La identidad del único acertante de la combinación ganadora del Euromillones es un misterio. Nadie sabe, hasta el momento, quién es el agraciado con 36,5 millones de euros que cayeron la noche del viernes en Gévora, una pedanía a seis kilómetros de Badajoz con 2.000 habitantes.
Los vecinos no hablan de otra cosa y están convencidos de que, "si es de un habitante del pueblo, lo vamos a saber en poco tiempo; aquí somos muy pocos y, si alguien tiene más dinero del habitual, se nota", afirmó un gevorense.
La vendedora del boleto premiado (1-6-10-31-12), Sonia Romero, que regenta un quiosco de chuches, revistas y periódicos, lleva recibiendo desde que ayer abriese su negocio a las 08.30 horas felicitaciones por parte de los vecinos, que no paran de comentar entre sí quién puede ser el agraciado.
Entre las especulaciones, Sonia Romero comentó que, "por lo que he podido averiguar, puede ser de una familia que vive en Gévora pero desde hace no mucho tiempo", aunque es "solamente una posibilidad".
Sonia y su marido, Francisco Báez, no pudieron dormir durante toda la noche del viernes desde que, pasadas las 23:00 horas, se les comunicara la noticia."A las dos de la mañana me llamó un sobrino, que estaba de 'marcha' en Badajoz, para preguntarme por la noticia, pues lo había visto por Internet", comenta Francisco.
Hasta los camareros del Bar Velos, que se encuentra frente al quiosco de Sonia, reconocen no haber podido dormir. "Me pasé toda la madrugada llamando a mi padre porque sabía que había sellado un boleto pero, al final, no era el nuestro", comentaba uno de ellos.
Y los vecinos siguen especulando. "Puede que sea de una de las peñas que tiene el pueblo, pues suelen jugar mucho", comenta la hermana de Sonia, Juani Romero.
De todas maneras, en este quiosco se sellan muchos boletos a ciudadanos de otras pedanías cercanas.
Lo que está claro es que Sonia y Francisco van a tener unos días movidos y que, aunque el cansancio comenzaba a reflejarse en sus caras, atendían amablemente a todos los vecinos. Había vecinos que incluso hacían sonar el claxon de sus coches y sacaban la mano por la ventanilla, a pesar del mucho frío que hace en Gévora, para saludar a los afortunados dependientes.
"La verdad es que estamos en racha -explica Báez-, pues hace dos fines de semana un vecino consiguió 3.000 euros gracias a la quiniela".