GASTEIZ. Estas son algunas de las conclusiones acordadas por los integrantes de esta ponencia --PNV, PSE-EE, PP, Ezker Anitza-IU y la exparlamentaria de Aralar Aintzane Ezenarro-- al término de la primera parte de su programa de trabajo, que comenzó el pasado mes de abril. En este foro no participan, por diferentes razones, Aralar, EA y UPyD.
Estas reflexiones, definidas por la propia ponencia como una "propuesta de principios y compromisos", se han elaborado a partir del análisis de las aportaciones realizadas en los últimos meses por las personas que han comparecido ante este grupo de trabajo, entre los que se encuentran Alberto Spektorowski, miembro del grupo de mediadores internacionales liderado por Brian Currin, o el filósofo Reyes Mate.
En el texto que resume las conclusiones alcanzadas por los miembros de la ponencia se subraya que el cese definitivo del terrorismo anunciado por ETA el 20 de octubre de 2011, "ha abierto un nuevo panorama y un nuevo tiempo en los que abordar las políticas sobre la paz, la convivencia y la humanización".
No obstante, se precisa que "tras décadas de violencia destructiva y de vulneración de los derechos humanos, la consolidación de este nuevo tiempo solo será posible con la desaparición definitiva de ETA".
El objetivo de la propuesta acordada por este grupo de trabajo es "ofrecer contenidos asumidos y compartidos" que conduzcan a la paz y la convivencia, objetivos que suponen "una auténtica exigencia de la sociedad vasca" y un "deber ético, político y democrático de los representantes de la voluntad popular".
"MIRADA AL PASADO"
Esta "Propuesta de Principios y Compromisos" destaca que "la defensa de todos los derechos humanos y de los valores de la democracia deberá ser referente político, institucional y social, con el fin de ir construyendo una paz integral y una convivencia democrática". La base de ésta deberá tener en cuenta "una mirada a nuestro pasado y una visión del presente que considere el horizonte futuro".
Bajo el epígrafe de "Una paz con memoria", se establece que la paz y la convivencia futura "requieren el reconocimiento de la injusticia de la violencia, el reconocimiento del daño causado y de la dignidad de las víctimas", de las que se indica que son "todas" merecedoras del derecho a la verdad, la justicia y la reparación.
"PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD"
La ponencia considera oportuno establecer un "principio de responsabilidad", que supone "determinar y reconocer la responsabilidad de cada cual en el pasado y las consecuencias relativas a las vulneraciones de los derechos humanos".
También se apuesta por "articular una memoria colectiva no neutral y activa contra la quiebra de los derechos humanos y sus consecuencias". A este respecto, se añade que la memoria constituye una herramienta "esencial" para la deslegitimación ética, social y política del terrorismo.
El documento llama la atención sobre la importancia de "evitar una verdad a medias, reprimida o amnésica", por lo que defiende la configuración, a través del relato objetivo de los hechos, de una "verdad compartida sobre las violaciones contra los derechos humanos".
"PLURALIDAD DE INTERPRETACIONES"
La ponencia considera necesario asumir que, aunque es "deseable" lograr "un acuerdo compartido entre diferentes sobre las causas de lo ocurrido", puede darse "una pluralidad de interpretaciones sobre la génesis de la vulneración de derechos humanos". De todas formas, considera que "todas las rupturas de dichos derechos" se habrían dado "porque grupos y personas antepusieron a la dignidad humana otros objetivos".
Por otra parte, subraya la relevancia de "procurar que la construcción de una memoria compartida sea un medio para aliviar el sufrimiento injusto de las víctimas y evitar la impunidad, así como para la consecución de la paz y la convivencia democrática". Esta memoria, a su juicio, "debe servir para repensar y construir el futuro sin anclarse en el relato de lo sucedido".
Este foro propone "trabajar desde la reconstrucción de lo sucedido para que llegue un tiempo en el que, erradicando el miedo que aún persiste en parte de la sociedad vasca por la persecución y la amenaza, se puedan cerrar las puertas de un pasado doloroso y abrir las de un futuro esperanzador para todos".
Otro apartado del texto se refiere a los "Compromisos para la garantía de no repetición" de lo ocurrido. Como compromiso "básico", subraya que "ni una sola causa política puede situarse por encima de los principios básicos de la ética y el respeto a los derechos humanos", que "constituyen un absoluto ético por encima de cualquier causa".
De esa forma, se reclama un "compromiso ético por la dignidad humana". "El valor del respeto a la dignidad humana, a la persona, y a los derechos humanos que de ella se derivan, la vida en primer lugar, es siempre superior y anterior a cualquier causa o idea política o a la razón de Estado", constata el documento.
También se hace alusión a un "compromiso democrático con la pluralidad de la sociedad vasca" y al "compromiso democrático con la palabra, el diálogo y la búsqueda de acuerdos". Sobre este último aspecto, se destaca que "ni la violencia ni la imposición sirven para imponer las diferencias".
EDUCACIÓN
Dicha idea debe ser, tal y como aparece recogido en esta propuesta, "la base de un instrumento educativo" para concienciar a la juventud de que "ninguna diferencia, problema o conflicto se soluciona por medios violentos, sino por medio del diálogo, la escucha y el aprendizaje de los valores de la igualdad de todos en dignidad humana, de la libertad, de la justicia, de la verdad y del respeto mutuo".
A partir de ahora, la ponencia continuará con sus trabajos siguiendo el guión acordado el pasado mes de abril. Los capítulos pendientes de desarrollar se refieren al pasado --"políticas de memoria, verdad, justicia y reparación y reconocimiento de las víctimas", presente --"políticas de humanización, impulso de una nueva cultura de convivencia y cuestión penitenciaria"-- y futuro --"políticas preventivas en los ámbitos social, educativo y político".