LISBOA. El documento difundido por el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT), con sede en Lisboa, señala a la crisis económica como una de las razones que explican el retroceso en el consumo de esta sustancia.

"El coste financiero que conlleva el uso habitual de cocaína puede resultar disuasorio y contribuir a reducir el consumo en países donde la austeridad está a la orden del día", destaca el estudio, que menciona a España entre los principales consumidores de esa sustancia.

Aunque con cautela, los autores del informe admiten que los últimos datos disponibles "plantean la posibilidad de que esta droga haya alcanzado ya su cota máxima".

Entre los motivos, citan también la "erosión" de la imagen que la sociedad tiene de la cocaína, vinculada tradicionalmente "a un estilo de vida propio de gente acaudalada, y a la moda", debido al conocimiento "cada vez mayor" de los problemas que genera su uso.

Aún así, la cocaína sigue siendo la segunda droga más consumida de la UE, sólo por detrás del cannabis, y se estima que la han probado en alguna ocasión 14,5 millones de europeos (equivalente al 4,3 % de la población entre 15 y 64 años) y que, de ellos, cuatro millones han recurrido a ella en el último año.

El documento precisa que el consumo de esta sustancia se concentra "en un pequeño número de países con un elevado índice de prevalencia", entre los cuáles se sitúa España.

El informe se hace eco de encuestas recientes que indican "un cierto descenso de consumo en los países con las cifras más elevadas", aunque precisa que los datos no son tan evidentes en otros puntos del continente.

Destaca, asimismo, que tanto la pureza como el precio medio de la cocaína ha disminuido, y su coste al por menor varió entre 50 y 80 euros por gramo en 2009, año al que corresponden la mayor parte de las cifras recogidas en el estudio.

Los autores del informe, que analiza el consumo de estupefacientes en todo el continente, apuntan a una relativa estabilidad en el consumo de drogas mientras aparecen nuevas amenazas.

Entre ellas está la popularización, cada vez más rápida, de sustancias recién llegadas al mercado -sobre todo sintéticas- y una marcada tendencia hacia la toxicomanía múltiple.

"La combinación de drogas ilegales con alcohol, y en ocasiones con medicamentos y sustancias no reguladas, se ha convertido en la pauta dominante del consumo de drogas en Europa", advierte el estudio.

Los cálculos recogidos por el OEDT apuntan a que en torno a 78 millones de europeos de entre 15 y 64 años ha consumido cannabis al menos una vez en su vida (prácticamente, uno de cada cinco), de los cuáles 22,5 millones lo han hecho durante el último año.

Pese a ser la droga más común en el continente, el informe recuerda que algunas encuestas recientes reflejan una disminución de su presencia entre la población más joven, de 15 a 24 años.

"Las caídas en el consumo de tabaco puede estar ejerciendo alguna influencia en las tendencias del cannabis en Europa, donde estas dos sustancias se suelen usar juntas", resalta.

Las estadísticas sobre anfetaminas indican que en torno a 12,5 millones de ciudadanos en todo el continente las han probado y que 2 millones lo hicieron en el último año, cifras muy similares a las del éxtasis.

Respecto a la heroína, las estimaciones de la UE son menos precisas por afectar a un número sensiblemente más reducido de personas, aunque considera que su consumo "continúa estrechamente vinculado a problemas sociales y de salud pública en Europa", entre ellos el sida.

El estudio subraya que se ha producido un desabastecimiento de heroína en determinadas partes de Europa, condicionado por "la caída en el cultivo de opio en Afganistán -mayor productor del mundo- en 2009".