madrid - Esperanza Aguirre siempre ha sido la piedra en el zapato de Mariano Rajoy. Como cara visible del ala dura y más liberal del PP, ha importunado al presidente español desde el arranque de su mandato apostando en público y en privado por bajar los impuestos, y lamentando que no hiciera algo más para evitar las excarcelaciones de presos de ETA tras la derogación de la doctrina Parot por parte de Europa. Con esos precedentes, la apuesta de Rajoy por nombrarla candidata a la Alcaldía de Madrid para las elecciones de mayo podría parecer contradictoria, aunque en determinados ámbitos lo justifican en que era la mejor valorada en las encuestas y en que, si no apostara por ella y el PP perdiera, tendría que soportar sus críticas y las de sus afines y podría hacerse más fuerte. Pero en otros ámbitos se señaló que en realidad la alcaldía está prácticamente perdida y que, colocando a Aguirre y exponiéndola a la derrota, Rajoy podría deshacerse de ella de un plumazo. Ayer mismo, Aguirre hizo nuevas revelaciones que, de ser ciertas, dejarían claro que Rajoy pretende dejarla aislada y sin poder orgánico. Según dijo, el PP le pidió que dejara la presidencia del partido a nivel regional a cambio de ser candidata a la alcaldía, y ella se negó y amagó incluso con dimitir como aspirante a Madrid. El partido emitió un comunicado desmintiendo las informaciones periodísticas al respecto y matizando que en realidad ambas partes pactaron que dejara la dirección si era elegida alcaldesa, y no de forma inmediata.

En declaraciones a la cadena Cope, Aguirre aseguró que el viernes la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, le dijo que sería candidata pero le pidió a cambio que dejara la presidencia del partido a nivel regional. En la práctica, esa posibilidad se traduciría en que Aguirre sería candidata pero otras personas, las integrantes de la gestora que se pondría al frente del PP regional, confeccionarían el resto de la lista de aspirantes y el programa, dejando a la popular como un mero señuelo electoral sin capacidad de conformar su propio equipo. Ella se negó rotundamente y, según la secuencia de acontecimientos que describió, se produjo una llamada de Rajoy de por medio, y al parecer Aguirre se salió con la suya, ya que acabó siendo designada candidata. Ayer mismo, si los hechos sucedieron tal y como los contó, quedó patente esa victoria porque el PP matizó en su comunicado que pactaron no sustituirla ahora, sino solo si gana las elecciones.

Aguirre se mostró contundente en sus declaraciones. “Que pongan una gestora mañana si quieren, y en ese momento que busquen otro candidato porque yo no me voy a presentar como candidata para que el programa electoral lo hagan otras personas con las que yo no coincido, y la lista electoral otro tanto. No, no soy un monigote”, lanzó, pronunciándose sobre las informaciones publicadas en El Mundo y ABC. “Como dije que no, tuvieron al pobre comité electoral de receso cuatro horas. Si me quieren poner de candidata, no puedo salir por la puerta de atrás de la presidencia del partido. ¿Pero esto qué es?”, recriminó. En cualquier caso, matizó que, si fuera elegida alcaldesa, “es muy probable” que no se presentara a la reelección como presidenta del PP regional, lo que se ajusta más a la versión ofrecida en el comunicado del partido emitido ayer. Se opuso, no obstante, a dejar el puesto de la forma en que se lo planteó el PP. “No es posible que pretendan que sea una candidata a la que ellos hagan el programa y la lista. Pues mire, no”, zanjó.

gestora La dirección estatal, por su parte, desmintió las informaciones y dijo que Aguirre “acordó” que, si era elegida alcaldesa, “querría dedicarse en exclusiva al Ayuntamiento y dejaría la presidencia del PP de Madrid”. La popular solo habló ayer de no presentarse a la reelección, y no dijo expresamente que abandonaría. Permitiendo a Aguirre que siga teniendo por ahora el control del partido a nivel regional, Rajoy se expone a que haga una lista a su medida y se dote así de un círculo de confianza que podría actuar como grupo de presión, un colchón que ha perdido la popular tras el veto a Ignacio González como candidato a la Comunidad de Madrid. Si hubieran apostado por activar ahora una gestora y expulsar a Aguirre, hubiera quedado aislada. La posibilidad de la gestora sobrevoló los cuarteles populares cuando estalló la operación Púnica, en la que fue señalado su otrora mano derecha Francisco Granados. Se trataría de dar una imagen contundente contra la corrupción y evitar que pudiera descubrirse otra vinculación de excargos madrileños con casos delicados. En algunos medios estatales se desliza que Rajoy quiere que sea Cristina Cifuentes, candidata a la comunidad, quien lleve las riendas del partido.