AUSTRALIA. El neuro-científico australiano Mandyam Srinivasan de la Universidad de Queensland y varios de sus compañeros analizaron la habilidad para aterrizar con precisión de las abejas, que tienen un cerebro del tamaño de una semilla de sésamo y carecen de una visión binocular.

Para efectos de la investigación, los científicos utilizaron cámaras de alta velocidad para grabar los aterrizajes de las abejas en sus panales y posteriormente calcular las diferentes velocidades utilizadas en distintos puntos de la trayectoria aérea, según la cadena local ABC.

Srinivasan explicó que cuando una persona se acerca hacia un objeto, éste parece más grande y si el movimiento se da a un índice constante, entonces aumenta de tamaño con mayor velocidad y a un índice exponencial a medida que se acerca más.

Pero las abejas no permiten que esto suceda porque graduan la velocidad reduciéndola a medida que se acercan al objetivo y permitir que la velocidad sea proporcional a la distancia del punto de aterrizaje, según citó la ABC.

"Y si la distancia se duplica, las abejas aumentan su velocidad de acercamiento al doble", agregó el científico al enfatizar que este mecanismo de regulación es como un "hermoso autopiloto automático".

Asimismo, los científicos utilizaron una pista de aterrizaje con el diseño de una espiral giratoria para alterar la impresión del tamaño objetivo según el ángulo de aterrizaje y en algunos casos provocó que las abejas frenaran o aceleraran hasta estrellarse en la superficie.

Actualmente, Srinivasan y sus colegas intentan aplicar estos conocimientos para desarrollar sistemas de aterrizajes para aparatos voladores autónomos que no dependan de radares o sonares.