donostia - Las del 5-J serán dinámicas locales y comarcales, pero Gure Esku Dago (GED) sirve en parte de paraguas. ¿Cómo llega?

-GED nace el 8 de junio de 2013 en Ficoba y a un año vista nos propusimos una cadena humana de 50.000 personas, que era el mínimo para alcanzar la distancia porque la gente decía que no había ambiente para más. Esa era la perspectiva, pero dos años antes en Catalunya dos millones de personas salieron a la calle, hicieron una cadena no de 123 kilómetros sino de 400. ¿Qué ocurrió? Los catalanes, sin arrogancia pero con orgullo, dieron los pasos, vieron y adquirieron la actitud de sentirse protagonistas de su futuro.

¿Y en Euskal Herria?

-En 2013 estábamos convencidos de que personas de sensibilidades diferentes no podíamos caminar juntos. Con esa mentalidad llegas a una actitud que a ver qué futuro tienes como sociedad. En segundo lugar, no éramos conscientes de la capacidad de influir como sociedad si nos uníamos. Desde 2013 hemos dado pasos y sentido que personas de diferentes sensibilidades políticas podemos y debemos caminar juntos, que los ciudadanos tenemos mayor capacidad de lo que pensamos. Para llegar al 5-J hemos adquirido esa actitud GED. No es un acto de fe, sino sentirte protagonista de tu futuro. Esto solo se adquiere dando pasos. Hemos podido romper muchos mitos.

¿Por ejemplo?

-Que esto no es una reivindicación de nacionalistas, sino democrática, que la intención no es crear un cúmulo de fuerzas abertzales sino democráticas y vernos a los ciudadanos no como espectadores, sino como protagonistas de nuestro futuro. El 5-J no es una casualidad. Este se veía como un tema muy problemático y se ve que no, que se podían crear complicidades porque no va en contra de nadie, sino a favor, ni se mete en las agendas de los agentes políticos. El foco somos cada uno de nosotros y lo que podemos hacer. Poder hacer consultas dos años después en 34 pueblos es señal de que esa actitud está implantándose.

Tras el acto de los estadios de 2015, que no cubrió la expectativa, ¿cómo ha transcurrido el año?

-Hay muchas razones para ver las sillas vacías que vimos y que haría falta llenar. En 2015 y 2016 hemos logrado más de 240 municipios con una comisión de GED, tanto en Euskal Herria como en la diáspora. Estamos más fuertes que cuando empezamos, porque no nacimos para reivindicar sino para hacer.

¿Qué va a suponer el 5-J?

-Un punto de inflexión, sin duda. No es ninguna tontería que la ciudadanía realice el mismo día una consulta de estas características en 34 municipios. El transcurso de este año en esos municipios ha sido muy positivo y el poso que va a dejar va a ser mucho más positivo. Que hayamos tejido voluntades, se hayan consensuado las preguntas y hayamos dado toda la información al respecto dejará un poso muy importante.

¿Cómo será el 5-J?

-Hay elecciones el 26-J y ya hemos visto lo que cuestan. A nosotros nos cuesta mucho poner dos papeletas, de sí y no. Es un trabajo grandísimo. El valor y el trabajo que tiene realizar en un área donde viven 150.000 personas una consulta de estas características es enorme. No se podría realizar sin un mínimo de personas. Para eso es necesaria la implicación de un montón de personas en el área jurídica para hacer un protocolo jurídico que establezca el marco jurídico legal, en el área técnica con el sistema informático que tiene que asegurar que la consulta se realice con todas las garantías? El mayor reto y satisfacción es llegar a la ciudadanía, poder empezar a tratar estos temas como el derecho a decidir de una manera racional y normalizada, escuchar a la gente y dialogar. Es lo más importante y el salto más cualitativo.

¿En qué sentido?

-Para llegar a esta consulta es indispensable el compromiso de la ciudadanía. Para que en este país podamos decidir la garantía somos los ciudadanos. Para llegar a ese escenario es necesario un movimiento como GED fuerte. La campaña de socios ha sido una base indispensable para que esto haya sido posible y en el futuro podamos organizarnos.

¿Se ha elegido empezar en estas localidades en teoría más proclives o son las que han llegado primero porque son más proclives?

-No se ha decidido nada, sino que surge de las condiciones existentes en cada sitio. Las consultas se realizarán en los pueblos donde se han dado esas tres fases, tejer, acordar y decidir. Había condiciones. A un montón de municipios no ha llegado aún esa fase de consenso, pero están en fase de tejer y crear voluntades. GED viene desde abajo y ahí está la fortaleza, teniendo en cuenta las realidades existentes en cada comarca.

¿Cuándo llegarán las consultas a las capitales?

-La siguiente ola grande será en primavera de 2017 y sabemos que habrá una tercera y, seguramente, una cuarta. No nacimos para perpetuarnos. Pusimos una fecha, que no es tótem pero sí es de trabajo: para el siguiente ciclo electoral, 2019, queremos terminar la tarea de aflorar las ganas de decidir de esta sociedad. Nuestro ámbito de decisión es un área donde viven tres millones de personas y no nos metemos en las decisiones administrativas. El objetivo es llegar a que esos tres millones de personas puedan aflorar sus ganas de decidir sobre su estatus político futuro.

¿Temen algún recurso del delegado del Gobierno español, Carlos Urquijo, contra las consultas?

-Sabíamos que al caminar por esta senda al principio sería un barrizal, pero veíamos un punto de encuentro de una sociedad que ha profundizado en la democracia. No somos inocentes y sabemos que existen vacíos, pero cuanto más caminemos por esa senda, lo que hoy visualizamos mañana será realidad. Habrá piedras, pedruscos y obstáculos en el camino, y ante cualquier piedra el objetivo no es enrocarnos sino girar e ir en la dirección que queremos. Se ha dicho mucho que unas consultas como estas dividen a la sociedad. Es una barbaridad. ¿Cómo puede ser que cuanto más profundicemos en democracia se divida la sociedad? Es todo lo contrario, la sociedad está más cohesionada y normalizada.

Otro actor, en este caso nuevo, es Podemos. ¿Han hablado?

-Claro que sí, hemos estado con todos los agentes. Cuando en 2014 hicimos la cadena humana, pedimos que ningún partido se posicionara, sino que fueran adhesiones personales. Pues Podemos fue uno de los partidos que como partido apoyó y llamó a participar. Hoy es el día en el que, como otros partidos, apoyan el derecho a decidir y tenemos complicidades porque estamos en la misma línea que los que estamos a favor del derecho a decidir: el empoderamiento de la ciudadanía.

¿Les decepciona la evolución de la ponencia de Autogobierno en el Parlamento Vasco?

-Todos los pasos que se den serán positivos. Dicho esto, no nacimos para valorar las agendas políticas de los diferentes actores e instituciones. Nuestro foco está dirigido a cada uno de nosotros. Al terminar la cadena humana nos preguntaban si creíamos que los partidos tendrían en cuenta el mensaje. Nuestra respuesta era que no habíamos enviado ningún mensaje a los partidos, sino a la ciudadanía y a su capacidad de influir, de que pasáramos de ser espectadores a ser protagonistas de nuestro futuro. No tenemos duda de que los representantes políticos, oyendo y detectando las ansias de sus representados, estarán atentos, pero el mensaje y el foco están dirigidos a lo que podemos hacer nosotros. Sabemos que lo que hagan los representados y su actitud se va a trasladar en nuestros representantes, como no puede ser de otra manera.

Quizá en algunos momentos la situación de Catalunya y Escocia ayudaba, y ahora no tanto. ¿Es así, influye?

-Si las sinergias que se generen en el exterior se pueden aprovechar, fenómeno, tenemos mucho que aprender del modelo escocés, de la normalidad y los principios democráticos en donde la ciudadanía coge la palabra; y del empoderamiento y la capacidad de influir de la ciudadanía de Catalunya, pero tenemos que crear un modelo adaptado a nuestra realidad. Tenemos que hacer un camino hacia nuestro interior, buscar nuestro modelo en el interior.

¿El protagonismo que GED ha dejado en los municipios volverá a sus manos?

-La dinámica de GED es como un muelle. Lo anterior, Nazioen Mundua, nació como un muelle pequeñito en una localidad de 2.000 habitantes en 2007-2008 en un contexto muy diferente. En 2010 salta a una comarca de 70.000 habitantes. En 2013 pasa de esa comarca a Euskal Herria. El muelle se estira en 2014 y hace su mayor evento nacional, la cadena humana. Podíamos quedarnos con ese éxito rotundo y ya, pero un evento de esas características no llega a cuajar de manera homogénea en todos los territorios.

¿A qué se refiere?

-El objetivo es cada ciudadano y en 2014 empieza a bajar el muelle. En 2015 hay un acto en cada herrialde. Aparecen desequilibrios entre territorios y en 2016 bajamos al nivel de pueblos y comarcas. Ahora estamos ahí. En 2017 seguramente seguiremos bajando ese muelle, pero la intención es terminar con un evento a nivel nacional, un muelle que llegue a cada habitante de este país.