madrid. Iglesias, Anguita, Llamazares y ahora Cayo Lara se repartieron los éxitos y fracasos de IU en sus 25 años de andadura, un camino que emprendieron una decena de partidos para contraatacar la entrada de España en la OTAN.

Muchas desavenencias, y muy desde el principio, han marcado este cuarto de siglo de Izquierda Unida que se cumple el 27 de abril, hasta el punto de que su primer coordinador general, Gerardo Iglesias sólo lo fue durante unos meses.

Julio Anguita, bajo cuyo liderazgo (1989-1999) IU alcanzó su máximo electoral guarda un recuerdo muy amargo de la "traición" de algunos dirigentes de la corriente comunista de Nueva Izquierda, que acabó marchándose al PSOE. Pero disfrutó, y "muchísimo", de una de las etapas más gloriosas de IU, aunque con él empezó el declive. Dimitió después de que en las municipales, autonómicas y europeas de 1999, perdiera 39 diputados autonómicos y cinco eurodiputados.

Orgulloso de haber contribuido a una iniciativa que surgió como alternativa a la "derechización" de los socialistas y "sin dependencias de nadie", Anguita mantiene su carné del PCE y de IU, aunque sin entusiasmo. Ve que el futuro de IU pasa por seguir el proyecto de izquierdas y por no admitir servidumbres sindicales ni hacia el PSOE.

Gaspar Llamazares recogió el testigo cuando IU tenía ocho diputados, pero ahora está sólo en el hemiciclo. A él también le queda una sensación "agridulce" de su paso por la dirección de IU en tanto que la "confrontación interna" y las divisiones se lo pusieron difícil. Y son los propios demonios "familiares" de la formación, como reconoce, así como un sistema electoral "inmisericorde", lo que lastra el proyecto de IU, según lo ve Llamazares. Frente a esa "dificultad" para convivir con la pluralidad interna, Llamazares defiende una coalición abierta y "no monolítica".

De sus años al frente de la coalición, uno de sus recuerdos más preciados es la movilización contra la guerra de Irak que promovió IU y que conectó "con los inicios fundacionales" de esta fuerza política.

Ahora los mandos los tiene Cayo Lara desde hace algo más de dos años, los mismos que llevan "sin reñir" a nivel federal, presume.

Se ha superado la etapa de Izquierda Hundida, como era conocida hace tres años, según cuenta, y se está saliendo adelante. Un mérito que atribuye a la dirección actual, que es la que, en su opinión, contribuye "a la paz y a la alternativa permanente". El reto de IU es frenar el neoliberalismo, denuncia Lara, por lo que piensa que la sociedad necesita "a esta izquierda alternativa".