PAMPLONA. Yolanda Barcina y Alberto Catalán apuran las horas que restan para el congreso que ha de elegir mañana al próximo líder de UPN en una desesperada carrera por asegurarse el mayor número posible de apoyos. La presidenta lo hace desde el victimismo, un papel en el que se siente cómoda, y habla de estar sufriendo una "despiadada cacería". Enfrente, el vicepresidente, en un tono más sereno, apela a que se vote "en libertad, sin presiones, ni coacciones".
En privado, tanto ellos como sus más estrechos colaboradores aseguran estar convencidos de que saldrán victoriosos del envite, lo que no es óbice para ambos estén poniendo toda la carne en el asador y procuren que no se les quede ningún voto por el camino. En todo caso, una y otro creen que el desenlace del cónclave se resolverá por un margen más bien estrecho, de ahí que no hayan descuidado ningún flanco que les pueda reportar aportar esos apoyos que, quién sabe, puedan ser decisivos.
Y como son los militantes quienes tienen la última palabra, a ellos se han dirigido ambos. Lo han hecho en sendas cartas que han recibido los aproximadamente 2.750 afiliados con derecho a voto. En ellas, Barcina y Catalán se cruzan unos mensajes que revelan que mientras la presidenta se toma la legítima competencia interna como una amenaza para su Gobierno, el vicepresidente ciñe la confrontación a la elección del liderazgo en el regionalismo navarro.
La misiva de la presidenta está fechada un día antes, y lleva las firmas de Antonio Sola y Óscar Arizcuren, aspirantes a la vicepresidencia y secretaría general, además de la suya. Catalán, que la redactó 24 horas después, parece responder a la presidenta y acompaña su rúbrica con las de los 17 que integran su candidatura para acceder al comité ejecutivo, así como las de Conchi Mateo y Amelia Salanueva, candidatas a la vicepresidencia y la secretaría general.
¿Qué se elige? Son muchas las diferencias de fondo en los mensajes que una y otro tratan de transmitir a la militancia, pero la principal reside en que Barcina mientras pretende convertir la elección del presidente de UPN en un plebiscito a su deteriorado Ejecutivo, Catalán subraya que "no se trata de elegir candidato a la presidencia del Gobierno de Navarra, sino solo y exclusivamente a la presidencia de UPN".
No le ve así la presidenta, que advierte de las "consecuencias" que tendrá no solo para UPN, "sino para el futuro inmediato de Navarra" el desenlace de este congreso.
Recalca que "existen pocos precedentes históricos en los que a un presidente de gobierno en ejercicio se le cuestione y desafíe desde su propio partido". Y aunque considera que Catalán "es y será un referente para UPN", asegura que "se ha equivocado a la hora de elegir el momento para optar a su legítima ambición de alcanzar la presidencia" del partido.
La visión de su contrincante es diametralmente opuesta. Catalán recuerda que "es ahora cuando procede la renovación de todos los órganos rectores de UPN y no en otro momento". De hecho, por eso la formación regionalista hace coincidir sus congresos con el ecuador de las legislaturas, e insiste en que "es más necesario que nunca fortalecer" el partido.
Además, niega que el resultado del congreso vaya a afectar al Ejecutivo foral. "No se trata de elegir candidato a la presidencia del Gobierno de Navarra, sino solo y exclusivamente a la presidencia de UPN, por lo que en ningún caso, independientemente del resultado de las votaciones, pueda existir ninguna consecuencia en y para el Gobierno".
"Partido y Gobierno son cosas distintas hasta el punto que podremos tener un partido sin gobierno, pero nunca al revés", explica Catalán a las bases regionalistas.
EL VICTIMISMO DE BARCINA La todavía presidenta, en cambio, interpreta todo lo que rodea a su cuestionada gestión como una "despiadada cacería política", que en su opinión está "iniciada por quienes no creen en Navarra y sus Fueros, con el objetivo de aprovechar la ocasión para abatir una pieza que llevan muchos años deseando cobrarse". Obvia Barcina en esta reflexión, que formaciones como PSN y PPN también le pidieron este lunes que dimita y se marche a casa.
Frente a esta visión catastrofista de Barcina, Catalán considera "inexplicable plantear cualquier hipótesis o insinuación sobre las consecuencias que para Navarra y los navarros tendría la libre elección de los afiliados", de ahí que demande a la militancia que vote "en libertad, sin presiones, ni coacciones". Asimismo, destaca, en lo que es un claro recado a Barcina, que "fortalecer a UPN es fortalecer el Gobierno de Navarra, que se encuentre en momentos complicados por razones nunca relacionadas con este congreso",
No pasa por alto "el descrédito que sufre la política en general" y pide a quienes mañana se acerquen a las urnas que lo hagan "en clave de qué es lo mejor para el partido y para Navarra".
LLAMADA A LA REGENERACIÓN Es sorprendente, por otro lado, la llamada que hace Barcina a la necesidad que tiene el partido de "regenerarse" y de "dar pasos que nos reconcilien con la sociedad".
"No podemos permitirnos quedarnos parados, ni regresar a prácticas que ya son del pasado", escribe la presidenta en lo que es un discurso más propio de alguien que aspira a dirigir un partido que de quien lleva cuatro años al frente de él sin hacer nada de lo que ahora promete. "No nos vale hacer como que se cambia para seguir haciendo lo mismo", se atreve a decir Barcina, para quien "fortalecer" su propio liderazgo y "afrontar una verdadera renovación" son las "dos necesidades urgentes" que tiene UPN.
Ajeno a esa visión de acoso y derribo que tiene su adversaria, Catalán estima que la actual coyuntura obliga a "sumar y formar equipos sólidos y experimentados para afianzar la labor de UPN en las distintas instituciones en las que está presente y de manera muy especial en el Gobierno de Navarra".
De este modo, mientras Barcina habla de la necesidad de "hacer más fuerte a UPN, al Gobierno de Navarra y a su presidenta" -es decir, a ella misma-, Catalán entiende que "todos" cuentan para este proyecto. Cree que hay "tarea para todos" y que "este es el momento" para hacerlo, porque si se deja pasar, "después será tarde". Y lanza un aviso. "Los éxitos de hoy solo serán parciales si no somos capaces de garantizar una estabilidad en el ámbito político y económico a nuestros hijos, a los afiliados del mañana".
Ambos cierran las cartas pidiendo el voto a la militancia, a quien Barcina se dirige "estimado amigo" y Catalán como "querido afiliado".