VITORIA - La resistencia a los antibióticos amenaza con derribar los logros de la medicina moderna. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó ayer del aumento de la resistencia a los antibióticos en todas las regiones del mundo, incluso con aquellos fármacos utilizados como "último recurso" para tratar infecciones potencialmente mortales. Esto significa perder la batalla contra las enfermedades infecciosas ya que las bacterias están adaptándose y rebelándose contra los fármacos modernos.

"Estoy profundamente preocupado por el hecho de que los antibióticos, que nos han permitido tratar infecciones bacterianas previamente letales y salvar muchas vidas, son cada vez menos y menos eficaces", explicó hace unos días el comisario de Salud e Investigación de la Unión Europea, Tonio Borg .

Ayer la Organización Mundial de la Salud (OMS) incidía en esta preocupación y alertaba sobre la necesidad de cambiar la forma de "producir, prescribir y usar" los antibióticos ante la "grave amenaza" para la salud pública que están generando las resistencias bacterianas, que hacen que algunos de estos fármacos más habituales solo funcionen en la mitad de los casos, según expuso el subdirector general de este organismo de Naciones Unidas, Keji Fukuda. "Puede afectar a cualquier persona de cualquier edad en cualquier país", reza el informe presentado ayer, que recuerda que estas resistencias se producen cuando la bacteria sufre cambios que hacen que los fármacos habitualmente utilizados para combatirla dejen de funcionar convenientemente.

Esta resistencia está afectando a muchos agentes infecciosos distintos pero se centra en los antibióticos de siete bacterias responsables de infecciones comunes graves, como la septicemia, la diarrea, la neumonía, las infecciones urinarias o la gonorrea. Entre las principales resistencias, la OMS destaca las que afectan a los antibióticos carbapenémicos, último recurso terapéutico para las infecciones potencialmente mortales por Klebsiella pneumoniae, una bacteria intestinal común que causa infecciones nosocomiales, como las neumonías, las septicemias o las infecciones de los recién nacidos y los pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos.

Fracaso contra la gonorrea Asimismo, en Austria, Australia, Canadá, Eslovenia, Francia, Japón, Noruega, Reino Unido, Sudáfrica y Suecia se ha confirmado el fracaso del tratamiento de la gonorrea con cefalosporinas de tercera generación, el último recurso terapéutico para una enfermedad de la que todavía se detectan un millón de casos diarios a nivel mundial.

Así, en Europa hay una amplia resistencia del K. pneumoniae a las cefalosporinas de tercera generación y, en algunos entornos, hasta un 60% de las infecciones por Staphylococcus aureus son resistentes a la meticilina, lo que significa que el tratamiento con los antibióticos habituales no funciona. Pero la resistencia del S. aureus que hay en Europa no es la más alta ya que en otras regiones como el Pacífico Occidental o África llega al 80% y en América, hasta el 90%.

En el continente americano también es "elevada y generalizada" la resistencia del K. pneumoniae y del E. coli a las cefalosporinas de tercera generación y a las fluoroquinolonas, dos clases importantes y muy utilizadas de antibacterianos.

El problema de esta resistencia, denuncia la OMS, es que prolonga la duración de las enfermedades y aumenta el riesgo de muerte. Por ejemplo, se calcula que las personas infectadas por el S. aureus resistentes a la meticilina tienen una probabilidad de morir un 64% mayor que las infectadas por cepas no resistentes. Asimismo, la resistencia también aumenta el costo de la atención sanitaria, pues alarga las estancias en el hospital y requiere más cuidados intensivos.

Uso correcto. Osakidetza recuerda que hay que usar antibióticos únicamente cuando los haya prescrito un médico o un odontólogo; completando todo el tratamiento prescrito.

No utilizar 'sobrantes'. Tampoco hay que dar los antibióticos a otras personas ni utilizar aquellos que hayan sobrado de prescripciones anteriores.

Nunca hay que abandonar el tratamiento antes de tiempo, incluso aunque el paciente se encuentre mejor ya que las bacterias pueden reactivarse.

En primer lugar se expone innecesariamente a la persona a posibles efectos secundarios y además se actúa sobre las bacterias beneficiosas que viven en nuestro organismo.

38%

Es el número de personas que declara haber tomado antibióticos en los últimos 12 meses.

Con prescripción médica84%

Con una prescripción anterior4%

Sin receta en la farmacia4%