el cairo. Unos meses después de que los cairotas salieran a la calle durante semanas para exigir la salida del depuesto mandario egipcio, Hosni Mubarak, ayer decenas de miles de egipcios volvieron a manifestarse en la céntrica plaza de Tahrir, símbolo de la Revolución del 25 de Enero, para pedir el traspaso del poder a los civiles y protestar contra las prerrogativas que se quiere reservar la junta militar. En un ambiente festivo, hombres y mujeres de todas las edades y numerosas familias con niños abarrotaron la plaza del centro de El Cairo, que se tiñó de rojo, blanco y negro, los colores de la bandera egipcia. Destacó la importante presencia de islamistas, algunos de ellos con barbas largas y galabiyas (túnicas) y ellas con niqab (velo que tapa la cara), que repartían folletos de propaganda de partidos salafistas como Al Nur y pedían la liberación de presos políticos. Aun así, también acudieron jóvenes revolucionarios, con pañuelos palestinos liados al cuello, y ciudadanos no vinculados a grupos políticos. Todos ellos se concentraron ayer en Tahrir en una manifestación convocada por varios grupos como los Hermanos Musulmanes para protestar contra el borrador de principios, propuesto por el viceprimer ministro Ali al Salmi, para elaborar una nueva Constitución que reservaría prerrogativas a la junta militar.
En el plan se incluyen 23 puntos que debería respetar necesariamente la nueva Carta Magna, y los más controvertidos hacen alusión directa al papel de las Fuerzas Armadas y a la autonomía respecto al poder ejecutivo que le será garantizada.
La corrupción militar Para el abogado de Mansura (norte) Ashraf Abdel Razeq, "el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas es una parte del régimen de Mubarak corrupta y que provoca corruptelas, que intenta robar la voluntad del pueblo egipcio".
El jefe de la Junta Militar, mariscal Husein Tantaui, "fue durante 20 años el mariscal de Mubarak. Tenemos que diferenciar el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas del Ejército egipcio porque nadie puede insultar al Ejército egipcio", dijo Razeq, de unos 60 años de edad y vestido con traje de chaqueta.
Junto a una de las tribunas, instaladas en Tahrir con motivo de la protesta, la profesora Somaia Galal, de 45 años, escuchaba atenta a las consignas de los oradores junto a su hija Yasmín, de 17 años. "Hicimos una revolución, Mubarak se marchó, pero su régimen todavía sigue con el Consejo militar. Queremos que los militares traspasen el poder a los civiles", señaló Galal. Pese a sus quejas, Galal, que iba ataviada con un hiyab (velo que cubre el cabello), se mostró optimista sobre el resultado de las próximas elecciones legislativas, que comenzarán el día 28. "La gente de la calle tiene las ideas muy claras, sabe lo que quiere y elegirá a dirigentes que hagan algo por el país", afirmó la profesora, que adelantó que irá a votar, aunque no quiso revelar sus preferencias políticas.
¿Y el traspaso de poder? Al ritmo de espontáneos que tocaban timbales y las palmas, los manifestantes cantaron lemas como "Habla y no tengas miedo, el Consejo (Supremo de las Fuerzas Armadas) tiene que marcharse", "Pan, libertad y justicia social" o "Uno, dos ¿Dónde está el traspaso del poder". También podían apreciarse carteles con mensajes como "Viernes de la Protección de la Democracia: Primero, el rechazo de los principios supraconstitucionales y la necesidad del aislamiento político de los remanentes del régimen de Mubarak" o "Fin del Gobierno militar", señalaban sus autores.
Sujetando una pancarta que pedía una amnistía general para los presos políticos estaba el expresidiario Hasan Abdelradi, con una larga barba y una taqiya (gorro musulmán) blanca. "Estoy aquí por dos motivos: para pedir un traspaso de poder a los civiles y decir 'no' al documento de Ali Selmi y, segundo, para pedir la liberación de 45 políticos encarcelados desde hace 18 años", dijo Abdelradi, que considera que la mejor opción política para Egipto es la islamista.
Todos los manifestantes de la plaza Tahrir consultados expresaron además su preocupación por el grave deterioro de la situación económica tras la revolución, aunque ayer en Tahrir numerosos vendedores ambulantes aprovecharon la jornada de movilización para hacer negocio vendiendo banderas egipcias, comida y refrescos, entre otras mercancías. El próximo 28 de noviembre está previsto que comiencen las elecciones legislativas, que se espera que sean los primeros comicios democráticos de la historia de Egipto, con vistas a formar un Parlamento del que deberá salir una nueva Constitución.