PAMPLONA. Se trata de un trabajo multidisciplinar en el que anestesistas y alergólogos se coordinan para mejorar el diagnóstico, los informes y, principalmente, para salvaguardar la vida de los pacientes. Además, ha destacado la CUN en un comunicado, "es el primer hospital español que establece este protocolo de actuación".
Según explica el doctor Gabriel Gastaminza, alergólogo en la Clínica Universidad de Navarra, "en la gran mayoría de los casos la intervención quirúrgica puede continuar sin mayor complicación que la de esperar a que las erupciones cutáneas bajen". "Que la operación se interrumpa ocurre en un 10% de los casos", detalla.Diversos estudios desarrollados en diferentes países (Francia y Australia entre otros) concluyen que solo 1 de cada 10.000/20.000 pacientes sufren una reacción alérgica a la anestesia.
En este sentido, el doctor Alberto Lafuente, especialista en Anestesia de la Clínica Universidad de Navarra, asegura que "realmente este tipo de reacciones alérgicas a la anestesia son más frecuentes de lo que está publicado en la bibliografía científica". Para los especialistas de la Clínica, lo más importante es la inmediatez del estudio de la alergia, "en los primeros tres días tras la reacción alérgica, el paciente ya tiene un estudio completo basado en los datos recogidos sobre el tipo de reacción y la medicación usada para la anestesia".
Una vez elaborado el estudio, el paciente podría desplazarse a cualquier otro hospital con el informe sobre los medicamentos causantes de la reacción alérgica. "Todos los pacientes han sido atendidos por Alergología en los cuatros primeros días tras la reacción alérgica en quirófano y han vuelto para realizarse una revisión al mes o a los dos meses", asegura el doctor Gastaminza, que está convencido de que este procedimiento "repercute en la mejor atención a los pacientes en la Clínica y en otros centros sanitarios".