Bilbao - La Policía lanzó ayer una batería de consejos personalizados de autodefensa a las víctimas de violencia machista que incluye desde contar con una habitación del pánico en casa para huir del agresor, o pactar señales que pongan en alerta a los vecinos o a los niños si creen que pueden estar en peligro. Estas medidas forman parte del protocolo del Ministerio de Interior para la seguridad de las víctimas de violencia machista y la valoración de su nivel de riesgo.

La Ertzaintza, que brinda protección a cerca de 4.000 mujeres en Euskadi, cuenta con un sistema propio, y en colaboración con la UPV, ha diseñado un test pionero para evaluar el riesgo real de agresión a víctimas de malos tratos. Los agentes pueden así adoptar las medidas policiales preventivas que consideran más eficaces, ya sea a través de vigilancia permanente, cambio de rutinas, operativos puntuales de protección o seguimientos al agresor.

Dada la gravedad de esta lacra social -en el Estado casi 52.000 mujeres maltratadas estaban en situación de riesgo a final de 2015, y hasta el pasado 8 de agosto, 28 mujeres habían fallecido como consecuencia de la violencia machista-, los consejos de autoprotección para escapar del agresor resultan fundamentales. Desde los más sencillos, como llevar siempre un teléfono móvil encima o una lista con los números de emergencia, hasta confinarse en un sitio seguro o una habitación del pánico, que tenga teléfono, lo importante es ponerse a salvo.

A aquellas mujeres que corran un riesgo medio, se les recomienda cambiar las cerraduras de las puertas, dejar las llaves puestas por dentro e identificar y avisar a los vecinos de más confianza que pueden ser contactados en caso de emergencia, informarles de la situación y pedirles que llamen a las fuerzas de seguridad si advierten la presencia del agresor o si oyen gritos o sonidos de un ataque violento. Incluso, acordar señales con ellos como por ejemplo un número determinado de toques de teléfono, luces encendidas, etc... Asimismo se les invita a cambiar el número de teléfono; utilizar un pseudónimo en redes sociales; informar al colegio de los hijos de la situación y mostrar una foto de la pareja o expareja en el trabajo.

Para casos de riesgo alto, aconsejan a las víctimas que cambien de domicilio, que no utilicen las mismas rutas para ir y volver del trabajo, que planifiquen y practiquen una rutina de escape, que se mantengan alejadas de las habitaciones donde pueda haber objetos peligrosos, y que tengan preparada una bolsa de emergencia con los documentos de identidad, las llaves etc. En el nivel extremo, el protocolo establece que se observarán todas las medidas recogidas en los niveles inferiores además del establecimiento de protección permanente en el entorno de la víctima.

Asimismo, se enumeran algunas medidas personalizadas para los menores que también son víctimas de la violencia machista. Concretamente, se recomienda enseñarles a salir de la habitación cuando se produzca un acto violento; a esconderse en una habitación segura en casa con cerradura y teléfono o en un lugar seguro fuera del domicilio; a llamar a la Policía y dejar descolgado el teléfono; o a hacer señales a los vecinos de confianza. Además, se especifica que estas guías de actuación deberán ser practicadas hasta que los niños las realicen “con destreza”.

Riesgo extremo. De las 51.773 mujeres maltratadas, cuatro están en riesgo extremo; 135 en riesgo alto; 3.048 en nivel medio; y 14.044, en bajo, mientras que 34.542 cuentan con “un riesgo no apreciado”.

Interior considera a estas víctimas “casos activos” que necesitan atención policial, aunque el nivel de riesgo puede evolucionar y cambiar con el paso del tiempo. El protocolo ‘Viogen’ persigue evaluar el riesgo de las mujeres para darles la protección adecuada.