pamplona. La resolución que dictó Europa el pasado 21 de octubre en contra del alargamiento de condenas ha removido las bases de la política penitenciaria. Después de tres excarcelaciones casi inmediatas (Del Río, Troitiño -condicional- y Piriz), el viernes la Audiencia Nacional acordó la puesta en libertad de otros nueve reclusos.

Han sido semanas intensas, ¿cómo están los ánimos?

Estamos tranquilos porque parece que estamos en el punto en que parece que hemos llegado al final de este camino pero, a la vista de la ingeniería jurídica que están intentado utilizar, asumimos todo esto con la necesaria prudencia.

Ha llevado el caso de Inés del Río personalmente, ¿cómo ha conseguido convencer al Tribunal de Estrasburgo de que la doctrina era poco menos que ilegal?

Se puede resumir todo o casi todo con la frase con la que comenzó la intervención en defensa de Inés en la Gran Sala, y es que este es un tema de aplicación universal de los derechos humanos. La cuestión era que el tribunal viera que de lo que estábamos hablando aquí es de que los derechos humanos, los derechos fundamentales se han de aplicar a todas las personas y no se pueden condicionar a la política antiterrorista de un Estado. Esa es la cuestión fundamental que se ha venido ha discutir aquí y que el Tribunal de Estrasburgo vio en junio del año pasado y que ha vuelto a ver ahora de manera clara. La cuestión es que se viera la esencia y así ha sido.

La han definido como la mujer que ha tumbado la 'doctrina Parot', ¿cómo se recibe eso?

Eso no es así. Aquí hay un trabajo de equipo de muchos años, de muchos abogados que estamos trabajando en la asistencia de los presos políticos vascos, que hemos ido hilando cada recurso, llevándolo un paso más allá, reforzando los argumentos, pero todo eso ha sido en equipo. Además considero que es un triunfo de los presos que han aguantado esta situación, de los familiares que les han llevado en volandas y luego de todas las personas que se cuentan por miles y que en cada ámbito han puesto encima de la mesa que esta doctrina no es algo pacífico, no es algo que se pueda asumir. El triunfo es de todos aunque me haya tocado a mí poner la cara como abogada de Inés.

¿Qué supone el fallo para el proceso de paz?

Debería de suponer más que lo que de momento ha dicho el ministro de interior en la rueda de prensa. La sentencia de Estrasburgo constata que ha habido y hay una vulneración de derechos fundamentales y hay una quiebra del Estado de Derecho. Desde la primera aparición pública tras conocer el fallo dijimos que era necesario que el Estado escuchara a Estrasburgo, que escuche que los derechos humanos van por delante de cualquier interés de la lucha antiterrorista o de la política penitenciaria. Que escuche y que actúe en consecuencia porque la vulneración de los derechos fundamentales no termina con la derogación de la doctrina. Hay toda una excepcionalidad en el tratamiento de los derechos de los presos políticos que tiene la misma base en esa vulneración. Sería un gravísimo error no actuar en el camino de las soluciones.

¿Cree que serán necesarias otras sentencias para terminar con la excepcionalidad en otros ámbitos?

No creo que judicializar este tipo de procesos sea beneficioso. Hemos conseguido mucho en el ámbito jurídico pero las soluciones, los diálogos, los encuentros tienen que venir en otros ámbitos, en el ámbito político. Esta sentencia debería ser el ariete que de alguna manera abra camino y que traiga nuevos posicionamientos políticos detrás.

Las excarcelaciones han sido duramente criticada por algunos sectores, ¿cómo las reciben?

Si una víctima considera una ofensa que un preso salga habiendo permanecido de manera injusta en prisión tras haber cumplido ya esa condena, yo no soy quien para decirle si debe considerarlo una ofensa o no. El problema es que ese argumento se adopte por los responsables políticos y que eso determine la intervención política de un Gobierno. Cómo se sienta una víctima es una cuestión subjetiva, una cuestión de sentimientos pero que eso se haga línea de medir por los políticos, ahí viene realmente el problema.

Además de a los presos de ETA, afecta a violadores y a asesinos como las niñas de Alcasser...

Es lo mismo para unos que para otros, lo que no puede ocurrir en un Estado de Derecho es que el derecho penal, las penas, los castigos, tengan como único objetivo el resarcimiento de las víctimas. Por supuesto que el tema de las víctimas ha de ser abordado, pero no para convertir su resarcimiento en objetivo único de las penas ni, desde luego, para dar a éstas un sentido de venganza

En defensa del manifiesto hecho público por IU, Batzarre y Equo, Ioseba Eceolaza dijo que no es justo pedir ahora derechos humanos para unos cuando antes no ha habido para otros, ¿qué le parece?

Lo que hemos defendido es la universalidad de los derechos humanos. Aquí hay un conflicto, eso es innegable y se han hecho muchas cosas, ha habido y hay mucho sufrimiento. Eso no quiere decir que a unas personas, los presos en este caso, se les pueda privar de los derechos fundamentales, de los derechos humanos. Una cosa no quita la otra. Quien afirma eso no solo lo justifica, sino que se convierte en colaborador activo de la negación de los derechos fundamentales que hoy y aquí siguen ocurriendo, con especial intensidad para con los presos, sus familiares o quienes el mes pasado fueron detenidos por defender esos derechos.

¿Qué le parecen los encuentros de presos con las víctimas?

Es un tema bastante espinoso. En cualquiera de los casos debería depender de la voluntad no condicionada de cada cual. Ese escenario, sin valorarlo en términos objetivos, tal y como ahora se produce está demasiado condicionado para que pueda dar ningún fruto. Ahora bien, en cualquier caso, creo que hay que abogar por soluciones globales e integrales y estos encuentros, a día de hoy, no se enmarcan ahí.

Hablaba de la rotundidad de la sentencia pero parece que el Constitucional está contra las salidas en bloque, ¿cabe algún tipo de recoveco?

Yo creo que no. Está claro que la sentencia está abordando una cuestión general, no solo el caso específico de Inés. No hay ningún tipo de duda y no he visto a nadie del mundo de la judicatura que afirme que no se puede aplicar a todos, aunque ha habido responsables políticos que han hecho gestos en ese sentido. Otra cosa es si se puede aplicar directamente la sentencia de Inés a otros casos, que eso no sería posible porque la sentencia de una persona es para una persona y punto, pero la argumentación y pronunciamientos de la sentencia es innegable que es de aplicación general, no hay ningún tipo de duda.

¿A qué se debe tanto reparo?

Van a tratar alargar esto en el tiempo lo máximo posible. Esto supone ahondar en la violación del derecho fundamental a la libertad que ha declarado Estrasburgo y eso es un auténtico atentado contra ese derecho. Parece que eso es lo que van a tratar de hacer, alargar en el tiempo.

¿Cuánto tiempo puede tardar en que los presos que tienen el recurso presentado estén en la calle?

Si hay voluntad, puede resolverse en una semana. Todo lo que se está alargando, se está haciendo de modo artificial. No podemos saber cuánto va a tardar, pero va a ser nuestro esfuerzo que esa demora sea breve.

Ha quedado aplazada la decisión en la Audiencia Nacional sobre el recurrido la retirada de la indemnización a Del Río, ¿confían en recuperarla?

Cuando desde la primera rueda de prensa salen los ministros del Interior y de Justicia diciendo con tanta contundencia que no se va a dar ese dinero, ya vimos que aunque haya recorrido jurídico, no va a llegar a buen puerto. Lo cierto es tanto Inés como su equipo de abogados sabemos que ese dinero no lo vamos a cobrar, no estamos pretendiendo cobrar ese dinero sino simplemente lo recurrimos porque es parte de la sentencia de Estrasburgo. Es parte de lo que el TEDH le ha dicho al Estado que tiene que hacer y entonces nos rebelamos en contra de que el Estado español diga que no va a cumplir eso. No buscamos ese dinero, Inés no busca ese dinero, al margen de que, evidentemente, ningun dinero puede pagar que una persona esté en prisión más tiempo del que tiene que estar.

Tras la excarcelación de Del Río no hubo 'ongietorri', ¿es la dinámica que se va a seguir?

Una cosa es que no se haya hecho un acto en la plaza del pueblo y otra cosa es que no se le haya recibido con los brazos abiertos. La izquierda abertzale considera que toca actuar con responsabilidad, de acuerdo con la situación pero eso no significa que no hayamos acogido la sentencia con satisfacción y que no les vayamos a recibir con los brazos abiertos.

Pero, ¿se va a huir de la puesta en escena anterior?

Ahí esta la cuestión de llevar todo lo que pueda ocurrir aquí con responsabilidad. Consideramos que lo prioritario y el principal objetivo ha de ser que todas esas personas queden en libertad y que nadie tenga ninguna excusa para que se actúe contra ellas o personas de su entorno.

¿Cómo afronta un preso de estas características la libertad?

Estamos hablando de muchos años de condena. El código penal es muy duro y más con este tipo de reclusos de delitos de motivación política y se aplica la excepcionalidad sin acceso a permiso ni semilibertades. Esas condenas condicionan a las personas de forma determinante. En el caso de los presos vascos por encima de ese condicionante ha estado la manera en que ellos han encarado la prisión como otro ámbito de pelea por los derechos de su pueblo y la manera en que han sido apoyados por su entorno y han mantenido el contacto con sus pueblos y barrios. Eso hace que la cárcel no sea tan negativa y que la vuelta a casa sea algo natural.

Ha terminado con este caso pero le quedan otros, ¿qué expectativas hay sobre los otros juicios ahora abiertos?

Defiendo a algunos jóvenes del juicio de Segi ,y ellos lo que dijeron es que lo que se está juzgando es una actividad puramente política, que se ha criminalizado de manera muy fuerte al servicio de esa política antiterrorista. Continuar con estos procesos, además de anacrónico, es un palo en la rueda para alcanzar la vía de las soluciones.

¿Afecta de alguna manera la sentencia a estos procesos?

La sentencia debería ser un revulsivo para que el Estado abandone sus políticas de excepción y apueste por la construcción de la paz.. Mucha gente entiende que una vez que Europa ha dicho que ese no es el camino, esto cambie. Esperamos que esa reclamación social y esa fuerza ponga las cosas mirando hacia adelante.