Vitoria. Jon y Adela han encontrado la solución definitiva para un veraneo por la patilla. Porque ellos tienen casas en todo el mundo. Más de cuarenta mil viviendas en 153 países. A cambio de una cuota de 95 euros al año, Jon y Adela ofrecen su vivienda en la Parte Vieja donostiarra y, por supuesto, su terraza con amplias vistas, y pueden recorrer el globo estas vacaciones con alojamiento gratis.
Esta pareja guipuzcoana ha realizado ya unos ocho intercambios. Algunos de ellos con parada y fonda en Roma, Copenhague, Londres o Praga. "No nos planteamos viajar de otra manera porque la calidad humana que aporta el intercambio de casas es algo que no encontramos con ninguna otra fórmula vacacional", afirma Jon. Para este verano ya han hecho sus planes; "nos gustaría alojarnos en una casa tranquila en Bretaña, Normandía o en algún rincón de Provenza".
El País Vasco acoge 125 casas de intercambio solo en el portal IntercambioCasas.com, la bolsa de viviendas de la que dispone esta web, filial de Home Exchange. Pero hay otro centenar largo de familias dispuestas a permutar su vivienda con un desconocido que aparecen inscritas en otras webs, un ramo que brinda una iniciativa para ampliar el horizonte del ocio y abaratar estancias. "Es que se trata de una nueva forma de viajar barato. Está demostrado que con esta fórmula se ahorra hasta un 50% del presupuesto del viaje", dice Violeta Díaz, directora de IntercambioCasas.com en el Estado español, a modo de argumento irrefutable.
Treinta y siete localidades vascas figuran inscritas entre sus socios, lo que supone que un 15% del total de municipios de la Comunidad Autónoma se han sumado a esta oferta. En concreto, Donostia alberga 41 viviendas de intercambio ya que ofrece un destino muy atractivo para el turismo por la posibilidad de practicar actividades como el surf o el golf. Le siguen en el ranking de intercambios capitales como Bilbao y enclaves como Zarautz.
La permuta de viviendas se traduce en un ahorro en el hospedaje y en la manutención, además del alquiler del vehículo si los interesados lo incluyen en el paquete. Al margen de pagar la cuota anual, el único requisito consiste en colgar fotografías y vídeos de la casa para que los clientes potenciales puedan valorarla. De hecho, un 80% de los socios vascos que han intercambiado su casa repite experiencia, dando fe de la satisfacción de los usuarios ante esta forma diferente de disfrutar de las vacaciones que facilita practicar turismo económico por todo el mundo.
Violeta Díaz
"No visitas sitios a la carrera"
Violeta Díaz probó esta manera de viajar en 2005. Fue en una estancia de un mes en Estados Unidos, cerca de San Francisco. Esa experiencia la cautivó. "Porque profundizas un poquito más; no es ese turismo en el que pasas de puntillas por todo y visitas sitios a la carrera", explica. Disfrutó de un cuartel general desde el que organizó mejor su viaje, conoció y compartió fiestas con sus convecinos y se empapó mejor de la cultura estadounidense. "Hice amistad hasta con los vecinos y eso cambia totalmente el concepto del viaje", asegura.
Según Díaz, la crisis ha ayudado a que repunte este tipo de oferta vacacional, pero solo de una forma tangencial, pues quienes se van de vacaciones mediante un intercambio de casas "buscan en realidad una forma distinta de viajar". Es el espíritu y la filosofía "de poder estar en mi casa en cualquier parte del mundo", insiste, lo que hace que alguien elija un intercambio de viviendas y no un hotel. "Hace unos años parece que la gente se sentía atraída solo por el sur pero ahora el fenómeno se ha extendido y el norte resulta un excelente reclamo", puntualiza.
En este sentido, y en opinión de Violeta Díaz, "un 60% de los usuarios vascos está abierto a visitar cualquier destino pero las ciudades que más demandan actualmente son Berlín, París y los países del norte de Europa como Suecia, Reino Unido o Bélgica".
Amaia García
"Te sientes más integrado"
Para evitar sustos conviene disponer de un seguro multirriesgo del hogar que pueda prevenir la cobertura de hipotéticos desperfectos. Sin embargo, se trata de un fenómeno poco frecuente porque hay un elemento indispensable: la confianza. "La confianza es la base. Si tu piensas que van a tratar tu casa como tu tratarás la suya, todo funciona. ¿Porqué no? Hay gente buena en todas partes. Nosotros [con dos niños] hemos estado en Irlanda y en USA intercambiando casa y coche", relata Amaia García. No hay que olvidar que uno mete en su casa a un completo desconocido. "Es cierto que guardas las cosas importantes pero la confianza es algo básico", relata esta bilbaina.
"Es una buena forma de viajar, siempre que la gente con la que intercambies te dé seguridad. Económicamente te ahorras el hotel, vives en un piso y te sientes más integrado en la ciudad a la que vas", corrobora con conocimiento de causa. Los clubes dedicados a intercambiar casas entre particulares son una modalidad vacacional con varias décadas de antigüedad. Sin embargo, las nuevas tecnologías han popularizado esta solución para visitar otros países sin necesidad de pagar alojamiento. Según un estudio realizado por Knok, una agencia especializada en esta fórmula inmobiliaria, solo países como Francia y Estados Unidos se sitúan por encima del Estado español.
Las casas que se pueden encontrar son tan variadas como los perfiles de sus usuarios. Desde mansiones en una playa brasileña a pisos en los Campos Elíseos de París. Desde familias con cuatro niños pequeños, a jóvenes con muchas ganas de viajar y poco dinero. "Normalmente, el intercambio es simultáneo pero otras veces puede no serlo, aunque se pueden hacer todos los que se quiera. También se puede ejercer de guía turístico, pero cada uno decide qué relación tiene con su intercambiador", afirma Díaz.
Sin embargo, el retrato robot de los usuarios señala que un 35% son familias, un 30% parejas, un 15% personas solas y un 8% jubilados. "Antes las personas que se animaban eran fundamentalmente parejas de mediana edad, ahora ya hay cada vez más jóvenes", precisa Violeta Díaz, asegurando que esta práctica vacacional, que cobra cada vez más fuerza, tiene actualmente más familias buscando un intercambio de casa en el Estado que casas apuntadas para intercambiar. Mientras países como Reino Unido e Italia ocupan el cuarto y quinto puesto, los españoles y los vascos han acogido con entusiasmo esta nueva tendencia.
De hecho, en la actualidad, el Estado español es el segundo, por detrás de Francia, con más paquete de residencias para canjear, con más de tres viviendas registradas. Y eso que en la década de los sesenta fueron los maestros ingleses los que buscaban el trueque de sus casas con las de otros compañeros de profesión durante su largo periodo vacacional de dos meses, erigiéndose en precursores del house x house.