MADRID. Mientras la estación de Metro de Cuatro Vientos permanece cerrada, la de la Aviación Española es un hormigueo de personas que se dirigen al aeródromo, refrescados en parte por cubos y jarras de agua que los vecinos de la zona les arrojan desde ventanas y balcones.
Entretanto, algunos particulares intentan aprovechar las circunstancias vendiendo a los que pasan agua y refrescos que llevan en carritos.
Ya en la explanada de Cuatro Vientos, parte de los peregrinos tratan de protegerse del sol a la sombra de las carpas de alimentación o de las capillas, o con tiendas de campaña propias.
Los bomberos, a su vez, tratan también de aliviar los efectos de las altas temperaturas con mangueras de agua que lanzan desde lo alto de camiones, que son "perseguidos" por los jóvenes.
Efe ha podido comprobar cómo algunos peregrinos atendían a otros afectados por el calor, tratando de refrescarlos.
Hileras enormes de personas pueden verse en los grifos de agua potable y también en los cuartos de baño.
Algunos peregrinos se han quejando de que los lugares que tenían asignados previamente ya estaban ocupados por otros.
La monja Mónica Alonso, agustina del monasterio de la Conversión de Becerril (Palencia), ha explicado a Efe que su grupo ha tenido que buscarse un sitio diferente del que le corresponde, pues el suyo estaba lleno.
Ha asegurado que esta cuestión estuvo mejor organizada en la JMJ de Colonia (Alemania), donde ella estuvo, y le da la impresión de que hay peregrinos que no se instalan donde les corresponde, sino que procuran ponerse lo más cerca posible del escenario.
La malagueña Isabel Navarro ha lamentado la distribución de las pantallas para poder seguir los actos, pues hay algunas gigantes cerca del escenario, pero no en las partes más alejadas.
Entretanto, la megafonía ha anunciado la pérdida de un niño, jóvenes católicos explican al resto su experiencia cristiana y un animador y un grupo musical intenta hacer más llevadera la espera hasta que comience la oración y adoración del Santísimo, que dirigirá el papa.