BILBAO - Maddalen Iriarte ha cogido el testigo dejado por Arnaldo Otegi. La periodista donostiarra disputará a Iñigo Urkullu la investidura a lehendakari en el Pleno que, previsiblemente, se celebrará a finales de noviembre en el Parlamento Vasco. Las bases de EH Bildu la eligieron ayer en asamblea celebrada en Donostia entre las otras dos aspirantes: las también cabezas de lista territoriales en las pasadas elecciones Miren Larrion y Jasone Agirre.

La elección acaba con el debate sobre la persona que liderará el grupo parlamentario de EH Bildu ya que, con Otegi inhabilitado por el Tribunal Constitucional para ejercer en el Parlamento, la voz fuerte en la Cámara se la rifaban entre Miren Larrion y la propia Iriarte. De entrada, parece que será la expresentadora de televisión la que lleve la voz cantante y acapare los focos. Fuera del Parlamento nadie duda de que Otegi seguirá manteniendo el timón y marcando el rumbo de la formación.

Previamente a la elección de Iriarte, los participantes en la asamblea decidieron por mayoría clara, en votación a mano alzada, presentar su propia candidata a lehendakari y competir con Urkullu. De momento, EH Bildu se guarda esa baza a la espera de conocer si las negociaciones que mantiene con el PNV fructifican. “La decisión definitiva de presentar candidata se tomará a finales de noviembre, ya que dependerá de las conversaciones que están en marcha”, precisaron. A finales de la semana que viene se reunirán con los jeltzales y es posible que al final del encuentro esa decisión por ahora provisional se torne definitiva.

De ser así, el Pleno de investidura tendría al menos dos candidatos: Urkullu e Iriarte. Elkarrekin Podemos aún no ha desvelado si también presentará a Pili Zabala. Fuentes de esta formación señalaron ayer a este diario que aún no han tomado una decisión que, en todo caso, “dependerá del tipo de investidura que se plantee y de los temas que vayan a desarrollarse.

De todos modos, la candidatura de Iriarte sería simbólica ya que, en su caso, Urkullu tiene garantizada la mayoría necesaria en la segunda votación de investidura. EH Bildu buscaría tener un altavoz potente en un Pleno con un alto seguimiento mediático y, al mismo tiempo, marcar su pátina de líder de la oposición, así como la agenda de temas con las que prevé condicionar al próximo lehendakari y a su Gobierno.

Tras anunciarse a la asamblea el resultado de la votación, Iriarte se dirigió a los asistentes, a los que advirtió de que “todo parece indicar que se avecina un Gobierno Vasco entre el PNV y el PSE”, una fórmula que, en opinión de EH Bildu, “está ya caduca y desgastada, y que no tiene nada nuevo que ofrecer a este país”.

Tras señalar que “es un honor” tomar el testigo de Otegi como candidato a lehendakari, la parlamentaria vasca se comprometió a “dejarse la piel en esta labor de poder llevar a este pueblo a otro lugar”.

La parlamentaria debutante explicó que su formación “va a trabajar hasta la extenuación por ofrecer una alternativa que coloque a Euskal Herria en el lugar que le corresponde en el mundo”, al tiempo que denunciará los intentos que se hagan para que los vascos continúen “enredados en debates anticuados, antiguos y aburridos que no miran al futuro”.

La designación de una candidata a lehendakari busca presionar al PNV para que se decante entre ellos o el PSE. Esta es la opción con más posibilidades a día de hoy, vistas las declaraciones que se están cruzando unos y otros estos días. En cualquier caso, son manifestaciones en muchos casos encriptadas que no permiten sacar conclusiones definitivas y que mantienen vivas las posibilidades de alcanzar con EH Bildu acuerdos en los grandes temas de país como el nuevo estatus de autogobierno o paz y convivencia. Con los socialistas los acercamientos posibles son relativos a los presupuestos y gobernabilidad.

EH Bildu descarta totalmente al PSE para cualquier posibilidad pero se abre a un acuerdo con los jeltzales en el que también entre Elkarrekin Podemos: “La primera opción es llegar a un acuerdo con PNV y Podemos, pero, si eso no se materializa, habrá una candidata que defienda ese tipo de posturas como aspirante a la Lehendakaritza”, insistió ayer el parlamentario Iker Casanova. La formación de Pili Zabala, sin embargo, ya renunció hace unas semanas al juego de los pactos, sean grandes acuerdos o puntuales, y anunció que se pasa directamente a la oposición con sus 11 parlamentarios, siete menos que la izquierda abertzale, dos más que socialistas y PP y diecisiete menos que el PNV.

Desde el PSE, Eneko Andueza afirmó ayer en Radio Euskadi que, tras el primer contacto con los jeltzales “se pueden vislumbrar mimbres para llegar acuerdos”. Sin embargo, precisó que queda mucho que hablar y apeló a la prudencia. Según señaló, los socialistas trabajarán para “priorizar y anteponer la agenda social” a otras cuestiones. Andueza admitió que el PSE no descarta un acuerdo de coalición con los jeltzales porque “no nos importa tanto ni el con quién o el cómo, sino el para qué”.

El sistema de votación para la investidura previsto en el Reglamento del Parlamento Vasco impide situaciones como las que, por partida doble, se han producido en el Congreso de los Diputados. La posibilidad de una investidura fallida como las protagonizadas por Pedro Sánchez y Mariano Rajoy es remota. A la investidura pueden concurrir más de un candidato, que confrontan sus modelos para granjearse el máximo de votos. No es un plebiscito hacia la figura de una persona, sino una pugna abierta a todos los partidos, aunque tengan un solo escaño. Eso sí, en una primera vuelta, como en el Congreso, es imprescindible sumar 38 de los 75 votos, es decir, mayoría absoluta. Pero en la segunda votación bastaría con tener un voto más que el segundo candidato, si lo hubiera.

En 2012, por ejemplo, el al fin lehendakari Urkullu se llevó 27 votos, exclusivamente los del PNV, y se impuso a los 21 de su rival, Laura Mintegi (EH Bildu). Los otros 27 votos fueron en blanco o abstenciones en la medida en que no se decantaron por una u otra opción, lo que en el Congreso hubiera supuesto un bloqueo. En un caso extremo, un candidato con un solo voto, el suyo, podría ser elegido lehendakari si no tiene rival.