ROMA. Durante la mayor parte de este viernes las labores de los buzos quedaron interrumpidas para no poner en peligro sus vidas, aunque a últimas horas del día se retomaron las tareas de inspección en la parte que no se encuentra sumergida, según explicó a medios locales el comandante de la Guardia Costera, Cosimo Nicastro
El profesor Nicola Costagli, encargado de seguir la evolución de la nave, indicó hoy que el barco registró un movimiento constante durante la noche y las primeras horas de la mañana, por los que se intentaba verificar si se trataba de "un deslizamiento sobre la base o un asentamiento interno de la nave".
Asimismo, precisó que la proa se deslizó a mayor velocidad que la popa, alcanzando los 15 milímetros por hora.
Pese a la imposibilidad de que efectivos de salvamento entren en el barco, las tareas de inspección siguen adelante gracias a un robot teledirigido por cable, con capacidad para descender hasta 500 metros de profundidad y enviar a la superficie las imágenes que capta.
Según explicó el responsable de prensa de los bomberos, Luca Cari, este artefacto se está utilizando para verificar los puntos de apoyo de la nave, y se emplea, además, en la búsqueda en el mar de la veintena de personas todavía desaparecidas.
Cari indicó que el robot ya ha inspeccionado dos áreas de la nave, de unos 10.000 metros cuadrados, en la proa y en la popa, al tiempo que detalló que se dispone de otros sistemas de detección, que incluyen mecanismos de tipo acústico que permitirán obtener una idea de la morfología del fondo marino.
La atención se centra ahora en las previsiones meteorológicas, ya que se espera marejada, lo que hace temer por la estabilidad del barco, ya que las corrientes y el oleaje podrían empujar al casco hacia el fondo del mar, al encontrarse a pocos metros de un precipicio de unos setenta metros de profundidad.
Una circunstancia que dificultaría las tareas de extracción de las 2.380 toneladas de combustible que transporta el barco, que de verterse al mar causaría una nueva catástrofe, esta vez de carácter ambiental, pues la isla del Giglio forma parte de un parque natural marino considerado uno de los más importantes ecosistemas del Mediterráneo.
En la reunión del Consejo de Ministros celebrada hoy en Roma, según informaron los medios locales, se decretó el estado de emergencia en la zona del naufragio ante las posibles fugas de combustible y otros materiales contaminantes.
Bruno Leporatti, abogado del capitán del "Costa Concordia", Francesco Schettino, anunció hoy que solicitará la puesta en libertad de su defendido, actualmente bajo arresto domiciliario y acusado de homicidio culposo múltiple, naufragio y abandono de nave.
El abogado negó que el capitán se encontrara bajo los efectos del alcohol o de drogas en el momento de la colisión, a raíz de la cual se abrió una vía de agua que causó un accidente, que ha causado hasta ahora once muertos, ya que una veintena de pasajeros siguen desaparecidos.
Leporatti manifestó que el capitán avisó a la compañía naviera Costa Cruceros, propietaria del barco, inmediatamente después del impacto contra un escollo, aunque no ofreció más detalles sobre el horario o contenido de esta conversación.
Este es uno de los puntos sobre el accidente en el que se basan las pesquisas que está llevando a cabo la fiscalía de Grosseto, ya que tales llamadas no han sido confirmadas por la naviera.
Se espera que la "caja negra" del barco, que fue recuperada tras el naufragio, pueda dar respuesta a este interrogante, puesto que, según los expertos, también graba las conversaciones que se producen en el puente de mando, por lo que se podrán establecer con mayor claridad todas las llamadas telefónicas y el horario en el que se produjeron.
Con todo, sigue la polémica en torno a la actuación de Schettino, quien, según todos los indicios recogidos durante las pesquisas, cometió una "maniobra equivocada" al acercarse a unos 150 metros de la costa de la isla del Giglio la noche del accidente.
Después de la difusión de una conversación tras el impacto entre Schettino y el comandante Gregorio De Falco, de la Capitanía de Puerto de Livorno, de la que se desprende que había abandonado el barco cuando aún quedaban personas a bordo, la polémica se centra ahora en una joven moldava, Domnica Cemortan, vista junto al capitán poco antes de la colisión.
Han sido muchas las conjeturas sobre quién era esa joven y qué hacía en la sala adyacente al puente de mando en los momentos del choque, pero ella misma salió hoy al paso de todas ellas al asegurar al diario "Corriere della Sera" que no es la amante de Schettino.
La joven, cuyo segundo idioma es el ruso, explicó que subió al puente de mando para traducir a ese idioma las instrucciones del capitán tras el impacto, ya que a bordo de la nave viajaban numerosos turistas rusos, y calificó a Schettino de "héroe".