gasteiz - Begoña Rodríguez abandonó hace una semana su domicilio situado en el barrio gasteiztarra de Zabalgana a las 9.30 horas para, como cada lunes, "comprar la Pronto" y algo de comida. Al ser festivo en Álava por motivo de la celebración de San Prudencio, su pareja y ella decidieron coger el coche y desplazarse hasta la localidad burgalesa de Miranda de Ebro, pero ni siquiera pudieron comenzar el trayecto.

"¿Es usted Begoña?". Tras contestar afirmativamente a la pregunta que dos hombres le realizaron desde el exterior del vehículo, esta ferrolana de 46 años afincada en Vitoria desde 2011 inició una odisea aún inacabada que le llevó a estar retenida durante 15 horas en un calabozo de las dependencias de la Guardia Civil en Sansomendi. Su presunto delito, enaltecer el terrorismo con contenidos albergados en su cuenta de Facebook.

Begoña Rodríguez se convirtió así en una de las 21 personas, 15 de ellas en Euskadi, detenidas en el marco de la operación Araña que la Guardia Civil desarrolló la semana pasada en todo el Estado con la intención de poner freno a los mensajes ofensivos vertidos a través de las redes sociales que pudieran suponer un delito de enaltecimiento de ETA y de humillación a las víctimas.

"Lo primero que pensé es que a mi hija, que vive en Baleares, le había pasado algo. No encontraba otro motivo", rememora. Entre las pruebas que llevaron a los agentes hasta Begoña figuraba una foto del anagrama de la banda terrorista que esta vecina de Vitoria supuestamente albergaba en su cuenta -la página ha dejado de estar disponible- de Facebook. Rodríguez admite que le enviaron la imagen, "que ni siquiera sabía lo que era", y que la tenía junto a otras fotos, a las que accedía a través de su teléfono móvil por carecer de ordenador. Es una pantalla pequeña y más para mí que padezco miopía, astigmatismo y desprendimiento vítreo", una patología ocular que además de limitar la visión es degenerativa y puede derivar en ceguera. No es ésta la única enfermedad que padece esta gallega con una minusvalía reconocida del 72% que le impide acceder al mercado laboral.

Los avatares de la vida trasladaron a Begoña desde su Galicia natal hasta el País Vasco con el objetivo de rehacer una vida marcada por su reciente separación. Internet le permitió conocer amistades en una tierra "donde la gente habla poco" y comenzar a salir con un gasteiztarra. Las redes sociales han acompañado a Begoña en los momentos más duros de su enfermedad, pero nunca hablando con cibernautas que "dijeran algo malo de la pobre niña Irene Villa o de Miguel Ángel Blanco por el que tanto lloré", advierte.

Su vinculación con la política se limita a ir a votar porque considera que es "una obligación", pero "a la inglesa", como define. "Voy sin tener un candidato fijo siempre, sino con la idea de votar al que lo ha hecho bien". Aún sigue sin creer la vinculación que le achacan a postulados independentistas cuando ni siquiera es nacionalista. "Y si lo fuera defendería a Galicia", apostilla.

Las 15 horas de la detención incluyeron el paso por Urgencias debido una indisposición de la detenida y la visita de una letrada de oficio que "se desentendió del asunto y me recomendó que me buscara un buen abogado", recuerda con tristeza.

Ahora espera la llamada de la Audiencia Nacional para saber "qué va a pasar", pero ella se sabe "inocente" y su único objetivo es que "mi nombre quede limpio y que algún día pueda olvidar todo esto". Para conseguirlo, Begoña está llamando a las puertas de los partidos políticos, donde hoy mismo será recibida por uno de ellos.

No es la única ayuda que ha solicitado. Después de abandonar de madrugada el cuartel de Sansomendi, tras unas pocas horas de sueño acudió a su médico de cabecera para solicitar ayuda psicológica. "Lo que ha hecho la Guardia Civil conmigo es salvaje. Necesito olvidar", concluye.