Bilbao. El PSOE ha despejado por fin, tras más de un año de continuas intrigas internas, la incógnita de las fechas de sus primarias abiertas para elegir candidato a la presidencia del Gobierno español y, pese a que aún restan muchos meses para la apertura del proceso electoral interno, se da el pistoletazo de salida para que los aspirantes puedan urdir complicidades, recabar apoyos y medir sus fuerzas de cara a presentar sus credenciales.
Todo apunta a que en los próximos meses se multiplicarán los rumores, proliferarán candidaturas como champiñones y posibles aspirantes que ahora inundan las páginas de los periódicos se caerán de las quinielas. Pero en el PSOE se espera que los candidatos que realmente tienen opciones no desvelarán sus intenciones hasta unos pocos meses antes de la fecha de las primarias para no ser "penalizados" por la militancia; en definitiva, para no quemarse.
La decisión sobre la fecha de las primarias, no despeja, sin embargo, el otro gran asunto que condicionará que los posibles aspirantes den un paso al frente. A día de hoy, el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, no ha aclarado si presentará su candidatura. Sostiene su entorno que no quiere terminar su carrera política sin enfrentarse de nuevo al líder del PP, Mariano Rajoy. Pero ya lo dijo Felipe González: pese a ser "la mejor cabeza política" tiene "una crisis de liderazgo" que lastra las opciones electorales del PSOE. Para él será vital el resultado de los comicios europeos: si el PSOE gana o recorta de manera apreciable su distancia con el PP, Rubalcaba podría reivindicarse como candidato.
esperando a rubalcaba De la decisión de Rubalcaba dependerían directamente las aspiraciones de Patxi López, quien es improbable que se presente a las primarias sin la aquiescencia del actual secretario general. El líder socialista vasco es el fijo en las quinielas de los candidatos. Pese a su célebre expresión de que no se pondrá "de perfil", es consciente de que a día de hoy no sería el candidato más valorado. Por eso, debe seguir tejiendo complicidades con otros sectores del PSOE, como demuestra su viaje a principios de semana a Sevilla, donde se reunió con la gran esperanza blanca del socialismo, la presidenta andaluza, Susana Díaz, cuyo apoyo se antoja decisivo para cualquier aspiración dentro del partido. En este contexto, el secretario general del PSE pretende impulsar su figura con el ciclo de conferencias que traerán a Euskadi a finales de mes a líderes relevantes del PSOE, como Pérez Rubalcaba, Díaz y el expresidente González.
Si existen dudas sobre lo que decidirá López, más claro es el futuro de la exministra Carme Chacón, quien pese a su aventura docente en Miami está dispuesta regresar a Madrid en verano, a tiempo de intentar por segunda vez tomar las riendas del PSOE, esta vez como candidata a La Moncloa. En el partido se da por supuesto que si es necesario volverá a enfrentarse a Rubalcaba; si no, su presumible contrincante sería Patxi López. Pese a que su tirón electoral -es la preferida en las encuestas-, influencia interna y espíritu combativo ha quedado fuera de toda duda, está por ver si su alejamiento durante un año de las intrigas del PSOE le puede restar apoyos. Del diputado vasco Eduardo Madina poco se sabe, solo que se deja querer y que no cierra las puertas a entablar batalla. En los últimos meses se ha recluido en el mutismo y sopesa sus fuerzas.
Otro que no acaba de descartarse es Emiliano García-Page, alcalde de Toledo y secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha, pero sus intereses podrían pasar más por plantar batalla a la presidenta de su comunidad, la popular Dolores de Cospedal, en las autonómicas del año que viene. A falta de que alguno de estos candidatos dé un paso al frente, otros francotiradores se han mostrado dispuestos en los últimos meses a presentarse a las primarias, como el europarlamentario Juan Fernando López Aguilar, la secretaria general de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas, Beatriz Talegón, e incluso el exdirector de la Policía y la Guardia Civil Joan Mesquida.
De los nombres que ya se han caído de las quinielas, destaca Susana Díaz, la gran esperanza blanca del socialismo, que debe cimentar su experiencia política en Andalucía y quizá esté preparándose para jugar en una liga mayor, la del liderazgo del PSOE. Porque no hay que olvidar que la elección de un candidato que no sea Rubalcaba -sobre todo si resulta elegida Chacón, con la que la cohabitación sería casi imposible- podría abocar al partido a una crisis de liderazgo, lo que obligaría a convocar un congreso extraordinario para elegir a un nuevo secretario general del partido. Muchos observadores dicen, en alusión a la ambición de Susana Díaz, que será la hora no de un líder, sino de una lideresa.
En este auténtico carrusel de nombres, en las últimas semanas se han autoexcluido de cualquier aspiración otros significados dirigentes, como el presidente del partido, José Antonio Griñán, recién salido de manera no muy honorable de la presidencia de la Junta de Andalucía, y la exministra Trinidad Jiménez. También parece descartada la candidatura del líder de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, por mucho que encabece el sector crítico a Rubalcaba como demostró su reciente dimisión como senador. La batalla de Gómez pasa por tratar de desalojar al popular Ignacio González en la Comunidad de Madrid.