Londres. Cientos de personas se manifestaron ayer en el barrio londinense de Tottenham al cumplirse una semana del inicio de los disturbios que han sacudido varias ciudades inglesas y cuando la calma ha vuelto a las calles tras días de incendios y saqueos indiscriminados. Los manifestantes pedían justicia por la muerte del joven negro Mark Duggan, asesinado por el disparo de un policía, un hecho que encendió la mecha de la violencia el pasado sábado y que ha acabado con el arresto de 1.600 personas. Los vecinos de Tottenham se quejaron, asimismo, de su situación económica y social, además del sistema político. "Dad a nuestros hijos un futuro", "los verdaderos saqueadores son los bancos" o "culpa a los tories, no a nuestros hijos" eran algunas de las pancartas que se pudieron ver ayer por esta zona de Londres. Tras la manifestación, tuvo lugar una asamblea, en la que los participantes expusieron sus quejas y dejaron claro que la violencia no es la forma de lograr las cosas.
Mientras, los juzgados londinenses de Westminster continuaban con la ingente labor de procesar en un tiempo récord a los cientos de detenidos. Entre los que se presentaron ayer ante la justicia estaba el sospechoso de un robo que ha dado la vuelta al mundo por ser grabado por las cámaras de televisión. El vídeo mostraba cómo un joven se acercaba a un estudiante malasio que tenía la mandíbula rota y aprovechaba su confusión para abrirle la mochila y robarle. Además de actos de gran crueldad como este, estos días han desfilado también por los juzgados de Westminster varios jóvenes y adolescentes que, al parecer, aprovecharon el caos para robar en alguna tienda. Uno de los casos más llamativos es el de un menor de 15 años de Birmingham detenido por sustraer 13 paquetes de chicles y 21 chocolatinas.
'Super' asesor En sintonía con la manifestación que recorrió las calles de Tottenham, el veterano policía estadounidense Bill Bratton aseguró ayer que practicar arrestos no es suficiente para atajar la violencia. "El arresto es ciertamente apropiado para los más violentos, los incorregibles, pero mucho de ello puede ser resuelto de otra forma; no es solo una cuestión policial, en realidad es un problema social, de la sociedad en su conjunto", subrayó el exjefe de policía de Nueva York y Los Angeles, después de conocerse que viajará el próximo mes a Londres para debatir con el primer ministro, David Cameron, sobre la violencia de la última semana y aportar su experiencia.
Bratton señaló, además, que la policía británica tiene que centrarse en calmar las tensiones raciales, trabajando más con los líderes comunitarios y grupos de derechos civiles. Además, recomendó el empleo de más agentes de policía pertenecientes a minorías étnicas. "Parte del problema a largo plazo será cómo hacer una policía más atractiva para una población cambiante", señaló.
Bratton, conocido como el superpolicía, es considerado el artífice de las mejoras en la seguridad pública registrada en Nueva York en los años 90, cuando impuso una política de "cero tolerancia" muy criticada por grupos de derechos humanos tras el aumento de las denuncias de abuso policial. Además, el exjefe de policía estadounidense tiene experiencias en el manejo de bandas juveniles en Los Angeles. En estas ciudades estadounidenses, los arrestos aumentaron un 25% y la criminalidad descendió a la mitad tras su gestión. Su estrategia fue aumentar la presencia policial en las calles y combatir el crimen barrio a barrio. En Los Angeles, castigada por los saqueos y disturbios raciales de 1992, fichó a agentes afroamericanos e hispanos.
Cameron explicó la contratación de Bratton achacando la violencia de la última semana a las bandas callejeras. Sin embargo, la ayuda no ha sido bien recibida por los sindicatos de policía, que defendieron su trabajo y señalaron que las fuerzas de seguridad británicas están en situación de hacer frente a la crisis. La Association of Chief Police Officers criticó la intervención de Bratton al considerar que la policía local entiende mejor la situación que vive su país y es totalmente adecuada para asesorar a Cameron. "¿Por qué no nos pregunta el primer ministro a nosotros?", se preguntaban, agudizando así la crisis surgida tras las críticas a la operación policial. Otro motivo de enfrentamiento es la intención del premier británico de realizar recortes, algo que volvió a cuestionar ayer la representación de intereses de la policía londinense, la Metropolitan Police Federation. "No es compatible que Cameron quiera actuar con mano dura contra los posibles violentos y al mismo tiempo recorte el presupuesto de la policía", señaló John Tully.
En el enfrentamiento, las encuestas parecen dar, de momento, la razón a la policía: según el diario The Guardian, menos de un tercio de los encuestados cree que David Cameron actuó correctamente, frente al 45% que considera que fue adecuada la respuesta del jefe en funciones de la policía de Londres, Tim Godwin. Más del 61%, además, aseguró seguir confiando en la policía. Por su parte, el ministro de Finanzas británico, George Osborne, dio la razón en su análisis a Bratton, al admitir que los disturbios reflejan profundos problemas sociales. Osborne explicó que algunas comunidades han sido excluidas de la vida económica del país e ignoradas por demasiado tiempo. DPA/EFE/Dna