Kabul. Un comando de ocho talibanes puso ayer en jaque a Kabul con un ataque contra varios puntos de la capital afgana, como la Embajada de EEUU y la sede la OTAN, que causó quince muertos y que se prolongó hasta bien entrada la noche cuando fueron abatidos los dos últimos insurgentes. El ataque se inició hacia el mediodía, desde un céntrico edificio en construcción que los talibanes utilizaron para atacar con cohetes y disparos embajadas y otros edificios oficiales situados en la proximidades. Murieron siete personas, entre ellas tres civiles y cuatro policías -además de los asaltantes- y 17 resultaron heridas por el fuego de los ocho integristas, según informó el jefe de la brigada de investigación criminal de Kabul, Mohammad Zahir.
La Policía afgana mató, sucesivamente, a los cuatro talibanes que se hallaban en este inmueble y a cuatro insurgentes que se unieron al ataque en otros lugares de Kabul y que murieron cuando intentaban activar sus cargas explosivas.
Los talibanes reconocieron la autoría del atentado. "Nuestros comandantes atacaron varios edificios del gobierno, diplomáticos, de inteligencia y edificios de la embajada estadounidense en Kabul", dijo el portavoz rebelde Zabiubillah Mujahid por teléfono. "Usan diferentes tipos de armas, incluidos chalecos suicidas, pistolas y un nuevo arma llamada '82' que se dispara como un lanzagranadas a propulsión", explicó. Según la policía, entre los objetivos de los insurgentes se hallaban también el Parlamento y el cuartel general de la Policía.
Soldados de la OTAN En los combates también participaron efectivos de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), misión de la OTAN en Afganistán, según un portavoz de ese contingente. Los dos edificios atacados están en las inmediaciones de la Embajada española en Kabul, situada en el distrito de Sherpur, donde está la mayoría de legaciones extranjeras.
Los agentes de seguridad y los funcionarios que trabajan en la misión diplomática española no sufrieron ningún tipo de daño, según señalaron fuentes del Ministerio español de Asuntos Exteriores. Hasta que se normalizó la situación, el personal permaneció en las dependencias de la embajada, cuyo edificio tampoco sufrió daños materiales.
La acción coordinada de los insurgentes paralizó durante horas Kabul, cuyos ciudadanos pudieron oír claramente explosiones y tiroteos en diversos puntos de la capital.
Se esperaba el 11-s Muchos kabulíes pasaron la tarde pendientes de los medios de comunicación en una ciudad que esperaba desde hace días un ataque por el décimo aniversario de los atentados del 11-S en EEUU, que desencadenaron la invasión de Afganistán.
El presidente afgano, Hamid Karzai, condenó en un comunicado la acción de los talibanes y la achacó a su intento de sabotear el proceso de transición de la seguridad del país a las autoridades afganas. "Estos ataques no pueden detener el proceso y no solo no disminuyen sino que aumentan la determinación de nuestro pueblo de asumir la responsabilidad en los asuntos de su propio país", afirmó Karzai.
Los ataques de estilo fedayín, perpetrados por comandos que luchan hasta morir, son cada vez más frecuentes en Afganistán y forman parte de la estrategia de los talibanes de lanzar asaltos de gran impacto mediático y de atacar a altos cargos oficiales.
Los talibanes han perpetrado numerosos ataques en Kabul y otras regiones de Afganistán en las últimas semanas. Hace tres semanas un comando suicida atacó el local del British Council en la capital afgana y mató a nueve personas, entre ellas dos extranjeros. A finales de junio, extremistas atacaron también un hotel de lujo de la ciudad y mataron a 11 personas. Las fuerzas de seguridad necesitaron varias horas para hacerse con el control de la situación.
En la provincia de Parwan, al norte de Kabul, más de 20 personas murieron a mediados de agosto después de que un comando suicida asaltara la oficina del gobernador. Y a finales de julio los talibanes atacaron varios edificios gubernamentales y mataron a más de 20 personas en Tarin Kowt, en la provincia de Uruzgán, sur del país. Poco después murió en un atentado Ahmad Wali Karzai, presidente del consejo provincial de Kandahar y hermano del presidente afgano, Hamid Karzai.
En julio comenzó la retirada Las tropas extranjeras comenzaron el pasado julio a retirarse del país y a transferir gradualmente la competencia de la seguridad a las fuerzas afganas, en un proceso que debe concluir según los plazos previstos en 2014. No obstante, el conflicto se ha recrudecido y la insurgencia parece encontrarse en un momento de fortaleza cuando se afronta una fase decisiva para el futuro político del país y para las negociaciones entre gobierno y talibanes claves para la paz.
Mientras se producía el ataque en Kabul, al menos 21 insurgentes morían durante un enfrentamiento con las fuerzas afganas e internacionales en la provincia de Badakhshan, en el norte de Afganistán.
El portavoz del gobernador provincial, Abdul Maroof Rasikh, citado por la agencia local AIP, explicó que el choque comenzó en el distrito de Kisham. Según Maroof Rasikh, en la operación fueron detenidos nueve talibanes, entre los que se hallaban dos de sus comandantes, Maulvi Ibadullah y Maulvi Sher Haider.