Atenas - El de ayer fue un día frenético para la campaña electoral en Grecia. Por un lado, tanto el líder de la oposición y favorito en las encuestas, el izquierdista Alexis Tsipras, como el actual primer ministro, el conservador Antonis Samarás, realizaron sus primeros actos de campaña de cara a las elecciones anticipadas del 25 de enero, de las que toda Europa está pendiente. Por otro, el ex primer ministro socialdemócrata Yorgos Papandreu escenificó la escisión de Pasok, lo que podría suponer un golpe letal para el socio menor de la coalición de Gobierno griego.
En un acto multitudinario, el líder de Syriza recalcó que un Gobierno de Grecia dirigido por su partido negociará con sus socios europeos “sobre una base realista” y exigirá “una quita de la mayor parte de la deuda, porque la deuda objetivamente no puede ser pagada”. Tsipras sostuvo que el objetivo de Syriza es lograr una quita que haga sostenible la deuda, “con medidas que no provoquen daño a los pueblos europeos, sino con mecanismos europeos”. “Solo Samarás pretende que la deuda es sostenible, todo para no reconocer que su programa fracasó y que es necesario acabar con la austeridad”, manifestó el político de izquierdas, quien añadió que el objetivo de su partido es que “la deuda sea pagada con crecimiento”.
Para relanzar la economía, Tsipras aseguró que será necesario un programa de inversiones públicas a nivel europeo. “Que lo sepan todos. Habrá negociación, habrá acuerdo y el Memorando será pasado no solo en Grecia sino en toda Europa”, apuntó el líder político, convencido del triunfo de Syriza en las urnas. Al respecto, Tsipras señaló que una vez ganadas las elecciones, Syriza aplicará inmediatamente y “pase lo que pase con la negociación (con la troika de acreedores)” el llamado Programa de Salónica, un compendio de medidas de ayuda inmediata a los más pobres, un programa que, dijo, no crea nuevos déficit, sino condiciones para el crecimiento.
El líder izquierdista se mostró seguro de que “la campaña del miedo” de Samarás, quien augura una salida de Grecia del euro si gana Syriza, no surtirá efecto y que la izquierda no solo ganará en Grecia, sino también en el Estado español y en Irlanda. “El 25 de enero comienza una nueva etapa, y a la victoria de Syriza le seguirá el pueblo español con Podemos e Izquierda Unida, y el año próximo, la de Irlanda, con el Sinn Féin”, auguró. El líder de la oposición griega aseguró que “todo el mundo es consciente de que Europa no está en peligro por la izquierda, sino por el ultraliberalismo, las políticas de Merkel”, concluyó.
Por su parte, el primer ministro griego, el conservador Antonis Samarás, inició su campaña electoral acusando a Syriza de seguir una política que conducirá el país al abismo. Samarás señaló que si la coalición izquierdista gana las elecciones del 25 de enero y aplica sus promesas, “Grecia perderá 43.000 millones de euros de inversiones en fondos europeos hasta 2020”. Además, advirtió de que, como Syriza no logrará alcanzar un acuerdo con los acreedores, los bancos griegos perderán, a partir de marzo, 15.000 millones de euros de liquidez, pues “será interrumpida la prestación de liquidez por el Banco Central Europeo (BCE)”. “Todo eso es verdad y esta verdad tengo que decirla a todos los griegos”, destacó el líder de Nueva Democracia en su primer mitin de la campaña.
El primer ministro griego acusó asimismo a la oposición de haber provocado el parón de varios planes de inversiones extranjeras, con su actitud antiempresarial. “El desempleo que había empezado a retroceder a duras penas, gracias a los esfuerzos de nuestro Gobierno, aumentará fuertemente de nuevo” auguró Samarás. En el acto, el primer ministro conservador se refirió en detalle a lo que considera como logros de su Gobierno y se mostró confiado de que el pueblo reconocerá estos éxitos en los comicios.
Samarás prometió que, inmediatamente tras la victoria de Nueva Democracia en las elecciones de 25 de enero, su nuevo Gobierno cerrará un acuerdo con los acreedores, iniciará la negociación para la reducción de la deuda y elaborará un plan de alivio progresivo de la imposición, aunque sin dar detalles.
Los socialdemócratas Y mientras, los socialdemócratas se hundieron ayer un poco más en el abismo. Y es que la escisión del Partido Socialista Panhelénico (Pasok) oficializada ayer por el ex primer ministro y antiguo líder de esta formación Yorgos Papandreu supone un golpe quizás letal para el socio menor de la coalición de Gobierno griego, que vive mínimos históricos de popularidad. Durante el acto de presentación de su nuevo partido, el Movimiento de los Socialistas Democráticos, en el Museo Benaki de Atenas, Yorgos Papandreu, de 63 años e hijo del histórico fundador de este partido, Andreas Papandreu, justificó su decisión señalando que el país necesita una formación que no esté aliada con la derecha (como el Pasok con Nueva Democracia) y un “nuevo plan para Grecia”. “La manera en que gobernaron los conservadores nos hizo vulnerables a los mercados, hizo que aumentara el déficit y ha llevado al país al borde del infierno”, manifestó en este primer mitin, al que asistieron varios centenares de personas, que una y otra vez le interrumpieron con vítores y aplausos.
El ex jefe de Gobierno griego y suscriptor del primer rescate con la troika de acreedores en 2010 aseguró que el nuevo partido luchará “por elaborar un plan griego que nadie nos impondrá” y que “nos dará la fuerza para decir a los acreedores sí a los cambios, pero basta de austeridad”. Su deserción provocó duras críticas en el seno del que era hasta ahora su familia política y, en un comunicado oficial, Pasok habló de un acto “inmoral” e “ilógico” y le acusó de comportarse como “un heredero que quiere destrozar el partido fundado por su padre”, todo con el objetivo de atender “intereses personales”. Con la creación de un nuevo partido, Papandreu responde a una larga crisis de identidad de los socialistas griegos iniciada en 2010, cuando el Gobierno de Pasok, dirigido por él mismo, dio un giro radical a su política y aplicó un programa de austeridad sin precedentes.
La diferencia entre lo que prometió Pasok en las elecciones de 2009, tras cinco años en oposición, y lo que hizo luego provocó la ira de los ciudadanos griegos y desembocó en un descalabro electoral sin precedentes. Del 43,9% del voto ciudadano conseguido en las elecciones de octubre de 2009, Pasok pasó a apenas un 8,6% en las elecciones europeas de junio pasado mientras su intención de voto actual se sitúa en alrededor del 5%. - Efe