MADRID. El coste medio de los audífonos asciende a 1.500 euros por unidad, un coste al que hay que sumar el gasto en pilas que asciende a unos 240 euros al año, advierte la organización de consumidores OCU que reclama al Ministerio de Sanidad su inclusión dentro de la cartera de servicios de prestación ortoprotésica del Sistema Nacional de Salud (SNS).
OCU, que se suma de este modo a la reclamación de la Confederación Española de Familias de Personas Sordas (FIAPAS), denuncia que a pesar de estos altos costes y el enorme impacto que tienen los problemas de audición en la autonomía de las personas y en su vida diaria, solo el 15% de los usuarios de audífonos en el Estado cuenta con alguna ayuda para la compra de los mismos, a diferencia de lo que ocurre en Bélgica, donde el 94% si tuvo ayudas, o el 53% de usuarios en Italia o el 52% en Portugal.
A los gastos por su adquisición hay que sumar los posibles gastos en reparación. Unas reparaciones que no solo son costosas sino que además son bastante frecuentes, pues un 18% de los entrevistados que usan audífono señalaron la existencia de problemas como motivo para dejar de utilizar el aparato durante el último año.
Organizaciones de consumidores de Bélgica, Italia y Portugal, además de la OCU, acaban de realizar una encuesta entre más de 3.200 ciudadanos para conocer el nivel de satisfacción de los usuarios de audífonos así como la experiencia diaria de los portadores de este tipo de dispositivos.
En la encuesta, que será publicada en la revista 'OCU-Salud' del mes de diciembre, se extrae como principal conclusión la del alto precio de los audífonos y la falta de ayudas existente para poder adquirirlos. Más de un 26% de los participantes españoles en el estudio expresó problemas de merma de audición, y solo un 55% de ellos dice conocer la causa de la misma. Siendo la causa principal de la pérdida auditiva el paso de los años.
Además, el estudio llevado a cabo por OCU muestra como de media los encuestados tardaron más de 10 años en acudir al especialista o al médico de cabecera en busca de ayuda, alegando que o bien no les pareció un problema serio, o bien motivos económicos o simplemente que su propio médico recomendó esperar hasta ver como evolucionaban los síntomas.