Bilbao. El presidente del EBB ha culminado una semana agotadora. La Asamblea Nacional del jueves, que proclamó por unanimidad al burukide como aspirante a Ajuria Enea, puso fin a dos meses de proceso interno, pero colocó a Iñigo Urkullu ante el reto de comenzar a trabajar para recuperar el Gobierno.
¿Qué se siente?
Desde la consideración de que en lo político es lo máximo a lo que uno puede aspirar como vasco, como abertzale y como militante del PNV, una emoción, un orgullo y un honor absolutos. Compromiso y espíritu redoblado de vocación de servicio.
Dijo que fue difícil tomar esa decisión. ¿A qué se refería?
Me refería a que, primero, soy presidente del EBB, y tengo una responsabilidad adquirida todavía hace seis meses. Podría no haber sido bien entendido en el partido. He sopesado mucho el proyecto que he venido trabajando personalmente, pero también en colaboración con otras personas; si ese proyecto estaba sólidamente sustentado... Después de muchas reflexiones, he llegado a la conclusión de que sí, y de que hay todo un equipo y todo un proyecto, y de que no pasa nada por que uno esté o deje de estar. Pero sí me preocupaba más que todo lo anterior, que lo daba por hecho, cómo me sentía personalmente cuando no hace seis meses he sido elegido presidente.
¿Y en el ámbito privado?
Ha sido mi entorno más directo el que ha marcado mucho la reflexión, y ha sido muy, muy difícil. Poder ser lehendakari, si uno ha querido vivir en privacidad, comporta un cambio absoluto en la vida que no afecta solamente a una persona, sino a su entorno más directo.
También puede ser una apuesta arriesgada que el presidente del EBB se presente a candidato porque, si el PNV no lograra el Gobierno, le colocaría en una posición complicada al frente del partido...
Sí, pero eso será cuando llegue. Espero que no hayamos de abordar esa reflexión porque confío en que ganemos las elecciones y en que, además de ganar como hace tres años, esta vez nos corresponda la responsabilidad de gobierno. Pero, en una hipótesis, una vez iniciado un camino, habría que valorar todas las circunstancias que se den.
El Euskobarómetro augura la victoria del PNV.
Sí, son encuestas que indican una tendencia pero, más allá de las encuestas en sí en cuanto a la proyección de datos, me suelo fijar más en lo que indican sobre cuáles son las preocupaciones de los ciudadanos y ciudadanas.
¿Cómo ve a sus rivales?
No me fijo en los rivales. Me fijo más en mí mismo, en la responsabilidad que tengo como presidente del PNV y ahora candidato a lehendakari, y en lo que nosotros tenemos que hacer.
Pero se antoja que van a ser unas elecciones complicadas.
Bueno, pero esto ya era sabido, en la medida en que desde el PNV hemos impulsado los caminos para la normalización en la convivencia política, y tras la concentración de ese voto atomizado en la propuesta de coalición de la izquierda abertzale. Es necesario hacer una pedagogía permanente de refrescar la memoria en cuanto a que hoy el escenario no es muy diferente al que hemos tenido en el pasado si hacemos la suma de votos de los diversos partidos que en el ámbito del nacionalismo se han presentado y han obtenido representación institucional en el pasado. Van a estar reñidas, o en cualquier caso no va a haber mayorías absolutas. El próximo será un Parlamento completo, donde quizás se repita la proyección de fotografías anteriores a esta legislatura.
En su partido no han descartado gobernar en minoría. ¿No va a ser difícil en tiempos de crisis y en un Parlamento tan fragmentado?
De las operaciones aritméticas prefiero hablar después de las elecciones. Es verdad que nosotros al inicio de esta legislatura autonómica abogamos por un Gobierno sólido, que tuviera fortaleza. Por eso propusimos un Gobierno de coalición al PSE, que despreció el ofrecimiento. En las circunstancias socioeconómicas actuales, agravada más la situación, se plantea también la necesidad de un Gobierno que tenga una proyección de futuro, con una estabilidad y con capacidad de gobierno. Pero veremos eso después de los resultados electorales. En cualquier caso, hay temas que van a exigir más allá de una formulación de gobierno, y van a exigir la búsqueda de consensos: la paz y la normalización, la crisis y particularmente la generación de empleo, o la profundización del autogobierno. Todo eso exige grandes consensos, y eso es en lo que nos vamos a esforzar, más allá de la fórmula de gobierno que se alcance.
En esa hipotética búsqueda de un gobierno de coalición, ¿no se descarta a ninguno de los partidos?
No. A priori, no pongo vallas al campo. Tenemos además sobre nuestras espaldas el honor de haber podido pactar con todos. No creo que haya nadie de entre los actuales partidos con quien no hayamos pactado, salvo, con todos los respetos, con UPyD. Pero con los que puedan tener un plus en cuanto a gobernabilidad, el PSE, el PP, y la izquierda abertzale, hemos tenido pactos en unos casos de gobierno, en otros casos parlamentarios, de legislatura... Eso es lo que hace que el PNV tenga amplitud de miras en este sentido y que no piense “no voy a pactar con este de entrada”. Eso no lo vamos a decir nunca.
Volviendo a su designación, ¿cómo le justificó el EBB su apuesta por usted? ¿Qué le dijo en esa reunión en la que le comunicó que iba a ser propuesto a las bases?
Fue un proceso un poco más complejo que solo una reunión en la que se me propusiera. En esa complejidad hubo tiempo para reflexiones, para contraste de opiniones e, incluso, para que yo modificara mis posiciones iniciales y así adoptar una decisión definitiva. El EBB en su conjunto y la comisión delegada hicieron una valoración de cuáles eran las circunstancias actuales que marcan lo que tiene que ser el desarrollo de Euskadi en su proyecto de nación europea, pero también con una salida a la crisis. Por eso se me ofreció la candidatura.
El EBB terminó ratificando su candidatura por unanimidad, pero Egibar apostó públicamente en un primer momento por el lehendakari Ibarretxe. Aun así, ¿se siente a día de hoy respaldado por todo el partido?
Sí, lo viví ayer [el jueves] en la Asamblea Nacional. Sí es verdad que antes de la propuesta del EBB ha habido opiniones e incluso manifestaciones públicas. Lo he dicho en el seno del EBB de manera honesta: quizás el planteamiento de pensar que otras personas podrían ser candidatas estaba basado en que yo debería seguir siendo presidente del EBB, y no por ninguna otra razón, sino porque quizás lo que se había elegido hacía seis meses indicaba que ese tenía que seguir siendo el proyecto del PNV, y que era mejor no tocar. No por riesgo de cara al futuro, sino porque teníamos un hábito de trabajo y una dinámica ya establecida. No me he parado a pensar que otras opciones manifestadas públicamente se refirieran a que un candidato es mejor o peor en clave personal. No ha sido así.
En cuanto a las listas electorales, en Araba hubo una candidatura alternativa, propuesta en teoría por personas afines a Gerenabarrena. ¿Persiste la división en Araba?
Lo entiendo dentro de las reglas de juego y dentro de una vida absolutamente democrática, donde hay tensiones, las ha habido y las habrá, en todas las formaciones sin excepción. Viniendo de la tensión de la elección de un consejo territorial en Araba, era normal que esas tensiones se reprodujeran en el proceso para la elección de los candidatos al Parlamento. Pero ha habido también un gesto por parte de determinadas personas propuestas de retirarse de la lucha en el proceso interno. Todo esto se irá suavizando con el tiempo.
El PNV deberá abrir otro proceso para nombrar otro presidente para el EBB si es investido lehendakari.
Será en ese momento, si llega ese momento, y ojalá que llegue, cuando dimita como presidente del EBB y se abra el proceso.
Ahora que López ha apostado por presentar su proyecto de presupuestos, parece que ha cundido la idea de que va a agotar la legislatura. ¿La comparte?
Está obligado a hacer este ejercicio, y todo Ejecutivo lo tiene que hacer así. No sé si será de escenificación o si será real, pero está obligado por los tiempos de la legislatura a que sea en estos momentos cuando el Gobierno o sus departamentos elaboren las líneas maestras del anteproyecto. Pero hay que pensar que, detrás de lo que es obligado, también se puede esconder una estrategia electoralista: si ahora anuncio que no voy a presentar presupuestos, se da por hecho que va a haber elecciones anticipadas; si se da por hecho que va a haber elecciones, es la imagen de un fracaso; si tengo que pelear en unas elecciones, no me conviene esta imagen.
En el caso de que se negociaran esos presupuestos y de que el PSE rechazara las enmiendas del PNV, ¿votarían que no, aun a riesgo de que López les endosara la responsabilidad de prorrogar las cuentas?
Desde que el PP le retirara su apoyo, el PSE está haciendo el ejercicio de poner en las espaldas de los demás la responsabilidad, cuando la responsabilidad es suya. El PNV ha hecho durante esta legislatura el ejercicio que le correspondía desde la oposición, que es el de presentar enmiendas. ¿Sabe la ciudadanía que habiendo presentado mil enmiendas se nos han aceptado tres? ¿Dónde está la voluntad de alcanzar acuerdos del PSE? Además, ¿tiene lógica que el Gobierno actual presente un proyecto de presupuestos para 2013 sabiendo que la fórmula de gobierno no se va a reeditar, y que será otro diferente quien gestione unos presupuestos aprobados un mes antes de las elecciones? No tiene mucha lógica. En este caso, la responsabilidad es del lehendakari. Disolver el Parlamento Vasco, convocar elecciones y que podamos abordar un nuevo tiempo.
¿Se ha puesto en contacto con su partido para avanzar en los presupuestos?
Que yo conozca, como presidente del EBB, no.
¿En qué estadio se encuentran sus relaciones con Patxi López?
En el mismo estadio de toda la legislatura. Me he mostrado siempre dispuesto a atender la llamada del lehendakari López, a hablar con él, a reunirme con él, bien en privado o de manera pública; y sigo estando en ese mismo estado de relación. Creo que el lehendakari López tampoco ha cambiado de actitud, que me ha llamado, cuando me ha llamado, de Pascuas a Ramos.
¿Hay margen para llegar a acuerdos en este clima preelectoral?
Me preocupa el escenario de crisis económica, política e institucional. Eso para mí está por encima de que estemos ante un escenario de elecciones autonómicas. También he trabajado en la búsqueda de acuerdos en el ámbito de la pacificación y la normalización. Está al margen de un escenario preelectoral. Creo que sí hay ámbito de posible relación si se interpreta que hay temas que exigen un consenso que va más allá del corto espacio de tiempo, como la crisis, la normalización o el autogobierno.
¿Le preocupa cómo verá las cuentas públicas el partido que acceda al Gobierno vasco?
Sí, por supuesto. Creo que desgraciadamente hemos perdido terreno en todos los indicadores económicos, y no sé si ha habido alguna buena noticia en la gestión de este Gobierno en estos tres años. Hace un par de semanas era el Banco de España el que reflejaba los datos del estado de las cuentas, donde hay una gravísima preocupación por la carga financiera que genera la deuda adquirida y comprometida por este Gobierno vasco. Me preocupa, además, porque estos datos han venido a refrendar lo que hemos dicho desde el PNV sobre el incremento de la deuda, pero no solo sobre el incremento, sino a qué ha ido destinada la deuda, y si ha estado destinada a gasto corriente.
¿Ese próximo Gobierno Vasco tendrá que meter la tijera?
Tendrá que saber primero con qué se encuentra después de que el Gobierno del PSE no haya facilitado los datos. En segundo lugar, el próximo Gobierno tendrá que ser absolutamente transparente ante la sociedad vasca, diciendo cuál es la situación. Y, a partir de ahí, tendrá que priorizar y racionalizar. Racionalizar el gasto, y priorizar cómo afronta una situación de deuda con una carga financiera terrible, y también generar economía, para que haya más empleo y para que haya recaudación. Pero eso no lo va a hacer solo el propio Gobierno, sino que tendrá que ser una suma de fuerzas entre Gobierno y otras instituciones, particularmente las diputaciones.
Su partido ha apostado por asumir todas las competencias en materia de IVA. ¿Para no subirlo, al contrario de lo que propone Rajoy?
Abogamos por más autogobierno. ¿Para qué? Para seguir con la máxima de que más autogobierno bien gestionado es más bienestar. La herramienta fundamental ha sido el Concierto, y estamos fijándonos en el IVA. Lo tenemos en análisis, junto con la reforma del sistema tributario, con el Impuesto de Sociedades, o la lucha contra el fraude. Estamos abiertos a la reflexión. Estamos procediendo a esa reflexión. Queremos presentar un modelo que podamos debatir e incluso consensuar si es posible con otras formaciones para consolidar una senda de actuación.
En cuanto a los recortes en sanidad y educación, parece que tendrá que ser el próximo Gobierno el que presente el recurso pero, aun así, el Constitucional puede obligar a aplicarlos mientras no emita un fallo. ¿La insumisión o el pase foral es una opción?
Es una opción, sí. Nosotros fuimos junto con el PSE los que votamos en el Parlamento una proposición no de ley para poder recurrir en función de que invadieran competencias. Hoy el lehendakari está en el camuflaje de esta realidad, y queriendo proyectar que no va a aplicar los recortes porque está en contra de los recortes. No. No va a aplicar los recortes porque quizá invaden competencias, y no porque esté en contra de los recortes, porque el propio Gobierno Vasco está aplicando ajustes en los departamentos que dice que va a defender a capa y espada ante Madrid.