Bilbao. El incendio provocado por el ministro de Educación, José Ignacio Wert, cuando aseguró que su objetivo es "españolizar a los alumnos catalanes", siguió ardiendo ayer. Las reacciones censurando esas palabras fueron múltiples, e incluso aquellos que defendieron su postura, como los miembros de su partido, el PP, o de formaciones como Ciutadans, lo hicieron solo a medias, ya que reconocieron que había fallado en las formas.

En este contexto, el PSOE pasó de las palabras a los hechos y registró en el Congreso una petición de reprobación al ministro. La número dos del partido, Elena Valenciano, calificó las declaraciones de Wert de desafortunadas, inconstitucionales y provocadoras. Dejó claro que la educación es competencia de las comunidades autónomas, por lo que es inconstitucional que el Gobierno pretenda "adoctrinar", ya que su obligación debe circunscribirse a garantizar que los niños son formados en libertad.

El portavoz de la Generalitat de Catalunya, Francesc Homs, consideró que las ideas de José Ignacio Wert son "las mismas que las de los franquistas". "Se puede contrastar en los libros de Historia. Lo que dice Wert es lo mismo que lo que decían en 1937 o 1938 franquistas destacados de la época", afirmó. El diputado de ERC en la Cámara baja, Joan Tardà, quiso "dar las gracias" al ministro por "abrir los ojos" a los catalanes con su deseo de españolizar la educación, pues cree que esas palabras ayudan a la independencia de Catalunya.

En otro sentido, el secretario general del PP en la CAV, Iñaki Oyarzábal, aseguró que no quiere "españolizar" a los alumnos vascos, pero sí acabar con "el adoctrinamiento nacionalista". La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, defendió que "la escuela catalana tiene que ser la que defiende la libertad, la convivencia y los sentimientos compartidos porque Cataluña es España". El presidente de Ciutadans, Albert Rivera, consideró "desafortunadas" las manifestaciones de Wert, aunque dijo compartir el fondo porque "la Constitución debe estar vigente en las aulas catalanas".

La polémica intervención del titular español de Educación también se coló en la campaña electoral en la CAV. Así, el candidato del PNV, Iñigo Urkullu, opinó que es "una tremenda burrada" y censuró "el sentido de la imposición" que persigue, a su juicio, el PP. El aspirante del PSE, Patxi López, habló de "barbaridad" y manifestó su oposición a que en la escuela se produzca "cualquier clase de adoctrinamiento, y menos en la pública". Desde EH Bildu, Laura Mintegi acusó al ministro de "echar más leña al fuego" y apostó por "plantearse muy en serio el proceso de desanexión e independencia".

"No me arrepiento" Pese a este revuelo, el causante de todo ello no ayudó a que las aguas volvieran a su cauce. En Onda Cero, el ministro de Educación, Cultura y Deporte se mostró sorprendido de que su afirmación, "de puro sentido común", sobre la política de educación del Ejecutivo del PP, se haya convertido "en la chispa del incendio nacionalista". "No me arrepiento en absoluto", agregó en referencia a sus declaraciones.

La cosa no quedó ahí, y en el pleno del Congreso celebrado por la mañana, un compañero de gabinete de José Ignacio Wert, el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, comparó los nacionalismos con el nazismo y el fascismo. El portavoz del Govern, Francesc Homs, replicó que "comparar el nacionalismo catalán con el nazismo o el marxismo, que fueron expresiones totalitarias que conllevaron no pocas muertes, es muy grave, no tiene justificación posible".