KABUL. "Desafortunadamente 64 personas en su mayor parte civiles murieron y 347 están heridas", indicó en rueda de prensa el portavoz del Ministerio del Interior afgano, Sediq Sediqi.

Los talibanes asestaron ayer un duro golpe al Gobierno de Ashraf Gani con un atentado dirigido contra los servicios de inteligencia afganos, en su primer gran ataque tras el lanzamiento de la denominada "ofensiva de primavera" hace una semana.

"Todavía esperamos los resultados de las investigaciones sobre cómo pudo producirse este atentado y cómo los talibanes llegaron a esa zona", declaró el portavoz, al referirse al área de alta seguridad en que se produjo el ataque.

El atentado se produjo a primera hora del día en una zona de aparcamientos y tiendas de reparación de vehículos situada en un área de alta seguridad de la capital afgana.

El lugar estaba ubicado pared con pared con el destacamento encargado de la seguridad de altos oficiales de las Fuerzas Armadas y del Gobierno.

El jefe del Departamento de Emergencias del Ministerio de Interior afgano, Homayoon Aini, aseguró ayer que el atentado iba dirigido contra el Directorio Nacional de Seguridad de Afganistán (NDS), los servicios de inteligencia afganos.

Hoy Sediqi indicó que ese ministerio ha dado instrucciones a toda la Policía para que incremente las medidas de seguridad en las grandes ciudades a fin de garantizar la seguridad de los ciudadanos.

El atentado se produjo en momentos en que el Gobierno afgano trata de mantener viva a duras penas la oferta de diálogo a los grupos insurgentes del país y una semana después de anunciar su primer plan quinquenal de combate para hacer frente a un conflicto de larga duración.

El anuncio estuvo acompañado por la advertencia de que el Ejecutivo combatirá con toda su fuerza a los insurgentes que no acepten el diálogo lanzado en enero con apoyo del G4 que integran Afganistán, Pakistán, Estados Unidos y China para acabar con casi quince años de guerra desde la invasión del país en 2001 por las tropas estadounidenses.

La oficina del jefe de Gobierno afgano, Abdulá Abdulá, anunció que éste ha suspendido temporalmente una visita a Pakistán que, según su gabinete de prensa, llevaba planeando dos años, con lo que renovó las acusaciones de Kabul a Islamabad por el apoyo a los talibanes.