quedan exactamente 16 días para que Celedón descienda desde lo alto de la torre de San Miguel dando inicio a las fiestas de La Blanca, por lo que todo comienza a estar ya a punto en Gasteiz para que el jolgorio se extienda por todos sus rincones. Quien busque unos festejos alternativos, autogestionados y participativos, lejos de la agenda oficial anunciada recientemente, de nuevo tendrá una visita obligada durante esos días a la zona de las universidades, donde las txosnas volverán a instalar su espacio festivo, un recinto sin el que La Blanca no podría entenderse a día de hoy. 33 veranos contemplan ya a las txosnas, que aprovechando los caprichos del calendario este año abrirán sus barras el próximo viernes 2, 48 horas antes del txupinazo que dará el pistoletazo de salida a las fiestas.

Casi nadie duda ya en la ciudad de la necesidad de contar durante La Blanca con un espacio abierto y popular como éste, que no cuenta con ayudas económicas de la Administración para desarrollar su amplio abanico de actividades, pero el camino que han debido recorrer las txosnas para lograr ese reconocimiento ha sido largo y tortuoso. Quedan lejos ya unos inicios marcados por la falta de permisos, el acoso institucional y la criminalización, prácticamente de clandestinidad, pero que contrastaron con un arrope incondicional por parte de los vecinos de Gasteiz que con el tiempo permitió a las txosnas crecer y consolidarse.

A finales de los 70 comenzaron a instalarse los primeros recintos de txosnas en otras localidades de Euskal Herria, años de ebullición política y de reivindicación obrera y popular. En Gasteiz, tuvieron su particular bautismo en 1981, primero en la plaza del Machete y después en el parque de La Florida, frente al hotel Canciller Ayala. Apenas cuatro casetas conformaron este primer recinto, que únicamente contaba con un austero equipo de música para ambientar la fiesta a pesar de los constantes cortes de luz. La Gestora pro-Amnistia, la Asamblea de Parad@s, KAS y Herri Batasuna fueron los primeros colectivos en colocarlas.

Tras unos primeros años de intensa vigilancia policial, donde incluso se produjo alguna orden de cierre desde el Ayuntamiento, el recinto comenzó poco a poco a crecer. Ya en el año 1984 eran doce las casetas instaladas en el parque de La Florida, a donde las cuadrillas de blusas se acercaban ya de forma habitual con sus bombos y la gente comenzaba a extender su poteo. Después de mantener varios encuentros y polémicas con el Consistorio, dirigido por aquel entonces por José Ángel Cuerda, finalmente se llegó a una necesaria paz que permitió a las txosnas trabajar con otra tranquilidad, con el aval institucional, a cambio, entre otras cosas, de hacerse cargo de los servicios de agua y alumbrado.

No fue éste, sin embargo, el fin de los problemas para las txosnas, que en las fiestas de 1986 vivieron el acontecimiento más negro de toda su historia. Fue, concretamente, en la madrugada del 7 de agosto, cuando una manifestación convocada por la Gestora Pro Amnistía que fue disuelta por la Policía Nacional tras el lanzamiento de varios cócteles molotov contra la fachada del Gobierno Civil concluyó con unos durísimos disturbios por el centro de la ciudad que acabaron por alcanzar al recinto de las txosnas, dejando un saldo incontable -se habló de más de un centenar- de heridos y contusionados. Aquella noche, los emblemáticos Kortatu se encontraban sobre el escenario.

Los enfrentamientos se prolongaron durante toda la noche y los actos festivos quedaron suspendidos entre gritos, carreras y detonaciones de armas antidisturbios y fuego real, según recogió la prensa de la época. La Comisión de Txosnas calificó la actuación policial de "bestial e indiscriminada".

auge y prosperidad A pesar de sucesos aislados como éste, el crecimiento y la consolidación de las txosnas era ya más que un hecho probado y, con los años, la oferta festiva fue a más con la incorporación a los programas de bandas musicales de fuera de Gasteiz y la instalación de cada vez más casetas. El espíritu asambleario de la comisión de fiestas se fue fortaleciendo con los años gracias a una ilusión y un trabajo conjunto que no dejaba de dar sus frutos.

En el año 1996 llegó el primer traslado de las casetas a la cercana calle Luis Heintz, frente al colegio Marianistas, que se convirtió en uno de los puntos más álgidos de La Blanca durante unos cuantos años más. Hasta 19 casetas llegaron a instalarse este año, las de los colectivos y organizaciones Egizan, la Asamblea de Parados, Gestoras Pro-Amnistia, Komite Internazionalistak, El Militante, Eguzki, EHE, Askapena, Zutik, Ika, SOS Racismo, Jarrai, HB, Hala Bedi, Ikasle Abertzaleak, Bagare, CGT y Kakitzat.

Ya en el año 2002, cuando esta ubicación se encontraba más que consolidada -22 casetas lograron el récord de espacios instalados-, el Ayuntamiento en manos del popular Alfonso Alonso forzó a la comisión a llevar a cabo un nuevo traslado para construir el parking de Luis Heintz. Se trató de un traslado "disfrazado de temporal" que alejó a las txosnas hasta su hábitat actual, el campus de la UPV, donde a pesar del distanciamiento respecto del resto de espacios festivos intentan ofrecer actividades atractivas y para todos los públicos.

El bajón de gente sufrido estos años por el traslado ha sido inevitable y reconocido por las propias txosnas, lo que hace que hayan tenido que redoblar sus esfuerzos para que los gasteiztarras sigan animándose a acudir al recinto. En los últimos tiempos, además, las trabas burocráticas han ido en aumento, con un endurecimiento de los permisos, un aumento en las tasas y unos "seguros astronómicos" que también han incidido en que cada vez haya menos casetas en el recinto. Este año, en concreto, el campus de la UPV contará con un total de seis txosnas, tres carpas dobles y una carpa común, donde se repartirán los doce colectivos que actualmente integran la comisión. La plataforma de aficionados del Deportivo Alavés, Iraultza 1921, será la gran novedad de este año dentro del recinto festivo.

La Comisión de Txosnas, que presentó ayer el programa para La Blanca en el Hor Dago!, realizó un llamamiento a los vecinos de la ciudad para que se acerquen a este espacio durante toda la semana en que permanecerá abierto apostando un año más, como así lo ha hecho durante sus 33 años de vida, por unas fiestas "participativas, populares, igualitarias y euskaldunes".

Además, la Comisión quiso mostrar un año más su "repulsa y respuesta" a las agresiones sexistas que puedan darse y su apuesta por las "relaciones en igualdad", por lo que animó a todas las mujeres a la autodefensa frente a este tipo de agresiones y, en general, a toda la sociedad a "responder en su conjunto" a cualquier agresión que se produzca en el recinto festivo. "Queremos mandar un mensaje a las personas agresoras: No son bienvenidas en el espacio de txosnas y ante cualquier agresión tendrán en frente a todas la comisión de txosnas para expulsarlas del recinto", advirtieron.

Un año más, en su apuesta por el desarrollo solidario y en su defensa del ecosistema, en todo el espacio de txosnas únicamente habrá vasos reciclables reutilizables. Además, la comisión animó a todos los euskaldunes que se acerquen al recinto a hacer uso del idioma y "con especial énfasis" a quienes están en proceso de aprendizaje para que se expresen "sin miedos ni complejos".