madrid - Con las encuestas en contra y en un ambiente poco optimista, Elena Valenciano, el PSOE y, por extensión, todo Ferraz han encontrado un balón de oxígeno donde menos lo esperaban: en la figura de su rival, Miguel Arias Cañete. Si el cabeza de lista del PP al Parlamento Europeo ya dio síntomas de debilidad en el cara a cara con la dirigente socialista, en un debate de perfil bajo donde el ex ministro de Agricultura tiró de guión, nunca mejor dicho, fiando su discurso a las anotaciones de sus papeles, ayer los perdió en toda la extensión de la palabra al tratar de justificar su suspenso. No tuvo otra ocurrencia Cañete que recurrir a la controversia sexista: "Debatir con una mujer es muy complicado", espetó en una entrevista al programa Espejo Público de Antena 3, con el fin de explicar que en el careo con Valenciano no se mostró como suele ejercer habitualmente, y profundizó en su argumento con un análisis todavía más torticero. Y es que, según el popular, "si el hombre hace un abuso de superioridad intelectual, parece que eres un machista y estás acorralando a una mujer indefensa".

Maná dialéctico para Valenciano, ávida de una polémica de semejante dimensión para remontar en la última semana de campaña electoral. La socialista le replicó de inmediato a través de su cuenta personal de Twitter: "¿Entonces? ¿Qué hacemos? ¿Fuera mujeres del debate?". Mensaje que, aún sin concluir su aparición televisiva, le fue mostrado a Cañete, cuya apostilla, lejos de solucionar el entuerto, lo fue empeorando: "Para mí es más difícil, me cuesta más". Hasta el punto de que el cabeza de lista del PP no dudó en afirmar que "si debato con el señor Rubalcaba nos podemos decir todas las barbaridades, pero con una mujer se interpreta de otra manera". El secretario general del PSOE también le respondió ipso facto a través de la red social: "Cañete, el machismo del mal perdedor".

revés en génova Ni la del jueves fue su noche, ni la de ayer su mañana. En Génova es posible que no dieran crédito a cómo su estrategia de ir tejiendo una campaña de poco peso para llegar al día 25 con la ventaja que marcan los sondeos, o incluso mayor, quedaba seriamente trastocada porque su líder europeo se enfangó en un terreno donde nada tenía que ganar. Cañete se empeñó en razonar que no estuvo a la altura en el debate porque, según su prisma, "con todas las provocaciones de la señora Valenciano, toda la demagogia y apelaciones al populismo, con todas las medias verdades y mentiras, si soy yo mismo me temo. Entraría a matar", dijo como prólogo a su visión respecto sobre cómo se percibe un careo político entre un hombre y una mujer. "Prefiero hacerlo de la manera en que lo he hecho", insistió, describiéndose como un profesional "muy espontáneo, digo siempre lo que pienso y a veces no soy políticamente correcto", asegurando que en muchas ocasiones hace un "ejercicio de contención" casi "hasta el límite". Vamos, que con Valenciano se "contuvo". Toda una sobreexposición que podría desmovilizar a las franjas de electores que el PP parece tener aseguradas, y activar a los indecisos y abstencionistas del principal partido de la oposición en este bipartidismo que uno y otro han fomentado en este periodo electoral.

Fue tal el tsunami generado, que Cañete tuvo que salir a la palestra para rebajar el impacto de sus afirmaciones. "Quiero dejar clara una cosa. Todo lo que he aprendido de Agricultura me lo enseñó una mujer, Loyola de Palacio", apuntó en su cuenta de Twitter. Y añadió: "Siempre hemos creído en las mujeres, como Isabel García Tejerina, al frente del Ministerio de Agricultura y María Dolores de Cospedal en Castilla-La Mancha". Demasiado tarde. Es más, ya durante el cruce de reproches entre los dos candidatos en la televisión pública española, donde se dedicaron a criticar sus respectivas herencias, Valenciano le afeó sus manifestaciones sobre el sexo contrario cuando en el año 2000 el entonces responsable de la cartera de Agricultura aseveró que "a los regadíos hay que manejarlos como a las mujeres". Si fue una táctica de la socialista de ir metiendo el asunto en harina, le salió redondo.

Las reacciones no se hicieron esperar. En un mitin en Parla, Valenciano constató que "lo que ha quedado claro es que si gana Cañete perdemos las mujeres, y todos los hombres que creéis en nosotras". Para el coordinador de la campaña del PSOE, Óscar López, "Cañete, para justificar su derrota, dijo que tuvo miedo a parecer lo que ha confirmado ser con su comentario: un machista"; mientras que la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, salió en defensa de su compañero de filas, señalando que "nos tenemos que fijar en sus hechos".

Medios afines al PP desvelaban ayer que esta metedura de pata de su candidato ha puesto patas arriba a Génova. Si ya su comportamiento en el debate disgustó en su formación al verle "encorsetado", la entrevista posterior ha puesto un nombre en boca de todos, el de Pedro Arriola, sociólogo del presidente Mariano Rajoy, que había preparado el cara a cara con Cañete, y que ayer habría deseado que la campaña hubiese expirado el mismísimo jueves. Como podía leerse en numerosos mensajes, "nada hay más machista que un hombre diciendo que no se emplea fondo en un debate político con una mujer para no parecer machista". En Ferraz, ahora, hasta creen en la victoria.

Menos seguido que en 2009. El debate en La 1 de TVE entre los cabezas de lista del PP y del PSOE registró una audiencia de 1.836.000 espectadores en el Estado español y una cuota de pantalla del 9,5%. El cara a cara protagonizado en 2009 por los anteriores números uno a las elecciones europeas, Jaime Mayor Oreja y Juan Fernando López Aguilar, registró una audiencia media de 2.653.000 espectadores y una cuota de pantalla del 13,9%.

Lejos del Rajoy-Rubalcaba. En puertas de los últimos comicios generales, el careo protagonizado por Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy en 2011, obtuvo una audiencia media de 12.005.000 de espectadores y una cuota de pantalla del 54,2%. Una prueba de lo lejos que a la ciudadanía le queda aún Europa.