Vitoria. Los alérgicos alaveses al polen de las gramíneas, el que más estragos causa entre la población, se enfrentan a una temporada de intensidad "moderada", similar a la que padecieron durante el pasado 2011. El equilibrio entre las temperaturas, la humedad y el régimen de lluvias que se ha dado hasta el momento en la provincia ha dejado ya en el ambiente niveles "significativos" de polen proveniente de estas plantas, que componen la cuarta familia con mayor riqueza de especies. Los cereales y los pastos son las más comunes. A partir de ahora, según pronostica Juan Díez Melgosa, alergólogo de la clínica La Esperanza de Gasteiz, "esas concentraciones irán aumentando". Las gramíneas seguirán polinizando hasta julio y afectando a los alérgicos, aunque el especialista lanza un mensaje de tranquilidad. "No va a ser un año malo" para los que sufren este polen, avanza.
La consulta del doctor ya ha comenzado a echar humo desde hace unos días. "Estoy abriendo huecos de donde no los hay", admite Melgosa. Desde luego ésta es una buena noticia, por la importancia de que los alérgicos acudan al especialista siempre que comiencen las temporadas críticas con el objetivo de seguir un tratamiento personalizado. "Muchos esperan a estar mal para tomar las pastillas; es como ponerse el casco cuando ves que te va a caer un ladrillo dentro de una obra y no antes de entrar", ejemplifica. También deben hacerlo cuando no están diagnosticados por un médico, pero presentan síntomas típicos como la afectación ocular -picor de ojos, enrojecimiento e inflamación del párpado-, los síntomas nasales -congestión, estornudos y rinorrea constante- o el asma bronquial -tos y dificultad respiratoria-. Melgosa advierte de que numerosos pacientes están "infradiagnosticados e infratratados", lo que impide asignarles el tratamiento más adecuado. Éste se basa, en primer lugar, en la "evitación", insistirles en que no deben salir demasiado de casa en jornadas ventosas y calurosas, que tienen que protegerse los ojos y la nariz en caso contrario o no acercarse al campo. También, en el alivio de los síntomas con antihistamínicos, antiinflamatorios, colirios o broncodilatadores. Y a través de la vacunación, gracias a la que cerca del 80% logra una mejora "significativa". La diferencia entre la automedicación y un tratamiento personalizado es "abismal".
Cada vez son más los pacientes que sufren los rigores de las alergias al polen y las facturas asociadas a ellas. "Hay más casos, con síntomas más intensos, polisensibilizados y, además, el rango de edades va aumentando", certifica Melgosa. Conocer las causas de esta realidad no es, sin embargo, tan sencillo. "En medicina, por lo general, muchas veces sabemos lo que pasa pero no por qué", añade el especialista. Dos teorías fundamentales, "la de la higiene y la del diésel", sustentan este incremento de pacientes, que podría llegar al 50% de la población en el año 2050.
La tesis "más manida" se refiere a esa higiene cada vez más exhaustiva que hace crear al organismo anticuerpos de tipo alérgico. "Al exponernos menos a las infecciones, el sistema inmunológico toma esta otra vía", advierte el doctor. Por otra parte, se encuentra la transición de los vehículos de la gasolina al diésel, cuyas partículas de combustión causan un efecto inflamatorio en las vías respiratorias y además hacen que el polen sea más agresivo. "Se juntan el hambre y las ganas de comer", certifica Melgosa. Paradójicamente, a día de hoy ya hay más alérgicos en las ciudades que en los pueblos, pese a la mayor cercanía a los alérgenos de los segundos, y además "tienen más síntomas". Entre el 12 y el 15% de los alaveses son alérgicos a algún tipo de polen, ya sea al de las gramineas -el más habitual-, los cipreses o los plátanos de sombra, sólo por nombrar unas pocos.
A los alérgicos les favorecería a partir de ahora un final de la primavera e inicio del verano excesivamente secos o lluviosos, una tendencia poco probable porque no se ha observado en las últimas décadas. Cuando llueve, la atmósfera se limpia, lo que constituye un verdadero alivio para los alérgicos, pero si esto se alterna con un calor moderado la floración y las cosechas se alargarán más y, con ellas, la polinización. Con todo, la ubicación interior de Gasteiz la sitúa como un lugar poco propicio para los alérgicos, al contrario que los lugares costeros. Durante la primavera y el verano, debido a la fuerza de la brisa marina, el polen es empujado hacia el interior en jornadas soleadas y ventosas.