caracas. Se viste con el chándal de la bandera de Venezuela, recorre el país de punta a punta y ofrece encendidos discursos, pero Nicolás Maduro no es Hugo Chávez. En un país acostumbrado a que el presidente interrumpa la programación de la televisión para hablar de lo humano y lo divino, su ausencia es más que notoria. Desde hace dos meses, los venezolanos solo saben del mandatario bolivariano por los partes médicos que da a conocer el Gobierno. El último fue el 26 de enero, cuando el ministro de Comunicación, Ernesto Villegas, anunció que Chávez había superado la infección pulmonar que se le presentó tras someterse a su cuarta intervención quirúrgica el 11 de diciembre en Cuba. Desde entonces, los diferentes miembros del Gobierno se limitan a hacer comentarios sobre la mejoría del estado de salud del mandatario, hospitalizado todo esto tiempo en La Habana.
"Está en su mejor momento desde la operación" o "está en franca recuperación" han sido alguna de las últimas declaraciones. Esta semana, el vicepresidente, su esposa y procuradora del país, Cilia Flores, y el canciller, Elías Jaua, han estado en La Habana visitando al mandatario enfermo. A su regreso, Maduro aseguró que el proceso de recuperación es lento. "Chávez nos dijo expresamente: Estoy en un proceso de recuperación lento, insistió en ese concepto, en un proceso lento; pero estoy en la batalla", comunicó el vicepresidente venezolano.
Según la información del Gobierno, Chávez ha superado las complicaciones respiratorias que se le presentaron, pero más allá de esa información no hay nada más. Ni una imagen, ni una grabación ni un tuit. Estos días se cumplen dos meses desde que Chávez partió a La Habana para someterse a una operación y uno desde la que debería haber sido la toma de su posesión de su cuarto mandato. "El país vive una tensa calma. Por un lado, la oposición exige saber qué está pasando con el presidente y el oficialismo se refugia en que tiene el permiso (de la Asamblea Nacional, con el aval del Tribunal Superior de Justicia) para que se ausente indefinidamente", asegura Xabier Coscojuela, coordinador de Política del diario Tal Cual, dirigido por Teodoro Petkoff.
legitimidad Ante la convalecencia de Chávez, que no se ha resuelto ni declarando la ausencia temporal del mandatario ni la absoluta, algunos sectores de la oposición consideran ilegítimo al actual Gobierno. "Para algunos, este gobierno no tiene legitimidad y eso crea problemas de intranquilidad política", explica Coscojuela, miembro de la comunidad vasco-venezolana. Tras conocerse que Chávez no podría estar en su toma de posesión el 10 de enero, el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela avaló su Gobierno dictaminando que existía "continuidad administrativa". Sin embargo, algunos opositores señalan que quien fue elegido el 7 de octubre fue Chávez, no Maduro -quien ha asumido la dirección del país- ni el Gobierno al completo, por lo que consideran ilegítimas a las autoridades.
Chávez delegó en su vicepresidente las funciones administrativas, sin embargo, él, como jefe del Estado, sigue siendo el único que puede tomar cierto tipo de decisiones. Entre ellas, nombrar ministros. "Al canciller Elías Jaua, supuestamente lo nombró Chávez. Apareció un documento firmado por él, pero existen muchas dudas sobre si es realmente su firma", explica Coscojuela. "El problema es quién tiene el poder en estos momentos. El chavismo tiene dos elecciones recientemente ganadas con una importante mayoría, cuentan aparentemente con el apoyo de las Fuerzas Armadas, con la mayoría absoluta en la Asamblea nacional, por lo que creo que pueden prolongar esto por más tiempo de lo que uno quisiera", agrega el periodista vasco-venezolano.
Ante las dudas y las críticas, Maduro aseguró el viernes durante un acto oficial retransmitido por televisión que "el comandante Chávez está al mando y su gran preocupación y su, pudiéramos decir, gran concentración de esfuerzos que nos ha pedido es en el tema económico". "Es el jefe supremo de la revolución y se organizan las consultas sobre los temas claves para que el presidente tenga tiempo de valorarlos, calibrar". El vicepresidente habló de la preocupación de Chávez por la marcha de la economía, pero nada de la evolución clínica del mandatario.
En esta línea, el Gobierno venezolano anunció ayer la devaluación de 31,7% del bolívar frente al dólar. El objetivo: "Combatir el brote inflacionario y especulativo". Esta medida también sería una orden directa y firmada por el mandatario enfermo en La Habana, según las autoridades -Venezuela mantiene un control de cambio desde hace diez años y no ajustaba su moneda desde 2011-. Para el excandidato presidencial y gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles Radonski, este "es un golpe directo a cada venezolano". Según el dirigente opositor, la devaluación es una "consecuencia de las políticas económicas erradas" del Gobierno chavista y de que "se gastaron todos los recursos en la campaña electoral". "Muy pronto va a llegar una fecha otra vez para que el país decida y tome el rumbo de un cambio", indicó el excandidato presidencial al insinuar la celebración de nuevas elecciones, que tendrían lugar en caso de que Chávez no se recupere de su enfermedad.
Confrontación La ausencia del mandatario bolivariano tampoco ha calmado los ánimos entre oficialismo y oposición, sino todo lo contrario. "La oposición está sufriendo muchos golpes, además tiene dos derrotas electorales recientes que pesan. Creo que están respondiendo a la ausencia de Chávez con muchas declaraciones, pero con poca acción en la calle", opina Coscojuela. El chavismo ha colocado en el centro de la agenda política supuestos casos de corrupción por parte de la oposición, algo que algunos analistas locales ven en clave preelectoral ante la posibilidad de que el presidente no pueda reasumir sus funciones y hubiera que convocar elecciones. "Las comunicaciones están por un lado elevando a la categoría icono, de mito o de héroe al presidente Chávez; por otro lado están legitimando a Nicolás Maduro", según el analista venezolano John Magdaleno.
En una tensa sesión parlamentaria, con cruce de acusaciones e insultos, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Diosdado Cabello, acusó el pasado martes a tres diputados del opositor Primero Justicia -del excandidato presidencial Henrique Capriles Radonski- de recibir dinero de empresarios y, en el caso de Gustavo Marcano, de manejar una nómina paralela mientras se desempeñó como alcalde de Anzoátegui. El Legislativo aprobó la apertura de una investigación sobre el partido de Capriles y, el pasado viernes mismo, los diputados del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) pidieron al Tribunal Supremo la toma de medidas contra los acusados.
Sin embargo, para la oposición, reunida en torno a la Mesa de Unidad Democrática (MUD), este no es más que un intento de agudizar la polarización política para desviar el tema sobre la salud del mandatario Chávez y su ausencia. "Lo ocurrido el martes no tiene precedentes en la historia de Venezuela", señala Ramón Guillermo Aveledo, secretario ejecutivo de la MUD. Según este dirigente opositor, la actuación del partido oficialista pone en "situación de inseguridad" a cualquier ciudadano que quiera contribuir económicamente con la oposición. Asimismo, califica de "hipócrita" a la formación de Chávez porque "el PSUV se financia descaradamente con fondos públicos".
La incertidumbre pues se ha instalado en Venezuela a pesar del ambiente de normalidad que quiere mostrar el oficialismo.