vitoria. Formación, educación y sentido común. Ésta es la receta que Rubén Rodríguez predica para que bicicleteros, conductores y peatones se amolden a las nuevas normas de circulación que se avecinan. Como usuario de la bici y miembro del colectivo Bizikleteroak pide, ante todo, tranquilidad porque lo que ahora plantea el Ayuntamiento -prohibir andar en bici por las calles peatonales en horario comercial- es lo que la mayoría de ciclistas lleva tiempo haciendo. "Si yo llego a San Prudencio y hay mucho tránsito de peatones, me bajo y más adelante monto de nuevo". Para él es de sentido común, el problema es que "ha habido ciudadanos que no han sido educados a la hora de respetar unas mínimas normas de convivencia, y esos sí se merecen una sanción".
El debate sobre el uso de este medio de transporte en las zonas peatonales vuelve a la calle después de que el lunes el alcalde anunciara su intención de aprobar para el verano la ordenanza de la bicicleta, que contempla en líneas generales que las bicis circulen por los bidegorris y zonas 30 para dejar libres las aceras a los viandantes. Además, restringe el paso de ciclistas por el centro de Vitoria en horario comercial, esto es, mañanas y tardes (de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00 horas en invierno y hasta las 22.00 horas en verano). El punto más polémico. Bizikleteroak -que el lunes se reunió con Maroto tras el anuncio- ha pedido al alcalde, entre otras cuestiones, que contemple la posibilidad de que las sanciones no sean sólo económicas puesto que el objetivo no es recaudar sino, por ejemplo, recibir cursos de formación.
No obstante, la ordenanza de la bicicleta es un paso adelante y, según Rodríguez, hay alternativas. Defiende el "buen" funcionamiento de las zonas 30, vías de circulación prácticamente vecinales en las que los conductores se van acostumbrando poco a poco a pisar el freno y respetar las distancias para no atosigar a los ciclistas. "No podemos pretender que cambios de este tipo sean un éxito de hoy para mañana, llevan tiempo; en muchos países de Europa van años por delante". Otra alternativa -si sale adelante- es la posibilidad de utilizar la plataforma del tranvía a modo de bidegorri para ir, por ejemplo, de Desamparadas a la Catedral Nueva sin atravesar Postas. También Olaguíbel en el eje este-oeste y San Antonio, que comunica las universidades con el centro.
dobles filas en colegios Pese a las ventajas, como usuario de la bici reconoce el papelón del Ayuntamiento, sobre todo, porque si se quiere potenciar este medio de transporte, resulta difícil de entender que los escolares reciban clases de educación vial al tiempo que desde la ventana de su clase pueden ver decenas de coches aparcados en doble fila a la entrada de su colegio. O que un ciclista se tenga que bajar del sillín para atravesar el centro de la ciudad cuando las calles peatonales están ocupadas por camiones y furgonetas de reparto. "Tenemos que esforzarnos todos", apunta. Quizá sean este tipo de incongruencias las que llevan a su compañera Diana Paniagua a pensar que es precipitado. En los carriles-bici, entre los bicicleteros, también son muchos los que piensan que el sentido común debe primar sobre la prohibición y la sanción.
Reproches a los que se unen los socialistas. "Es contradictorio querer promocionar el uso de la bicicleta con obligar a sus usuarios a poner el pie en tierra para atravesar el centro de la ciudad. Y es difícil de entender que el Ayuntamiento quiera borrar de un plumazo el paso de bicis por el centro mientras permite que estas calles estén atestadas de vehículos", denuncia Patxi Lazcoz. La propuesta socialista -que también quiso aprobar la ordenanza de la bici cuando gobernaba- pasa por una regulación menos restrictiva.
Bildu pide ante todo más flexibilidad y tilda de "precipitada e improvisada" la regulación horaria acordada de forma "bilateral" entre PNV y PP. Otro "globo sonda para ver la reacción ciudadana, y en función del rechazo, echarse atrás, como han hecho otras veces", señala Itziar Amestoy. "No nos parece serio".