parís - El Tribunal de lo Criminal de París abrió ayer el juicio contra los presuntos dirigentes de ETA que dirigieron las conversaciones mantenidas con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero entre 2005 y 2007 y que estaban al frente del aparato político cuando fueron arrestados, el 20 de mayo de 2008, en pleno enfrentamiento con los responsables de las estructura logístico-militar.
En el proceso planea la sombra del fallecido dirigente Xabier López Peña, Thierry, que murió en marzo de 2013 en un hospital parisino ya una vez cerrado el sumario. Los tres miembros de ETA que comparecen ante el tribunal, y en particular la que fue la compañera de Thierry hasta su muerte, Ainhoa Ozaeta, Kuraia, quisieron homenajear al exjefe terrorista ante el tribunal con alabanzas a su figura mezcladas con denuncias contra Francia por las circunstancias de su desaparición. Ozaeta dijo que López Peña "combatía" con ellos cuando todos fueron arrestados en un piso de Burdeos, que "era un revolucionario" y "un hombre de convicciones", y que de haber estado ahora sentado en el banquillo también "habría reconocido su militancia" en ETA igual que ellos tres. Esta mujer de 39 años, que se enfrenta a una decena de cargos -en particular el de dirigente de una organización terrorista por haber estado al frente de las finanzas, de la estructura de extorsión a empresarios, además de por ser corresponsable del aparato político-, destacó que la muerte de Thierry se produjo "bajo la responsabilidad de la administración penitenciaria francesa".
El segundo de los inculpados por dirección de banda terrorista, Igor Suberbiola Zumalde (35 años), Kartxi, que afronta una docena de otras imputaciones, se esforzó también en "denunciar la muerte en prisión" de López Peña por "la misma política represiva que aplica el Estado español". Jon Salaberria Sansinenea (44 años), al que se acusa de haber sido el lugarteniente de Suberbiola cuando éste era jefe del aparato político de ETA, fue más breve y habló en euskera.
crisis interna La primera jornada de audiencia -está previsto que el juicio se prolongue hasta el 12 de junio, cuando los siete jueces dictarán sentencia- sirvió para que los servicios antiterroristas franceses hicieran un primer análisis de la crisis interna que ETA vivía en los primeros meses de 2008.
El comandante de la Subdirección Antiterrorista (SDAT) Stéphane Durey contó cómo en los documentos requisados en el piso franco de Burdeos aparecían las acusaciones contra Kuraia, Thierry y Kartxi lanzadas por los jefes del aparato logístico-militar, Garikoitz Aspiazu Rubina, Txeroki, y Mikel Karrera Sarobe, Ata. Preguntado por el fiscal, Jean-François Ricard, si se trataba de divergencias ideológicas entre un primer grupo más moderado y otro extremista, Durey admitió que Ata era uno de los adalides de "la línea dura". Pero añadió que no fue un conflicto sobre la estrategia de reanudar los atentados tras la tregua de 2006, sino que Karrera y Aspiazu expulsaron del comité ejecutivo de ETA a los otros tres "por ser particularmente incompetentes", por entender que habían causado el hundimiento de la organización, entre otras cosas con una redistribución equivocada de sus fondos.
El oficial de la SDAT atribuyó la debilidad de ETA en ese momento de luchas intestinas a "un conjunto de cosas" y en particular a la cooperación policial entre España y Francia, a las numerosas detenciones de activistas con detenciones sucesivas de dirigentes y al desmantelamiento en octubre de 2004 de algunos de sus principales zulos de armas y explosivos. En cuanto a la pista que llevó hasta el lugar donde se escondían en Burdeos Thierry y los otros tres acusados ahora juzgados -junto a ellos comparece, libre, como colaborador el francés Louis Fort, por haberles facilitado el piso-, Durey negó que procediera de las fuerzas del orden españolas, sino que vino de los servicios secretos franceses, sin dar más detalles.
A los reproches de la abogada de la defensa Yolanda Molina por no hablar de las supuestas "torturas" de las fuerzas del orden españolas a detenidos de ETA, Durey replicó que, si bien puede haber funcionarios de policía que se han excedido en el trato a detenidos, no se puede ocultar que la dirección de ETA ha dado "consignas" para que sus activistas "denuncien sistemáticamente" torturas al ser arrestados. - Efe