Usurbil - Cerca de 750 expresos y huidos escenificaron ayer un cierre de filas multitudinario en torno a la estrategia de la izquierda abertzale y su apuesta por las vías exclusivamente políticas, y trasladaron a los reclusos que contarán con su apoyo a la hora de explorar los cauces legales para suavizar su situación penitenciaria. El colectivo de presos (EPPK) se decantó por abrazar las vías legales a finales de 2013, diseñó un proceso escalonado y acudió a los tribunales para defender en una primera fase el traslado de los reclusos a cárceles vascas y la puesta en libertad de los gravemente enfermos o mayores de 70 años. Sin embargo, en los últimos tiempos han estallado tensiones internas con los sectores que defienden posiciones de máximos que pasen por la amnistía o liberación de los presos sin plegarse a ninguna condición, en vista de que los jueces tampoco están siendo demasiado magnánimos con las peticiones más posibilistas. Frente a las críticas lanzadas desde el colectivo ATA, la izquierda abertzale apuesta por ahondar en las vías legales y podría dar más pasos. Ya lo hicieron el pasado mes de enero los 35 encausados por intentar reconstruir la Mesa Nacional de Batasuna, quienes asumieron los hechos y abogaron por reparar el daño causado a cambio de una radical rebaja en sus condenas que les permitió eludir el ingreso en prisión. Lejos de tratarse de un acuerdo aislado, la izquierda abertzale ha llamado a actuar con audacia de ahora en adelante porque la solución no vendrá de una mesa de negociación con el Estado. En las próximas semanas, el propio presidente de Sortu, Hasier Arraiz, podría acogerse a ese mismo acuerdo con la fiscalía cuando acuda a comparecer el 9 de mayo ante el Tribunal Superior de Justicia vasco. Los expresos reunidos ayer pidieron respeto para las decisiones del EPPK y no fiscalizarlas.

Exreclusos y huidos se reunieron ayer en el polideportivo de Usurbil (Gipuzkoa), donde el histórico Xabier Alegria y Begoña Uzkudun leyeron el manifiesto Amnistiaren norabidean, euskal preso eta iheslariak etxera. En el texto, apoyan “firmemente” la apuesta de la izquierda abertzale de avanzar en vías exclusivamente políticas, y recuerdan que el EPPK se ha mostrado dispuesto a utilizar “cauces legales para desarrollar un proceso articulado de vuelta a casa”. En ese sentido, repasan algunos pasos del colectivo de presos, como la petición del traslado a cárceles vascas, la puesta en libertad de los enfermos, la libertad condicional en el Estado francés o la tramitación de recursos para reducir condenas. Piden la implicación de la sociedad vasca y derogar la legislación de excepción, y apuntan a “nuevos pasos” que no se concretan porque corresponderá al EPPK decidir “qué cauces y ritmos” implementa. El cierre de filas para apoyar a los presos en las decisiones que quieran tomar fue total, con presencia de históricos de gran predicamento en ese sector político.

Cabe recordar que el portavoz de Sortu, Pernando Barrena, anunció poco después del acuerdo con la fiscalía que “es el momento de plantearse todos los beneficios que posibilita la ley penitenciaria”, y aludió de manera expresa a la libertad condicional y los permisos. Tanto la izquierda aber-tzale como el EPPK han rechazado históricamente los beneficios penitenciarios, y han llegado incluso a expulsar de sus filas y a tachar de traidores y arrepentidos a los reclusos que han explorado esos caminos, englobados en su mayoría en la vía Nanclares. El acceso a la libertad condicional y los permisos de salida exige un ejercicio de autocrítica y está muy pautado en la ley, a diferencia de la liberación de los presos gravemente enfermos, que con el ordenamiento jurídico en la mano se debería conceder por motivos de humanidad sin exigir nada a cambio en los casos de extrema gravedad; y a diferencia también de la dispersión, sobre la que no se cita nada en las leyes, sino que es una decisión política que corresponde al gobierno español de turno.

Es esa exigencia de autocrítica ligada a los beneficios penitenciarios la que ha llevado históricamente al colectivo a rechazar acogerse a ellos. Está por ver cómo se articula ahora la apuesta por los beneficios penitenciarios y si el EPPK efectivamente decide explorar esa vía. De momento, ha marcado como línea roja el arrepentimiento y la delación, dos términos de los que, en cualquier caso, también han huido los presos de la vía Nanclares a pesar de la profundidad de su reflexión crítica con el pasado.

En presencia de históricos de la izquierda abertzale como el propio Barrena, Rufi Etxeberria o Joseba Permach, ayer se dio lectura a un manifiesto que desliza constantes justificaciones sobre la apuesta por los cauces legales. “Queremos decir alto y claro que les apoyamos y que estamos a su lado, tanto en todas sus luchas y esfuerzos para hacer frente a la violencia sistemática que padecen, como en sus pasos y decisiones para utilizar los cauces legales. Valerse de la legislación y del reglamento penitenciario no cuestiona en ningún modo el carácter militante de todas y todos ellos ni el valor y la dignidad de su trayectoria. Ni ahora ni antes. Durante años, hemos utilizado los cauces legales para defendernos y para hacer frente a los ataques e intereses políticos de los Estados. También para hacer frente a la dispersión y plasmar nuestro carácter de colectivo. O para acortar la estancia en prisión, condicionar los ataques, proteger a las compañeras y compañeros que en peor situación estaban...”, recalca el texto. De todos modos, avisan de que, aunque los pasos se materialicen de manera individual, las decisiones serán colectivas. También llaman a una manifestación convocada para el próximo 17 de abril en Bilbao.

400 presos En la actualidad, el colectivo de presos lo integran aproximadamente unos 400 reclusos. A tenor del pacto ofrecido por la fiscalía en el caso de la Mesa Nacional de Segura, y de otras sentencias que parecen poner fin al todo es ETA (absolución de los acusados de Askapena o penas bajas en el caso de las herriko tabernas), parecen confluir dos voluntades: por un lado, una lectura más abierta por parte de la fiscalía y los tribunales españoles y, por otra, la apuesta por explorar la legalidad desde la izquierda abertzale.

Expresos y huidos. El manifiesto lo apoyan históricos como la dirigente de HB Itziar Aizpurua, el expreso Antton López Ruiz ‘Kubati’, Joxe Mari Olarra, Gotzone López de Luzuriaga, Gorka García Sertutxa, el huido Jokin Aranalde, Eugenio Irastorza, Julen Kalzada, Juan Antonio Madariaga, Gloria Rekarte, Juan Joxe Legorburu, Mertxe Galdos, Bixente Nazabal, Ramón Basañez, Iñaki Goioaga, Xabier Alegria o Urtza Alkorta.