Bilbao. A medida que se acerca la presentación del proyecto presupuestario del Gobierno de Urkullu, los partidos optan por endurecer su discurso y por tratar de llegar a las negociaciones desde una posición de fuerza. El viernes le tocó a UPyD, que escasas jornadas antes había impedido que prosperara la apuesta de EH Bildu y PSE por llevar al Parlamento el debate fiscal, y que había diluido, así, la posibilidad de que las cuentas de Lakua se toparan de bruces con el bloqueo de un frente de izquierdas. Durante el pleno de control, por el contrario, Maneiro subió el precio de su apoyo lanzando un ultimátum a Urkullu, al que dejó claro que no habría negociación si insistía en promover un nuevo estatus para Euskadi. Ayer fue el turno del PSE, que quiso relativizar el acuerdo suscrito con el PNV sobre EITB, el Ararteko, el Tribunal Vasco de Cuentas y la terna a presentar al Consejo General del Poder Judicial para renovar la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.

El portavoz del PSE en el Parlamento, José Antonio Pastor, rebajó dicho entendimiento a un mero acuerdo de carácter institucional, y rechazó que las alianzas "que no tienen carácter político" puedan traducirse "en absoluto" en un consenso sobre las cuentas. El socialista se expresó en esa clave en una entrevista con Europa Press, en la que insistió en que ese acuerdo "no significa, ni mucho menos, ninguna postura favorable a la aprobación de los presupuestos".

Al margen del pacto sobre EITB, el PSE también ha coincidido con los jeltzales en la constitución de la Ponencia de Paz, o en ciertos criterios sobre la reforma del Impuesto de Sociedades durante el pleno monográfico sobre fiscalidad. Además, el partido de Sabin Etxea cedió tres escaños al socialismo para que pudiera contar con un senador de designación autonómica. Esos acuerdos no prejuzgan en modo alguno la postura del PSE ante los presupuestos, pero sí podrían abrir el camino a las negociaciones y disuadir a los socialistas de rechazar de antemano el proyecto de Lakua. En cualquier caso, la senda se presenta llena de obstáculos, y el Gobierno Vasco asume que habrá de negociar a conciencia y hacer un esfuerzo en pos del consenso para aprobar sus presupuestos. Aun así, es un hecho que ambas partes han podido recomponer sus relaciones tras una legislatura de enfrentamiento, y tras una última etapa de incomunicación.

El PSE, por lo pronto, mantuvo ayer una postura de máxima exigencia a las puertas del encuentro con el consejero de Hacienda y Finanzas Ricardo Gatzagaetxebarria, con quien se citará el miércoles para debatir sobre las cuentas. Pastor avanzó que exigirá "información veraz" sobre el déficit, los "recortes", y las medidas de choque a favor del empleo y la reactivación económica. El socialista avisó de que su partido no tiene intención de rebajar "ni un ápice" sus reivindicaciones sobre el mantenimiento de las líneas rojas en los servicios públicos y sociales, y llegó a advertir de que el PSE no será "el tonto útil" del Gobierno.

"Seducción" Pastor quiso poner en valor los votos de su partido, que darían al PNV la mayoría absoluta para sortear la prórroga. En ese sentido, aseguró ser consciente de que los jeltzales "intentan seducir" a su formación para que "le saque del atolladero", y sostuvo que "en algunos entornos se puede estar haciendo la reflexión" de que el acuerdo de EITB allana el camino.