del Gobierno español, del Gobierno francés y de la Policía”, dijo el exministro de Rajoy, que reclamó que “todas las instituciones democráticas tienen que estar en la misma línea, trabajar para que a ETA se le quite el poco oxígeno que le queda y sea vea abocada a la disolución aceptando su derrota”.

Alonso extrajo una lectura de pura aritmética política, y señaló que cuando Urkullu realiza este tipo de afirmaciones “busca un acercamiento al mundo de la antigua Batasuna, de Sortu, del mundo que representa ahora Bildu, y dejar también una puerta abierta a la confluencia con Bildu”.

Por su parte, la presidenta del grupo parlamentario de Elkarrekin Podemos, Pili Zabala, reclamó “altura de miras” tras haber subrayado que el desarme “es inaplazable y responsabilidad única de ETA, que es quien se hizo con las armas”.

Según explicó la presidenta del grupo parlamentario del partido morado, “a raíz de la operación de la Guardia Civil en Francia, se ha evidenciado que ni ETA renuncia a escenificar su desarme, ni el Gobierno de Rajoy entiende que tiene el deber moral y político de facilitar que esas armas no acaben donde no deben”.