- La izquierda abertzale ha subido el tono en las últimas jornadas. Todo comenzó al revelarse la colocación del socialista Mikel Cabieces en un bufete de abogados con ayuda del expresidente de Kutxabank, Mario Fernández, a propuesta a su vez del popular Antonio Basagoiti y en virtud de un pacto no escrito que por aquel entonces conducía a buscar salidas profesionales a aquellas personas que habían ocupado un lugar preferente en la lucha contra ETA o un puesto de especial riesgo. Esa revelación ha servido a Sortu para expresarse en términos muy duros y asegurar que algunos se han “forrado” con el conflicto, aludiendo también de forma velada al pago de la sede del PP en Bilbao, supuestamente con dinero opaco que debía haberse destinado a labores de protección por la amenaza de ETA en lugar de pagar el inmueble, según distintas informaciones. Las declaraciones de la izquierda aber-tzale llegan paradójicamente en un momento en que los partidos esperaban que ahondara en la autocrítica y en la injusticia de la violencia para reactivar la Ponencia de Paz y, en ese contexto, el lehendakari salió ayer al paso de sus declaraciones para reprobar su actitud en un tono muy severo. Confesó que le causa desasosiego que “personas que hicieron sufrir tanto a tantos se permitan, también antes, ahora dar lecciones, sin ni siquiera reconocer el daño, y no digamos ya pedir disculpas, o hasta exigir que quienes recaudaban o ayudaban a recaudar bajo la amenaza de las pistolas, devuelvan el dinero”, en referencia al impuesto revolucionario de ETA y devolviendo así la pelota a Sortu cuando acusaba a otros de enriquecerse con el conflicto.

Así se expresó en declaraciones vertidas a través de Facebook sin aludir expresamente a Kutxabank, un caso ante el que se mostró contrariado por la facilidad de “arrinconar el pasado”. El PNV también se ha mostrado sorprendido por las críticas del PP, que de amparar la recolocación de Cabieces ha pasado a exigir responsabilidades en un debate, además, que hace poco ponía a flor de piel los sentimientos de los populares, ya que atañe a la protección de los que supuestamente estaban señalados por ETA. “Tengo la convicción de que las mismas personas que hoy deciden, o decidimos, convertir en noticia, e incluso juzgar, un hecho del 2012, 2011 o 2010, bajo la perspectiva del 2015, en aquella época habrían, o habríamos, denostado, juzgado e incluso hasta encarcelado a quien hubiera hablado públicamente de determinados temas. ¡Será cuestión de la evolución humana o quizás de perspectiva temporal! Si Darwin levantara la cabeza y viera la realidad y la velocidad de la evolución humana, cambiaría su teoría... Y es que los que antes parecían demonios hoy se consideran ángeles a sí mismos. Y quienes antes eran considerados como ángeles, hoy parecen demonios. ¡Quizás más que un tema de evolución es una cuestión de mutación! Lo que no impide tener una sensación de desasosiego cuando personas que hicieron sufrir tanto a tantos se permitan, también antes, ahora dar lecciones, sin ni siquiera reconocer el daño, y no digamos ya pedir disculpas”, dijo Urkullu.

El lehendakari salió así al paso de las críticas de Sortu, que en las últimas semanas también ha terminado salpicando al PNV de rondón e insinuando que ha permanecido impasible ante la tortura o que la Ertzaintza forma parte de la maquinaria “de guerra” estatal.