vitoria. Los niños con sobrepeso han dejado de tener un problema de imagen y autoestima para darse de bruces con un auténtico trastorno de salud que puede marcarles para el resto de sus vidas. Para evitarlo, un grupo de investigación formado por científicos del grupo Nutrición y Obesidad de la UPV ha puesto en marcha, en coordinación con la sección de Endocrinología Pediátrica del Hospital Txagorritxu y con el apoyo del Observatorio Nutricional del Ayuntamiento de Vitoria, un programa entre los meses de marzo y julio encaminado a combatir la obesidad infantil. La iniciativa, alejada por completo de dietas, medicamentos y del resto de calvarios tradicionalmente asociados a estos métodos, ha logrado resultados satisfactorios en el 90% de los niños que participaron en la misma.

El programa, denominado Niños en Movimiento, es obra de dietistas y psicólogos. Su éxito obedece a que es "un plan integral de educación", tal y como explica Bittor Rodríguez, docente del área de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de la UPV. De los 40 niños de entre 8 y 12 años con exceso de peso que han participado, junto a sus padres o tutores legales, en la iniciativa dentro de Txagorritxu, el 90% redujo su índice de masa corporal y la tasa de grasa en su organismo. "Ello motivó un descenso generalizado en la escala que mide el grado de exceso de peso, dando casi todos los niños un salto hacia la salud. Muchos obesos pasaron a tener sobrepeso, lo que significa un grado menos en el exceso de peso, y muchos de los que tenían sobrepeso pasaron a tener un índice de masa corporal correspondiente a un niño sano", destaca Rodríguez.

Según aclaran sus responsables, el punto diferencial entre este y el resto de los programas que tratan de frenar la obesidad infantil es que el pilar central de la educación empleada es la emocionalidad, tanto de los menores como de su familia. A la par que los responsables forman y proponen herramientas, se ofrece una estabilidad y un refuerzo emocional. "Es lógico que un niño agobiado por los comentarios de los compañeros esté emocionalmente bloqueado y no tenga fuerza o motivación para afrontar los cambios necesarios", señala el docente de la UPV.

Habitualmente, tampoco los padres están preparados para los asumir los cambios y guiar a sus hijos "porque no es fácil y hace falta formación". De hecho, es necesario llevar a cabo ejercicios de autoestima, socialización, catarsis, desahogo emocional y de cohesión grupal antes de alcanzar el punto de partida deseado. "Entienden lo que ocurre -aclara- y son conscientes de que son fuertes y capaces. "Soy una estrella", "soy simpática" o "soy fuerte" son las frases que preceden a la explicación de lo que han aprendido, cambiado o propuesto los participantes en el programa".

La mayoría de los niños que inicialmente estaban en una franja de sobrepeso moderado concluyeron la experiencia con un peso normal. Otros aspectos que, desde el punto de vista sanitario, vinculan el exceso de peso al riesgo cardiovascular, como el perímetro de la cintura o la tensión arterial, también se redujeron significativamente.

La clave de la mejoría se encuentra en los datos relativos a los cambios de hábitos que promueve el programa. Antes de someterse a los talleres, sólo cuatro de cada diez menores reconocían que su dieta era adecuada. Al término del mismo, nueve de cada diez indicaban que su dieta era de alta calidad y que consumían significativamente más fruta, verdura y pescado. El trabajo educativo realizado en torno a la alimentación se acompaña de una cultura del ejercicio. Los niños que dedican más de una hora de actividad física son el doble que antes de arrancar la iniciativa y los que invierten menos de media hora se han reducido a la mitad. La media de tiempo empleado en hacer ejercicio era, antes del programa, de 60 minutos y de 80 minutos a su conclusión.

términos desgastados La obesidad, los malos hábitos alimentarios y el sedentarismo son, en opinión del responsable de Farmacia de la UPV, términos "desgastados" por el uso y que, lejos de preocupar a la ciudadanía, son en la actualidad asumidos como una característica de las sociedades desarrolladas. "Los estudios repiten desde hace años que debemos corregir el rumbo, pero la falta de ación está consiguiendo que el tema aburra. Sabemos que debemos comer mejor y hacer más ejercicio. Omitamos cifras y gráficos sobre obesidad porque son muchos los que, acertadamente, pensarán que lo que la gente necesita no es repetir tanto la cantinela sino herramientas para poder afrontar, implantar y consolidar el tan proclamado cambio de hábitos", precisa Bittor Rodríguez. Con este ánimo en mente, la idea consiste ahora en trasladar a otros territorios este programa gratuito para el colectivo infantil.