Donostia. Seis de los ocho jóvenes de Segi condenados por el Tribunal Supremo se encuentran ya en la cárcel después de que fueran detenidos por la Ertzaintza en un espectacular operativo policial que necesitó de casi tres horas para vencer la resistencia pasiva de los cientos de personas que protegieron y arroparon a los detenidos en Aske Gunea, el campamento levantado en el Boulevard donostiarra el 9 de abril tras conocer el fallo del tribunal. No se registraron incidentes de relevancia después de que la Ertzaintza y la izquierda abertzale se transmitieran la intención de no emplear métodos violentos.
Los rumores que señalaban al día de ayer como la fecha elegida por el Departamento de Seguridad para cumplir con la orden de búsqueda y captura que a principios de semana emitió la Audiencia Nacional cumplieron el pronóstico. En previsión de lo que a la postre ocurrió, más de 800 personas hicieron noche en el campamento y en los alrededores con el objetivo de levantar un "muro popular" en torno a los condenados.
La Ertzaintza llegó a las seis de la mañana con un contingente compuesto por unos 200 agentes a bordo de 30 furgonetas pertenecientes a la Brigada Móvil y la unidad de Seguridad Ciudadana. El responsable del operativo leyó hasta tres veces en euskara y castellano que se iba a proceder a la detención mientras los concentrados coreaban proclamas en favor de los presos y los detenidos.
Los agentes necesitaron casi tres horas para arrestar a los miembros de Segi, que se encontraban incrustados en medio de una marea humana entrelazada que obligó a una larga y esforzada labor de desbroce para darles alcance. Pese a la tensión y al constante forcejeo por romper la muralla, la operación se desarrolló sin incidentes graves y sin que la Ertzaintza empleara material antidisturbios. Antes, el agente al mando de la operación y el senador de Amaiur Urko Aiartza mantuvieron una conversación en la que el dirigente de la izquierda abertzale garantizó que no iba a haber agresividad contra los policías y que su actitud iba a ser de resistencia pasiva. Del mismo modo, el mando le trasladó que la Ertzaintza tenía la intención de romper la muralla humana de forma ordenada y sin cargar contra los concentrados.
Tanto ayer como en días previos, los responsables del Aske Gunea emplazaron a los concentrados a permanecer en actitud pacífica, advirtiendo de que comportamientos agresivos o insultos contra los agentes serían sospechosos de infiltración policial. Joseba Alvarez, coordinador de Sortu en Donostia, también se dejó ver en la zona, tratando de apaciguar los ánimos que esporádicamente se soliviantaban.
Nuevo modelo Poco antes de las diez, la zona quedó completamente despejada y los detenidos fueron trasladados a dependencias policiales antes de ingresar en prisión. Se trata de Egoi Alberdi, Mikel Arretxe, Oier Lorente, Adur Fernández, Aitor Olaizola y Ekaitz Ezkerra. Los otros dos condenados (Nahikari Otaegi e Imanol Vicente) aún no han sido arrestados y tampoco se encontraban ayer en Aske Gunea. Además, otras dos personas fueron arrestadas por atentado a la autoridad, aunque horas después quedaron en libertad.
En declaraciones a los periodistas, Joseba Álvarez puso el énfasis en el nuevo modelo de movilización alumbrado a lo largo de estos días en el Boulevard donostiarra. Aske Gunea, según el dirigente de Sortu, es un ejemplo de protesta basado en la desobediencia civil en sintonía con el nuevo tiempo político abierto de forma unilateral tras el anuncio del fin de la violencia de ETA. Alvarez calificó de "triunfo" el acto de resistencia exhibido ayer en Boulevard. Uno de los jóvenes de Segi juzgado pero que quedó en libertad ahondó en la misma línea al asegurar que "hemos abierto un nuevo camino", dando a entender que esta forma de protesta conocerá nuevos capítulos en el futuro. Hay que tener en cuenta que todavía permanecen a la espera de juicio unos 200 miembros pertenecientes a diferentes organizaciones políticas de la izquierda abertzale. Tampoco faltaron críticas al PNV. Alvarez recordó el llamamiento desde Aske Gunea emplazándole a sumarse a la protesta. "En lugar de eso ha enviado 250 ertzainas. Ellos sabrán lo que hacen".
Por la tarde, se celebró una manifestación en Donostia en la que participaron miles de personas y en la que se reclamó la construcción de más "muros populares" contra los juicios políticos. Hoy, había convocada una marcha a la cárcel de Martutene, pero ha quedado suspendida. Frente a la lectura triunfalista de la izquierda abertzale, desde los grupos municipales de la oposición al gobierno de Bildu, se realizó una valoración bien distinta de los diez días transcurridos desde el levantamiento del campamento. Por este motivo, las críticas fueron dirigidas principalmente contra el alcalde Juan Karlos Izagirre.