bilbao. El parte no engaña, aunque deja un resquicio a la esperanza. El frente sigue amenazando con su espesura gris. La misma de ayer. La misma de antes de ayer. En días así, y van ya demasiados, resulta imposible hallar el horizonte. Y un país sin horizonte, una vida sin horizonte, resultan preocupantes. Dramáticos. Algo hay que hacer. Mañana mismo. Los vientos anuncian más frentes desde el norte y el noroeste, donde se fabrican las tempestades. Toca aguantar el chaparrón. Subir la cremallera, asirse al paraguas y soportar lo que venga. Como se pueda. Este es el parte; el parte económico, el parte de la crisis, el parte del gran problema al que se enfrenta esta sociedad: encontrar a alguien que ofrezca un proyecto, un equipo, una experiencia y un aval para salir de la crisis, para recobrar la esperanza y la dignidad como personas y como sociedad.
Ironías de la vida, el parte económico es idéntico al meteorológico. La predicción está ahí, en la penúltima página de este periódico, o en la propia web de Euskalmet, y lo indica con claridad. Viernes, tormenta. Sábado, tormenta. Domingo, tormenta. Lunes, sol. Sí, sol. Martes, sol. Sí, sol también. Los pronósticos dan por hecha una evidente mejoría desde el lunes: sol radiante, luz para alumbrar el horizonte. Quizá sea una premonición, un mensaje oculto que el destino desliza entre isobaras y borrascas. Quién sabe.
La predicción meteorológica sigue con su juego, con su profecía. El miércoles aparecerá alguna nube y el jueves regresarán el frío, el agua, la espesura. ¿Entonces? Pues que milagros en Lourdes y no todos los días. La complicada situación no se resolverá por arte de magia las dos siguientes jornadas a los comicios. Esta crisis requerirá tiempo, mucho tiempo, y soportar aún muchos días malos, muchas trombas, muchas tiritonas antes de recobrar la calma. Pero el lunes, sol, esperanza. Lo dicen los mapas.
día de reflexión Lo que dicen las encuestas es que el triunfo en las urnas será cosa de dos. De Iñigo Urkullu o de Laura Mintegi. Del PNV o de EH Bildu. Eso, mañana. Hoy, día de reflexión. Y la primera reflexión es la de siempre: ¿hacen falta dos semanas de campaña cuando la inmensa mayoría tiene claro qué hará? No, pero... El pero representa a los indecisos. Si los indecisos tuvieran que pagar la campaña a escote seguro que se acababan las campañas y sus respetables indecisiones. Aunque también está bien que haya campaña, porque permite escuchar cosas que de otro modo permanecerían en el injusto limbo del olvido. No hay como poner un micrófono delante de algunos para que se retraten. Perfecto, de encuadre y contraste, ha quedado Pello Urizar. Niquelado. Que dedicara la sectaria y ofensiva expresión "manzanas podridas" a sus compañeros de EA que apoyaron a Urkullu demuestra que en esta vida todo se pega, menos la hermosura. Que, vamos, ha sido llegar a EH Bildu y apropiarse de lo mejor de la izquierda radical. Prohibido pensar diferente.
La campaña también permite recuperar la emoción de volver a abrir cartas, vilmente arrinconadas por el correo electrónico y las nuevas tecnologías. "Decidiremos los proyectos estratégicos con los ciudadanos", señala una de las frases del programa electoral remitido por Laura Mintegi en un sobre muy chulo. En algún que otro acto, la candidata que no iba a serlo también ha defendido con ardor la conveniencia de escuchar al pueblo, de consultarle. Que hable sin miedo. Pero no de la recogida de basuras puerta a puerta. De eso, no. Prohibido pensar diferente.
La campaña también invita a recordar. Los cristos que montaban los del pasamontañas en cada Aste Nagusia cuando izaban las banderas -para arriarlas minutos después, que también tenía tela-. Cuántos insultos a los alcaldes que no tenían otro remedio que hacerla ondear por alguna esquina. Cuánto españoles, traidores, vendidos y demás lindezas debieron escuchar los gestores de las instituciones vascongadas, esas que solo servían para hacer negocio. Cuánta morralla para terminar comiéndose, ñam, ñam, todo aquello: gobernando instituciones vascongadas, con la enseña española al viento, dándole la mano a su majestad, aspirando a escaños que un día ensuciaron con cal, suprimiendo la paga de Navidad a los trabajadores de sus ayuntamientos, incrementando los peajes y los impuestos... Su amnesia es comprensible; hace falta valor para tragar semejante puñado de polvorones. Tienen razón: hay que mirar hacia adelante.
Mintegi se ha comprometido a que el 22 gobierne la lista más votada. Quiere evitar un fraude a los ciudadanos como el que perpetraron López y Basagoiti, meros figurantes en la película ahora. Como mintieron pese a negarlo por activa, pasiva y retroactiva, como queda ese precedente, muchos temen o auguran un posible pacto entre EH Bildu, PSE y Ezker Anitza. A ver.
Mañana habrá que mojarse. Sí, va a llover. Por eso también.
Laura Mintegi se ha comprometido a que el 22 gobierne la lista más votada para evitar un fraude a la ciudadanía
Aun así, muchos temen un posible pacto entre EH Bildu, PSE y Ezker Anitza que anule el teórico triunfo del PNV