ciudad del vaticano. Francisco congregó ayer a una multitud en la Plaza de San Pedro del Vaticano con motivo de su primer Ángelus como Papa apenas cuatro días después de su elección, en que el aseguró que la misericordia "cambia el mundo" y que "Dios no se cansa nunca de perdonar" a todas las personas. "Un poco de misericordia cambia el mundo, hace el mundo menos frío y más justo", afirmó el argentino Jorge Mario Bergoglio desde la ventana del apartamento papal, ante una plaza repleta con más de 150.000 fieles, según datos aportados por el Vaticano, y 300.000, según el ayuntamiento de Roma.

Pasadas tres semanas del último Ángelus de su predecesor Benedicto XVI, Francisco consideró que Dios "es el padre amoroso que siempre perdona" y que "tiene misericordia con todos", y afirmó que si Dios no se cansara de perdonar, "el mundo no existiría más". "Dios nunca se cansa de perdonarnos. El problema es que nosotros nos cansemos de pedirle perdón. No nos cansemos nunca", añadió el pontífice, que fue recibido con gritos de "¡Viva el Papa!" y "¡Francisco, Francisco!" por la multitud. "El rostro de Dios es el rostro de la misericordia, que siempre tiene paciencia. ¿Se han parado a pensar la paciencia que tiene con nosotros?", dijo en su breve mensaje en italiano, durante el cual los presentes rompieron varias veces en aplausos. Ayer, el nuevo Papa recordó además que San Francisco es "el patrono de Italia. "Esto refuerza mi unión espiritual con esta tierra, donde saben que están los orígenes de mi familia", afirmó el pontífice, nacido en Argentina de inmigrantes italianos procedentes del Piamonte y, quien a diferencia de sus predecesores, no dedicó saludos en otros idiomas a los fieles venidos de fuera de Italia.

"Dirijo un cordial saludo a todos los peregrinos: Gracias por su hospitalidad y sus oraciones. Recen por mí, se lo pido", dijo el Papa Francisco en italiano, antes de concluir su intervención con un inédito y espontáneo "¡Feliz domingo y feliz almuerzo!".

Por la mañana, en un acto que no estaba anunciado, Jorge Mario Bergoglio celebró una misa en la pequeña iglesia de Santa Ana en el Vaticano y, en su homilía, habló de nuevo del perdón y consideró que "el mensaje propio de la Iglesia es el mensaje de la misericordia". El obispo de Roma recordó además que Jesús vino al mundo "no por los justos, que se justifican ellos mismos, sino por los pecadores".

ruptura del protocolo La prensa italiana destaca el nuevo estilo introducido por Francisco en el Vaticano, marcado por la sencillez y la humildad, desde que se presentó ante los fieles en la Plaza de San Pedro vestido sin más con una sotana blanca y una cruz pectoral sencilla de obispo y sin otros atributos papales. Ayer, después de la misa en Santa Ana, eludió cualquier medida de seguridad y salió a la calle, fuera de los muros del Palacio, para saludar uno a uno a todos los fieles que salían de la iglesia, dándoles la mano a muchos y acercándose a algunas religiosas para hablar con ellas. La edición digital del diario La Repubblica habló de "un gesto sorprendente de total ruptura con el protocolo". Según medios italianos, Francisco llegó y partió de la iglesia a bordo de un coche normal, y no de la limusina con la matrícula que suelen utilizar los papas. Ya después de su primera cena como Papa junto al resto de cardenales el miércoles por la noche, había sorprendido al regresar a la residencia Santa Marta dentro del Vaticano en autobús con el resto de purpurados y rehusar ir en coche. Francisco sigue viviendo por el momento en la casa Santa Marta, una residencia dentro de los muros del Vaticano, a la espera de que se acondicione para él el apartamento papal que utilizaron sus predecesores dentro del Palacio Apostólico. Su primer Ángelus se produjo apenas 48 horas antes de que el papa celebre el martes la inauguración de su pontificado, con una misa en la Plaza de San Pedro para la que se esperan jefes de Estado y de gobierno de todo el mundo, entre ellos la presidenta argentina, Cristina Fernández, con quien se entrevistará mañana. Las autoridades italianas prevén que más de un millón de personas asistan a la misa de inauguración.