REIMS. Nueve días después del encuentro en la cumbre de la Unión Europea en Bruselas, la canciller alemana, Angela Merkel, se reunió de nuevo con el presidente francés, François Hollande, en la simbólica localidad de Reims. En lugar de la crisis del euro, el motivo del encuentro de ayer fue otro bien diferente: celebrar 50 años de amistad franco-germana. En las últimas semanas, cuando se hablaba de la relación entre Francia y Alemania se leía de inmediato que es difícil, tensa y repleta de conflictos, pero ayer todos estos controvertidos debates que giran en torno a la crisis del euro se hicieron a un lado, al menos por un par de horas. Y es que tanto Hollande como Merkel apelaron en el 50 aniversario de la reconciliación entre sus dos países a la necesidad de que Europa se mantenga unida para llevar a cabo el "trabajo hercúleo" de superar la crisis.
En una ceremonia celebrada en Reims, localidad del norte del país en la que este mismo día de 1962 el canciller Konrad Adenauer y el general Charles de Gaulle sellaron oficialmente la amistad entre ambas naciones, los dos mandatarios aprovecharon la oportunidad para reforzar ese vínculo y pedir que avance el camino que se han marcado. "El desafío de Europa ya no es su reconstrucción, sino su transición", dijo Hollande en su discurso, en el que destacó que el actual desafío de la Unión Europea "no es el primero ni será el último, pero puede suponer un nuevo punto de partida". Para el presidente, los integrantes de la UE deben apostar por "aliar competitividad y solidaridad, soberanía nacional y compromiso europeo", e incrementar el ritmo que conduzca a la unión política y permita que "Europa vaya más lejos".
La ciudad de Reims es un símbolo de las diferencias entre Berlín y París, ya que fue ocupada por los prusianos en 1870, destrozada por la aviación alemana durante la I Guerra Mundial -la catedral fue atacada en septiembre de 1914-, y 31 años más tarde, el 7 de mayo de 1945, se convirtió en el escenario de la capitulación de la Alemania nazi. Ante la fachada de la catedral, bajo una intensa lluvia y un viento fuerte, Hollande y Merkel repasaron la historia de la amistad y las discrepancias entre los dos países. Hollande ha citado las palabras de Charles de Gaulle ("no giramos una página sino que abrimos una puerta") y ofreció a Merkel la firma de un nuevo tratado bilateral para "franquear otra puerta y estrechar aun más la amistad" entre los dos países.
La jornada se inició con una misa en la catedral y al término de la misma y a la entrada del templo tomó igualmente la palabra Merkel, quien subrayó que el papel franco-alemán al frente del timón europeo "no es exclusivo" y busca la colaboración del resto. "La unión económica y monetaria tal y como fue concebida hace 20 años no es todavía lo suficientemente fuerte. Debemos completarla a nivel político. Es un trabajo hercúleo, pero Europa es capaz", dijo la canciller.
Con este encuentro se dio por inaugurada una serie de actos con las que a lo largo del próximo año se va a celebrar esa reconciliación oficial de los dos países, que llegó 17 años después del final de la II Guerra Mundial. "Quiero que a esta celebración se unan todos los socios", dijo el presidente, para quien Francia y Alemania "no quieren dar lecciones, sino simplemente dar ejemplo", y no buscan tampoco imitarse, "sino reforzar sus vínculos para ser más fuertes juntos".
"Ninguna fuerza oscura alterará la amistad franco-alemana", destacó Hollande, que animó a la canciller a escribir juntos "una nueva página" en la historia común de sus países, que perdure más allá de sus mandatos. El acto fue, según Hollande, una suerte de homenaje a De Gaulle y Adenauer, "dos visionarios en política", cuyo gesto histórico, tal y como añadió la canciller, "solo puede apreciarse en su justa medida mirando el largo camino recorrido". "La amistad, una palabra fuerte, no se hereda, se cultiva, no se conmemora, sino que se comparte. Es nuestro deber y responsabilidad", le dijo el presidente, añadiendo que su buena relación "es decisiva" a la hora de superar los retos que se le plantean a la eurozona.
marcar el camino Ambos compartieron esa idea de que Francia y Alemania marcan el camino pero no están solos, e incidieron igualmente en que la posibilidad de superar la actual crisis y de que "Europa vaya más lejos" reside en el hecho de mantener la confianza y la unidad con el resto. Con este llamamiento recurrente a la amistad, los dos mandatarios dejaron de lado sus diferencias a la hora de abordar esa crisis, sobre la que Hollande aprovechó para defender que "se impone avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo, capaz de aliar resultados económicos y progreso social".
François Hollande volvió a insistir a que no actuará en solitario con la canciller alemana Angela Merkel en temas de política europea, según advirtió el mandatario francés, que rompe así con la política de su predecesor Nicolás Sarkozy. En la jornada de la conmemoración del 50 aniversario del encuentro de reconciliación que selló la amistad franco-alemana, Hollande dijo en declaraciones al diario regional L'Union: "Nuestra relación no debe entenderse como un gremio de mando, que procura que sólo Francia y Alemania decidan en Europa".
El político socialista dijo que tanto él como Merkel tienen la obligación poner al servicio de toda Europa los intereses conjuntos de ambos países. Hollande de nuevo criticaba así el rumbo de la política europea que emprendieron el tándem Merkel-Sarkozy. "No estoy seguro de que realmente se quisiera así (...), pero en ocasiones algunos países se pudieron haber sentido apartados u obligados a aceptar un compromiso que nuestros países ya habían elaborado", dijo Hollande.